teach me { bajifuyu }

10

La clase había terminado. Ambos se sentaron en las gradas para calzarse.

-¿Necesita que le lleve? Hoy puedo hacerlo yo mismo.

-No es necesario, vine en coche pero gracias.

-Lo acompaño, yo también he traído el coche.

Baji se puso de pie y se quitó la parte de arriba del traje dejando a la vista su torso desnudo. Chifuyu apartó la vista rápidamente con la cara más caliente que un plato de sopa recién hecho. Baji lo notó.

-No se asuste de mí, no tengo nada que usted no tenga- dijo riéndose.

-Ah... ya, es solo que me pilló desprevenido, y... no quería incomodar...

-Pues yo creo que el esta incomodo es usted. ¿Nunca se ha cambiado delante de otros hombres? -preguntó mientras subía la cremallera de una sudadera azul oscuro que se había puesto sin poner nada debajo.

-Claro que sí, solía ir al gimnasio y a la piscina pero no sé... supongo que me entro vergüenza -respondió el rubio rascándose la nariz.

-Después de haberse pasado una hora tirandome al suelo ya no debería de sentir vergüenza.

Baji hablaba con Chifuyu con total tranquilidad. Como si se conociera de toda la vida, salvo que algunas veces se referían de usted. 

El sensei lo acompaño en el ascensor, donde volvió a sacar el libro y a leerlo. Chifuyu aprovecho para echarle miradas furtivas. Era demasiado guapo cómo para dejar de mirarlo.

Al pasar por la recepción Mikey paró a Baji para darle unos papeles y recodarles la hora de unas reuniones.

-Me tengo que ir.

-¡Baji! Esta es una reunión importante y tienes que tenerlo rellenos para el viernes. No te vayas a olvidar.

-Que si que si. -se giro hacia Chifuyu - Vámonos.

Los dos se pusieron en camino al coche del joven rubio.

-Parece que es un hombre ocupado, Baji san.

-No, solo que él se preocupa demasiado.

Cinco minutos fue lo que tardaron el llegar a ver el coche del rubio.

-Ese es mi coche, muchas gracias por acompañarme.

-No es nada, tiene un coche bonito, yo tenia uno parecido hasta que mis socios me regalaron uno nuevo.

-Tienes buenos socios.

-A mi me gustaba mi antiguo coche, pero ellos no lo soportaba, les daba veguneza venir conmigo a los sitos.

-Vaya...

-Bueno, nos vemos la semana que viene.

-Si, a la misma hora.

Chifuyu entró en su coche y cuando se giró a ver si el otro seguía allí, el hombre se dio la vuelta y se fue. Su coche estaba algo más cerca que el maestro.

Cuando llegó a su casa volvió a darse una ducha. El poder tocar a Baji, sentir su cuerpo cerca, que le rodeara con sus brazos, que tocase sus manos y que al final de todo se quedase semidesnudo delante de él con total tranquilidad. Su cuerpo era mucho mejor de lo que se había imaginando. 

Después de cenar y meterse en cama los pensamientos continuaron. Baji ocupaba su mente la cien por cien.

Su cerebro y mente cayeron en su sueño mientras en ellos seguía Baji.

Pasó un jueves tranquilo y llego el viernes. Chifuyu leía el periódico en su mesa de clase mientras llegaban sus alumnos. Cuando se disponía a pesar las paginas vio una mirada picara en su alumna.

-¿Que pasa Luna?

-Nada -dijo sonriendo.

-¿Por que me miras así?

-Por nada -respondió de la misma forma.

-Dime que quieres.

-Nada, nada.

-No creo que sea ¨nada¨. Dímelo.

-Me ha dicho un pajarito que...

-Que...

-Te habías apuntado a mis clases.

-Si, bueno...

-¿Cuando podrás venir con nosotros? 

-No lo sé.

-Baji sensei dijo que eras bueno.

-Es que soy fuerte.

-Es un poco tarde para que te pongas a hacer artes marciales, los jóvenes avanzamos rápido.

-Nunca es tarde para aprender algo nuevo -Chifuyu no apartaba la vista del periodo mientras hablaba con ella.

-Ya pero tu estas viejo, en vez de ponerte a hacer eso deberías de buscar una novia.

-Si estoy metido en esto es por tu culpa.

-Si pero para reírme de ti.

-Pues te ha salido el tiro por la culata.

-¡No es justo! Tiene al sensei todo para ti solito, así cualquiera avanza.

-Solo voy un día por semana.

-Un día eh...

-¿No te lo dijo tu sensei?

-El sensei no dice nada, solo que no es de nuestra incumbencia.

-Pues lleva toda la razón.

-No es justo, insistí para que te apuntaras y ahora te has hecho amigo del sensei.

-Siéntate ya.

Luna volvió a su asiento y el profesor guardó su periódico y escondió una sonrisa.

¨amigo¨