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los brazos de yeonjun envolvieron a beomgyu en un cálido, confuso y extraño abrazo, que hizo latir su corazoncito tan jodidamente fuerte que temía que el mayor se diese cuenta del desastre que era por dentro.
nadie dijo nada, beomgyu se dejó abrazar mientras las lágrimas empezaban a caer por sus mejillitas y tenía el rostro escondido contra el pecho del más alto.
se había roto una vez que el extasis y adrenalina de aquella pelea desapareció, sintiendose mal. no era sorpresa que ni siquiera se sentía mal por junkyu ─o quizás si, tan sólo un poquito─ en realidad su corazón se sentía incómodo por si mismo y la decepción por sus acciones que hasta el mismo yeonjun mostró.
hizo un completo espectáculo frente a todo el mundo y eso solo consiguió que un sentimiento de terror creciera en su pecho, porque nadie lo iba a dejar pasar, como lo que había sucedido meses antes, y lo molestarían aún más, junkyu se podría más intenso y... y... y...
los mimos que el más alto comenzó a dar en el cabello de beomgyu lo hicieron volver a la realidad, notando que estaba empuñando la ropa del contrario con demasiada fuerza, así que con vergüenza relajó sus manitas casi al instante.
no podía explicar la nostalgia que lo invadía estando en los brazos de yeonjun. la manera en que dejó de hablarle lo lastimó y tenía un montón de sentimientos mezclados al ser recibido con un abrazo luego de cuatro meses.
en aquellos cuatro largos meses, sinceramente, yeonjun también había extrañado a su ex novio. una parte de él se sentía bastante mal por beomgyu, porque incluso sí su atención ya no estaba en aquel chico de cabello castaño, no había ni una persona del instituto que no supiera de lo que le sucedía, de cómo todo el mundo se metía con él y en especial, de todas las cosas que junkyu decía del que fue su mejor amigo.
y aunque, erróneamente, se mantuvo como un testigo silencioso todo ese tiempo, ver a beomgyu sangrando mientras miraba a kim con tanta ira y lo ahorcaba le abrió los ojos. todo eso se había salido de control y no se perdonaría dejarlo pasar esta vez.
él sabía que tipo de persona era beomgyu, al diablo si le mintió y lo engañó, simplemente era imposible que lo tierna y dulce personalidad que siempre tuvo fuese fingida igual. fue por ello que verlo de esa manera le afectó tanto, porque ese no era beomgyu.
claro que no justificaba lo que le hizo en el pasado, pero al menos, intentaba comprenderlo y servir como apoyo aunque fuese unos minutos, porque siendo el objetivo de todos los murmuros en el pasillo escolar, sabía que el menor probablemente no tenía muchas personas en quien confiar.
beomgyu estaba feliz, una sonrisa aparecía e irrumpía entre las gotitas de agua que salían de sus ojos, producto de aquel sentimiento de tristeza que jamás le abandonaba, intensificado porque no creyó que estaría en los brazos de yeonjun una vez más.
se sentía patético por la forma en la que su corazón latía, porque se estaba ilusionado con, literalmente, nada. tenía muy claro que una vez que su llanto se calmara y ambos cruzaran esa puerta de salida, volverían a ser extraños.
se apegó más a yeonjun, en un intento desesperado de grabarse la sensación de su calor corporal y el olor de su perfume, ese que increíblemente había olvidado.
no quería olvidarse de nada, porque aquellos recuerdos eran lo único que lo acompañaba en esos momentos en los que se sentía tristemente solito.
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