En multimedia Liam Connor.
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Soy Aline Smith, tengo 17 años, soy de piel canela, ojos marrones, pelo negro corto, pestañas largas, tengo cuerpo con curvas solo que eso lo escondo usando ropas holgada.
Soy de nacionalidad Dominicana, pero estoy viviendo en California, gracias al trabajo de mi hermana mayor. Tengo una familia encantadora la cual amo muchísimo, especialmente mi madre, la que siempre está apoyándome en mis peores momentos, mi padre falleció hace 2 años, tengo 2 hermanas las cuales adoro con mi vida, Britney de 10 años y Tania de 22.
Voy a mi último año de secundaria y justamente ahora estoy preparándome para ir al colegio, sí ya sé, un fastidio porque odio levantarme temprano pero tengo que hacer sentir mi familia orgullosa de mí, así es que tengo que dar lo mejor de mí.
Entro al baño a hacer mis necesidades, me cepillo los dientes, me doy un baño de agua tibia y luego de varios minutos salgo envuelta en una toalla, busco mi uniforme que consiste en una falda azul marino por encima de mis rodillas, medias blancas largas, una camisa blanca, una corbata con cuadros del mismo color de mi falda y mis convers negros.
Bajo a desayunar ya que son las 7:15 AM y mi horario de clases empieza a las 8:00 AM.
-Buenos días mamá ¿Cómo amaneciste?_ pregunté mientras me sentaba en la silla del comedor.
-Buenos días hija, amanecí bien y veo que tú también, ya que te levantaste temprano y con buen ánimo por lo que veo.
- No... Bueno puede ser que sí, hay que empezar el día con buenas vibras para atraer las cosas buenas.
-Ya veo, bueno siéntate a desayunar antes de que se te haga tarde para llegar al colegio, Aline.
Le hago caso a mamá me siento y ella me prepara un vaso con yogurt, tostada, un plato de frutas y un vaso de zumo de naranja.
Termino de desayunar agarro mis cosas y me voy caminando al colegio que queda a pocas cuadras de mi casa, cuando voy llegando al colegio veo un grupo de chicas que me están mirando y yo me empiezo a incomodar ya que estoy acostumbrada a pasar desapercibida, me miro el uniforme a ver si es que tengo la camisa sucia o algo así, pero no, todo está perfecto me acerco a la entrada donde están las chicas y en ese mismo momento alguien me atraviesa el pie por el cual caigo al suelo y me raspo las rodillas, me levanto con los ojos llorosos pero me digo mentalmente que no puedo llorar, no delante de tantas personas.
-Ya veo que tenemos una nueva en el colegio--- Dice una de las chicas que causaron mi caída
-Si, ho... hola---- tartamudeo
-Oye estúpida, aquí nadie está tratando de socializar contigo, sólo mírate, no eres de nuestra clase social, eres muy poco para estar en nuestro colegio, de seguro es una nerd de esas becadas--- dice otra de las chicas supongo que esa es la líder de todas ellas
-No... bueno no es que yo quiera socializar con ustedes, solo que como ustedes me acaban de hacer caer al suelo supongo que deben de pedirme disculpas---- intento sonar lo más segura posible
- jajaja oye quién habla de pedir disculpas, solo mírate niñata, nadie te pediría disculpas a ti, no eres la gran cosa--- dice y se van.
Y así comienza mi día con el pie izquierdo.
Entro al colegio, busco mi aula y veo que me toca en la 16 sección A. Ubico un lugar para sentarme y me siento en el último asiento, las primeras clases transcurren normales, tocan el timbre para el descanso de 15 minutos, voy al comedor busco mi desayuno voy caminando hasta sentarme en una mesa a la derecha del salón del comedor, estoy sola cuando de repente alguien choca conmigo, supongo que a propósito, levanto mi vista y ahí están las mismas chicas que me topé en la mañana me miran como si yo fuera una presa fácil a la cuál van a atacar bajo mi vista un poco intimidada cuando de repente siento un líquido frío chorrear por mi cabeza, me han echado un jugo encima, y eso no es lo peor, lo peor es que en medio de todas las personas del colegio, las encaro.
-Pe... Pero porqué me haces eso si yo no te he hecho nada?- pregunto tartamudeando, nerviosa.
-Porque te lo mereces, no perteneces a nuestro colegio solo mírate, a leguas se nota que eres una pobretona que no hace más que estorbar aquí- responde ella.
Se me resbalan varias lágrimas por lo que decido irme de allí y no seguir haciendo el ridículo, admito que no vengo de una familia adinerada pero nuestra clase social no define quiénes somos.