Corazón Roto.

10 1 0
                                    

Corazón Roto: Prólogo:

5 meses.

" Amigo. Él no querría verte así. De está manera.". - Nash, tenía razón. O al menos eso es lo que he querido creer los últimos 3 meses.

Aunque ¿Cómo podría estar tan segura? Cuándo él ya no estaba con nosotros, cuando su olor había desaparecido en pocos días y cuando el miedo de olvidar por completo su voz, me acosaba con cada mañana transcurrida.

¿Cómo podría ella entender éste dolor? Cuando ella le ha estado yendo tan bien en su vida y a mi, me han quitado lo más precioso de la mía.

Era injusto y hasta egoísta pensar así, pero cuando todo se había arrebatado de las manos ¿Quién no se sentiría así?

" Te aprecio Nashetania. Pero no te metas en mi vida.". - Mis respuestas cada vez eran más agresivas, pero no podía más.

No quería que nadie perturbará lo poco que me quedaba de mi amado Adlet y de mis adorados hijos.

No quería que nadie manchará y manipulará las palabras que jamás había dicho mi amado, quién ya no estaba en este mundo con nosotros.

" Hijo, sé fuerte.". - Me había dicho mi madre preocupada, el día que todo sucedió.

" Mamá... Dime que no es cierto.". - Había llorado como un niño, rogando desesperado a mi madre que me dijera que todo había sido un mal sueño, un mal entendido.

Que cuando llegará a casa, podría ver a mi ángel con una radiante sonrisa, sentado en la sala, esperando con ansias a que el día del nacimiento de nuestros hijos finalmente llegará a nuestras vidas.

Pero simplemente eso no iba a suceder.

" Tienes que ser fuerte, mi vida.". - Me había dicho con lágrimas en sus ojos, mientras me sostenía fuertemente por los hombros.

  - Hijo. Te esperamos en el comedor. La cena está lista. - Asiento sin interés, mientras mi madre me sonríe con calma desde el marco de la alcoba

  - No tengo hambre, gracias mamá. - Veo como en su rostro se llenaba de dolor.

Pero simplemente baja la cabeza, antes de retirarse.

  - Lo siento mamá... - Murmuró, apoyando ambas manos con cansancio. Mis ojos escocian y mi alma se partía aún más.

Mi habitación estaba en la oscuridad. Había regresado con mis papás, quiénes me había aceptado con gusto con mis pequeños Deán y Heather.

Mis amados angelitos.

" Necesitas comer. Es importante que no te mal pases. Mis nietos te necesitan fuerte y sano.". - Asentí. Había pasado una semana, y todo estaba siendo demasiado duro, pero intentaba sobrellevarlo como fuera.

Tenía que cuidar lo que tanto protegió en vida Adlet, lo que más odiaban ahora mis suegros.

" Vamos. Verás que algún día los señores Mayer los verán con amor.". - Quise creerme aquello, pero era obvio que eso jamás sucedería.

Ese día me gritaron hasta lo que no debía ser recordado. Estaban enojados y heridos, su hijo había fallecido por querer ser padre pero ellos tampoco eran quiénes para juzgar a nadie.

Estuvo a punto de morir una vez y sólo podía odiarlos.

" No lo creo. Ellos piensan que fue lo peor. Y yo, no sé si fue lo mejor apoyarlo con la idea de ser padre, tampoco.". - Todo era demasiado confuso.

" Jamás te arrepientas de eso. Los hijos son un regalo de Dios.". - Derrame una lágrima con tristeza.

Tenía tanto miedo. Tenía tanto miedo de que todo lo que había hecho hasta esos momentos fuera lo correcto, que pudiera cuidar tan bien a mis propios hijos y todo fuera feliz algún día.

" Lo sé, solo que ya no puedo mamá. Tengo tanto miedo."

Las cosas eran complicadas.

Ambos niños habían nacidos débiles. Necesitaban mucha atención y el dinero se estaba acabando. Deán estaba más débil que Heather, ambos padecían de los riñones y tenían un soplo en el corazón.

" Los vas a lograr. Creo en ti.  ¿No han despertado?". - Negué. Llevaban un par de horas durmiendo.

" No. Llevan un tiempo durmiendo...". - Murmuré con algo de nerviosismo, mientras limpiaba mis lágrimas con el dorso de la manga de la pijama.

" Tranquilo iré a verlos. ". - Cubrí mi rostro, mientras mi mamá iba a la cuna de ambos bebés con calma, antes de gritar con miedo.

El doctor había dicho que no habían soportado. Estaban muy débiles y era un milagro que hubieran sobrevivido al rededor de 3 meses como lo habían hecho.

Eran unos guerreros.

  - Ven a casa a cenar con nosotros. Derek quiere hablar contigo sobre el negocio de joyería que tenían planeado y mi princesa quiere ver de nuevo a su tío.

Sonrió. Nashetania se niega a separarse de mi. Me visita 2 veces al día preocupada por mi.

  - No lo sé. No tengo cabeza para nada.

  - Lo entiendo. Sólo ven a cenar. No te queremos molestar para nada, únicamente queremos ver a nuestro amigo.

Era curioso cómo antes no me prestaba atención y ahora, soy su prioridad.

¿Quién es Goldof? Solía decir cada vez que estaba cerca o quizás más, cuando no lo estaba y me mencionaban en una conversación.

  - Yo te aviso. - Murmuró sin ganas. Estaba cansando.

Ella únicamente me sonrió, antes de tomar su bolso e irse de mi recámara, pocas eran las veces que salía de ella. Ya había perdido mi trabajo pero necesitaba tiempo, para pensar en lo que haría.

Ya había adelgazado algunas tallas y mi musculatura se estaba yendo, pero eso no me importaba en lo más mínimo.

  - Descansa. - Suspiró con el corazón cansado y agotado de sentir.

Mis días han sido llenados de un dolor profundo, que no dejaba de crecer conforme los días avanzan y el frío cubría el lado opuesto de mi cama.

Todo el mundo quería sacarme de este dolor y triste.

No sentía que nadie me entendiera y eso era lo más insoportable.

" ¿Crees que ella te puede amar? He visto que ni siquiera recuerda tu nombre?". - Asiento emocionado. Mientras escribo algunas cosas en mi cuaderno.

Adlet únicamente me mira preocupado. Se encuentra al otro de la mesa, ambos estábamos en la biblioteca de la escuela, escapando de una clase que no recordaba.

" Amigo. Ella tiene novio.". - Abrí fuertemente los ojos.

" ¿Perdona?.". - Lo miró confundido, mientras dejó caer mi lápiz.

" Comenzó a salir con un muchacho hace 1 semana. Ella está demasiado feliz, perdona."

Desde ese momento era complicado creer que algo más que amistad, pudiera suceder entre nosotros pero fue una sorpresa que no esperaba.

  - Me iré a dormir. Si ocupas algo estaré en la recámara con tu papá. - Asentí sin mirar directamente a mi mamá, quién se alejo sin más de mí habitación.

Buenas tardes. Mi nombre es Pandora Resendiz.

Hoy en AY&Y Noticias. Joven de 24 años es encontrado colgado en su habitación, se presume que sufría de una fuerte depresión y problemas de autoestima.

La policía no ha dado demasiados detalles.

Fin.

Y así, después de años de sufrir con ésta historia, hemos llegado a su final, chicos.

Nos veremos la siguiente ocasión, besos.

La Llama y el Gato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora