Una flama débil.

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Una flama débil.


" Adlet. Tienes que acompañarme. No puedes dejar ir sola, a tu mejor amiga. "

Había deseado tanto haberle dicho que no.

- 12:09 de la noche... - Masculló con aburrimiento el pelirrojo. Mientras guardaba su celular en un bolsillo de su pantalón y veía todo a su alrededor con el rostro fruncido.

La música estaba en todo su apogeo.

Varias bocinas puestas en la sala de estar, inundaban con fuerza, a toda la casa, con música que estaba de moda.

Música que para él, era sólo basura inservible.

- Dios. Nashetania... ¿Dónde demonios te has metido? . - Se preguntó el joven de piel pálida, mientras que nervioso, comenzaba a jugar con un mechón de su cabello, intentado en vano calmar la ansiedad que crecía en su pecho.

Lo cuál estaba siendo imposible, pues llevaba más de dos horas sentando en la misma e incómoda silla, mientras la fiesta seguía su flujo normal.

Muchos a lo largo de esas fastidiosas 2 horas, habían intentado comenzar una banal conversación con él, para que se animará a unirse a la fiesta junto a ellos.

Pero siempre con una falsa sonrisa o una inquietante seriedad, los mandaba al diablo tranquilamente y aguardaba a que su rubia amiga, apareciera y así pudiera irse a casa.

Y no. Su estrés emocional, no era por que fuera un ser ' antisocial ' y odiara a la humanidad misma.

Amaba las fiestas. Las consideraba un elixir para poder sobrellevar la rutina de la vida, un poco más.

Pero esa fiesta no le interesaba. Y se daba la cierta libertad de ser grosero, con todo el mundo, pues no conocía a nadie y le interesaba más auto reprocharse así mismo, ir a un lugar a sabiendas de que su pseudo mejor amiga iba a desaparecer enseguida y no la iba a ver hasta las 3 de la mañana.

- Vamos, Nashetania. Te juró por mi cabello, que me iré si no apareces de una buena vez. - Susurró, viendo de nueva cuenta, como las personas iban y venían, tratando de mantener el equilibrio que el alcohol les permitía.

- ¡Augusto! ¡Qué asco! ¡Has vomitado encima mío! . - Una chica de cabellera naranja exclamó furiosa, mientras un apenado chico moreno, trataba en vano de limpiar su fatídico error.

- ¡Perdona! ¡No ha sido a propósito! . - El pelirrojo cerró los ojos, cuando el sonido de una bofetada se escuchó aún sobre la música y algunos murmullos de otras personas.

" Dios. Eso debió doler. " Pensó, mientras veía a la furiosa chica irse, seguida de cerca del apenado chico, quién sostenía su cara con vergüenza.

- ¿A sucedido algo interesante en mi ausencia? . - Susurró con cierta gracia en su voz, una joven de cabellera rubia claro.

Era obvio que ella había visto como la de cabellera naranja, daba un buen y certero golpe.

Daba gracias a cualquier Dios, no ser ese tal Augusto.

- Nada que no hayas visto ya, Loei. - La juguetona sonrisa que traía consigo la rubia, se borró cuando oyó como su mejor amigo decía su apellido en lugar de su nombre y sonreía de una forma gris, como cada vez que estaba molesto con ella.

- ¿Estas molesto? . - El pelirrojo negó simplemente, mientras jugaba con un mechón se su cabello.

En resumen, la había comenzando a ignorar.

La Llama y el Gato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora