Flor de la Juventud.

36 3 1
                                    

Flor de la Juventud.


" Jamás te vamos a dejar solo, hombre. Siempre vas a contar con nosotros. Eso, al menos que vivamos a kilómetros de distancia y solo si dejamos de hablar por un largo plazo, vamos a pensar un poco sobre nuestra relación. " La rubia posó una de sus manos debajo de su mentón y lo miró seria. " Aunque yo optaría por no hablarte, si te haces un corte horrendo y me da pena hablarte en público. " El pelirrojo la miró con sorpresa.

Conocía la impropia que podía ser su mejor amiga, pero con el lento paso del tiempo, le solía tomar por sorpresa la calma con la que solía decir las cosas, siempre.

" ¡Oye! ¡No me pegues! " Le gritó a Flemy, quién se mantenía con una expresión seria.

" Nashetania. Cállate. Adlet ya esta suficientemente nervioso, como para que tu salgas con tus estupideces de mujer frívola. " La menor frunció el ceño y miró fijamente al de cabellera añil, quién le sonreía de lado confiado.

" No seas grosero, Hans. " Le regaño, posando su dedo índice, sobre la ropa del poeta.

" Lo hermoso de la juventud, es que, la misma nos permite ver todo como una posibilidad realmente alta, cuando no siempre lo es. " Mordió ligeramente su labio inferior y miró atentamente, como ambos comenzaban a discutir como usualmente hacían.

" La juventud nos da esas amplias posibilidades, que la realidad nos va quitando con el paso del tiempo. "

" Se los agradezco, pero..." Intentó negarse el pelirrojo, más una mano posada sobre su hombro, lo detuvo.

" Si vas a decir que es muy arriesgado, usar métodos ilegales para que uno de nuestros amigos pase la materia y así pueda graduarse junto a sus amigos, te puedes ahorrar tus palabras, porqué aún así lo haremos. " La voz seria de Rolonia, lo calló.

¿Desde cuando era tan seria y madura, aquella chica que amaba a rabiar los animales vacunos?

" Aunque terminará oliendo a drama, en punto de la historia. " Se añadió Nashetania. " Y eso me excita. "

[...]

Quizás el apoyo incondicional que sus amigos le brindaban, era debido a la ignorancia juvenil de lo que era la vida real o quizás no, quizás era fidedigna...

Sinceramente no lo sabía, pero no era como le interesara el motivo en si, del mismo.

Lo único que quería de todo ese caos, era que que todo saliera bien y que nadie tuviera serios problemas, por querer ayudarlo.

Estaban tentando mucho a la suerte, al traficar relaciones laborales y apoyos de maestros que tenían con ellos algún parentesco, como para que algo bueno saliera completamente limpio.

  - Señor Mayer. ¿Está oyendo lo que les estoy diciendo? . - Parpadeó un par de veces, totalmente desconcertado, mientras volteaba rápidamente a la dirección en dónde provenía la voz y miraba como una mujer, de una cabellera rubia clara, lo veía fijamente con el ceño fruncido.

  - Si. Maestra Florencia. - Tartamudeo un poco, nervioso por tener los ojos del grupo sobre él.

  - Señor Mayer. Le pido de favor que presté atención a la clase. Su situación en está escuela es delicada y no puede darse el lujo de menospreciar las últimas oportunidades que se le esta dando. - La mujer de cabellera rubia y grande ojos azules, poso ambas manos sobre su crecido vientre de 6 meses.

La Llama y el Gato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora