Oscuridad, sin Luz.

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Oscuridad, sin Luz.


" Entonces. La princesa. Vestida con un hermoso vestido de gala, color carmín y con una hermosa corona envuelta en rubíes, bajó las escaleras... " Sonrió emocionado, cuando su madre lo miró de soslayo. Con esos hermosos ojos de color dorado, que tanto amaba ver de día y de noche.

" Con una grata emoción naciendo en lo más profundo de su pecho, corrió y corrió. Hasta que sus piernas se sintieron ligeras como una pluma y su corazón explotó de emoción. Cuando al fin pudo llegar a la barranca, en donde con una sonrisa pura y su corazón en mano, la esperaba el amor de su vida. " Finalizó su historia, cuando cerró el grueso libro que tenía en sus manos y miró con cariño al pequeño niño, de cabellera roja y ojos dorados, como los suyos.

" ¿Te ha gustado el cuento de hoy, mi vida? " Preguntó la mujer de cabellos dorados, antes de levantarse de su asiento en la mecedora y poner el pesado libro en una cajonera cercana.

" Mamá. ¿Qué es el amor? " Preguntó con curiosidad el pequeño niño de 3 años, recién cumplidos, mientras abrazaba entre sus cortos brazos a un muñeco de felpa en forma de lobo gris.

" Es la sensación y emoción, más bella de todo el mundo... " Contestó con voz dulce. Agachándose un poco, para poder acariciar los cabellos de su hijo.

" Mami. " Los ojos del menor. Brillaron con intensidad. " ¿Algún día, tendré el amor de mi vida? " La mujer tranquila, sonrió cálidamente y asintió un par de veces, antes de que la luz se fuera de la habitación.

" ¡Es increíble! " Su respiración se entre cortó. " Claro. Te dices llamar su madre y no te diste cuenta que no ha comido bien las últimas semanas. " Tragó saliva, lentamente.

Su cuerpo temblaba a la par, que sus ojos ardían cada vez más, a cada gota salada, que bajaba por el relieve de su cara.

" Claro. Échame toda la culpa a mí. Qué para eso tienes talento ¿No? " Un fuerte relámpago, proveniente de fuera de su casa, iluminó con furia una habitación completamente diferente a la que había estado momentos antes con su madre.

" ¡Por supuesto! ¡Todo esto es tu culpa! " Abrió ampliamente los ojos, cuando miró la figura de un hombre, arrojar una florero al suelo y hacer trizas, lo que alguien se había esforzado en hacer anteriormente.

" ¿Mi culpa? Si no fuera porqué eres un maldito cerdo y te acuestas con todo el mundo, tu hijo no estaría así. " Pisadas sobre los cristales fue lo último que pudo oír, antes de que la habitación se cubriera de nuevo por la oscuridad perpetua.

" Y tú. Una demente que no sabe cuidar a su familia... " La cabeza le dolía como si le hubieran dado un fuerte golpe y su cuerpo se sentía tan pesado, como una roca.

" Tú. Pequeño pedazo de mierda. " Un fuerte golpe logro exaltarlo. " No vas a venir a decirme como debo actuar a un lado de mi propio hijo. " Su cuerpo no reaccionaba, aún cuando él quería hacerlo con todas sus fuerzas.

" ¡Basta! ¡Lo éstas ahogando! " La voz de su madre, sonaba temerosa.

Eso no hacia más que ponerlo aún más nervioso.

" Cállate. Tú eres una mala mujer y no tienes derecho de hablar. " Un golpe aún más fuerte que el anterior resonó por la habitación, haciendo que su mamá junto a otra mujer que no pudo reconocer, gritarán al unísono.

" ¡Adlet! " Su pecho le dolía mucho y su cuerpo se sentía liviano. " ¡Qué alguien llamé a una enfermera...! " Oyó poco a poco, más lejos la voz de su madre.

La Llama y el Gato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora