La Llama y el Gato.

Creaciones

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Actualidad.

" Aves bellas. Aves encantadoras. Aves que con sus hermosos cantos y con libertad inconmensurable. Seducen el cielo como la tierra. Y hacen que la envidia crezca en los corazones de cada uno de los seres que miran su vuelo. Lejos de ellos y lejos del veneno que representa la envidia. "

  - Estúpida porquería. - Mascullo entre dientes, mientras oía con molestia como el timbre del horno sonaba y lo distraía de la leve ensoñación que estaba teniendo a las 2 de la mañana.

Ensoñación que quizás estaba experimentando por la falta de sueño y descanso de al menos 6 días antes. O por la ansiedad que movía su cuerpo durante noches enteras en dónde su mente no se podía conectar con el mundo de los sueños, que otros mortales si podían disfrutar con sanidad.

Lo peor de todo, es que muchas veces, despierto o en un estado medio muerto o medio vivo, solía soñar con los días de escuela y como su vida cambió del primer intento al segundo, dónde ya no tenía plenamente el apoyo de sus amigos.

Y cómo olvidar el inmundo poema que Florencia su maestra de artes, le hizo aprenderse perfectamente para poder pasar la materia con una calificación más que decente y poder hacerlo participar en una boba demostración de poesía en medio de toda el colegio.

  - Estúpida perra. - Murmuró, abriendo la caliente puerta del horno, para ver como estaba su proyecto que solía supervisar durante las noches de vela que padecía.

Los días eran cortos. Los momentos hermosos de la vida, eran efímeros pero los sentimientos que iban en contra de todo, a marcar la vida de uno mismo, eran eternos.

Y eso quizás lo estaba matando de a poco. O quizás la ansiedad de que por fin llegaría el final de un malo e insano capítulo de su vida.

  - ¿Crees que es buena idea estar cocinando a mitad de la madrugada?. - El menor únicamente atinó a sonreír sutilmente, mientras sacaba lentamente del horno un pan de vainilla, humeando como un poema.

Está vez bueno y no como el intento fallido de Flor su docente poco favorita.

A esas alturas amaba el añejo docente de ruso a esta.

  - Shetra. Aunque tu no lo creas. Es una buena forma de relajarse ante situaciones que te generen ansiedad o nervios. - Sonrió con tranquilidad, mientras dejaba ese pan a lado de una tarta de queso y dos pasteles de tres leches de tres pisos decorados a detalle.

Shetra únicamente sonrío tranquila, mientras subía el  interruptor de la luz y veía como había un desastre en la cocina, por cocinar a la oscuridad, y que era muy probable que le tocaría limpiar al día siguiente a ella.

  - ¡No hagas eso, Shetra! ¡Estaba preparándome para hacer lasaña para el desayuno y la luz no me ayuda mucho!. - Padecía migrañas severas los últimos días y odiaba a más no poder la luz.

Era curioso que ya estuviera acostumbrando a mover sus platillos a la luz de la luna.

En contraposición la pelirroja mayor únicamente rió por la idea y simplemente se dispuso a despeinar un poco más el cabello del menor, con tranquilidad.

  - Hermanito cálmate. - Respiró hondo. Su mente dolía demasiado con la luz artificial sobre su cabeza.

  - Está bien que estés nervioso. Todos lo estamos cuando llega este momento, pero mañana te gradúas finalmente y debes de descansar en lugar de hacer postres que no sabemos que consecuencias tengan en el cuerpo de un ser humano sano.