Prefacio

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Prefacio

—Prefiero morir antes de caer en las manos de los americanos

Dijo dándole una calada más a su tabaco. Por mi parte, lo miré por unos segundos y luego volví a ver el mar en frente de nosotros.

—¿Tan horribles son las cárceles gringas?

Pregunté mirándolo después de unos segundos botar el humo. Su mirada puesta en el horizonte sin darme algún tipo de respuesta me hizo olvidarme de esperar escuchar alguna.

—Es una cárcel normal —Pausó ganando toda mi atención—, más fría y por lo que narcos como yo tenemos miedo de que nos agarren —Me miró con simpleza—. La soledad —Volvió a mirar al horizonte donde ya estaba saliendo el sol—. Imagínate siendo extraditado. Te están llevando a la avioneta y dos gringos ahí mirándote como: "this motherfucker send the cocaína to the United States of America" —Él me miro con una sonrisa y yo sonrió por el tono en que lo decía—. Te montarán en la avioneta y te llevarán a una cárcel de los Estados Unidos —Su sonrisa desvaneció y ahora en vez de parecer un chiste, pareció tener miedo—. Una vez allá, no respetarán tus derechos, un criminal para ellos es la mierda más pura que puede existir. Te aíslan de todos, no ves a nadie, solo paredes del mismo color todos los días hasta que te vuelvas loco o mueras —No dijo más nada, solo dio una última calada a su tabaco botándolo en el mar después de unos segundos. Volvió a botar el humo y se levanta—. Jamas dejes que te lleven a una cárcel gringa, Matt. No será como estas, no tendrás ninguna de las comodidades que te haría tener aquí. —Me levanté viendo un barco que venía a lo lejos—. Allá serás un miserable preso más —Me miró y apreté mi mandíbula estando algo tenso. Él me sonríe y pone su mano en mi hombro—. Bien, recuérdame cuales son las reglas que te puse para estar aquí —Respiré profundamente mirándolo.

—No viste, no escuchaste... ni tampoco hablarás nada. —Él asentía con cada parte que decía y dándome unos pequeños golpes en el hombro con la palma de su mano dijo:

—Bien, hora de los negocios. —Dijo abrazándome de un solo brazo y empezamos a caminar bajando las escaleras del yate.




PRESENTE.

Manos agarrándome los brazos me hicieron entrar en razón. Uno de ellos que estaba atrás de mi me empuja y los otros dos que me agarran de los brazos evitaron que me cayera. Un flash me hizo cerrar los ojos quedando aturdido unos segundos. Volví a abrir los ojos y muchos flash me hicieron encandilar mis ojos. Estaban bastantes reporteros tratando de tomar las mejores fotos para sus encabezados. "La caída de un grande", imaginé. Estábamos afuera del aeropuerto. Estaba lleno de policías.

El miedo en mi incrementó y traté de forcejear con los que me sujetaban, pero era inútil. Eran más fuertes que yo, sin contar que eran tres de ellos. Mierda.

Entramos al aeropuerto después de unos segundos de forcejear. Mi respiración poco a poco se convertía en un desastre. No pude mantenerme calmado, las personas de alrededor quedaron viendo la escena. Presenciaron a un narcotraficante más siendo extraditado a los Estados Unidos, forcejeé una vez más ahogando un grito y gruñendo tratando que me soltaran y escapar corriendo de este lugar.

—¡Suéltenme!

Salió de mi desesperación por alejarme de la avioneta que me esperaba fuera en la pista de aterrizaje. Una hilera de personas importantes del país haciendo un camino para que pasara y a lo último, Dos personas uniformadas con sus rostros tapados con pasamontañas y en grande en el torso de su uniforme "DEA". Mi desesperación fue más notable. Gruñidos junto a forcejeos de mi parte se hicieron presentes.

Ver la avioneta detrás de ellos me hizo entrar en pánico.

Una vez allá, no respetarán tus derechos...

Al estar cerca de ellos una persona que yo conocía, quien estaba atado a varios asesinatos que organicé y  que también organizó Carles, me estaba entregando a los Estados Unidos.

No puedes confiar en los gobernantes, Matt...

Paulo Medina. Lo miré impresionado. Él estrechó su mano con los gringos entregándome a ellos, los cuales me agarraron de los brazos y empezaron a llevarme subiendo las escaleras miré hacia atrás de hombros y el maldito estaba mirándome. Quería romperle los dientes, pero ¿de que serviría?. Mi vida había acabado cuando me siente en esta avioneta que me llevará a una cárcel americana.

Me resigné y no forcejeé más. Entre a la avioneta con la mirada baja, derrotado, sin ánimos. Me sentaron y uno de ellos cerro la puerta y se sentaron junto a mi.

—Let's go —Mencionó uno de ellos y el pilotó arrancó. Sentí la humedad en mis ojos, la presión en mi pecho. En cuanto tomó vuelo miré por la ventana como por cada segundo me alejaba de lo que jamás volvería a ver, las calles, los edificios, mi hija. Mi pequeña crecerá sin papá. Baje mi mirada pensando en sus cumpleaños, sus quince, su graduación.

Todo termino. Aquí es mi final, pensé en tirarme de la avioneta, pero no me daría tiempo de abrir la puerta, teniendo a dos a mi lado. Es inútil.

—Are you afraid? Mathew —Lo miré confundido, no por mencionar mi nombre. En los noticieros y la policía muestran los nombres reales, pero "¿tienes miedo?" ¿Se está burlando? Volví a bajar mi mirada ignorándolo.

Lo siento.. Pero no seré capaz de verte otra vez, mi niña...



Nota: Espero que esta historia sea de su gusto, aceptaré cualquier comentario pero sin ofenderme o ofender a los demás. Si les apetece votar y dejar su comentario sabré que les esta gustando y traeré más de esta historia que les advierto, no será color de rosas..

Contenido:

Droga
Sexo
Lenguaje ofensivo
Lenguaje explícito
Torturas
Asesinatos
Romance
Romance oscuro
Narcotráfico y más.

¿Que les pareció el prólogo?

Entre Lineas y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora