Mi cabello aún estaba mojado, las gotas de agua caían en mis hombros y en el suelo.
El sonido de la bala y un grito hizo que reaccionara, abrí mis ojos y le había dado a la cosa esa, ahora estaba en el suelo y aún se movía.
El miedo volvió a tomarme y con eso empeze a dejar balas sobre la criatura
—¡Abraham!— dijo Nelson tratando de acercarse a mi, pero yo no lo escuché
No sentía mi cuerpo, y realmente no pensaba mucho, mi objetivo ahora era esa cosa y no dejaría que se fuera sin hacerle daño.
Sentí unas manos sobre mis hombros que siguieron hasta mi mano, la cual sostenía el arma.
Fruncí el ceño y ví a Terri.—es suficiente—dijo en voz baja para que solo yo escuchará.
TERRI SMITH
Ver a Abraham de esa forma, hallo varias emociones en mi, su forma de reaccionar me sorprendió y su dolor lo contagio conmigo.
Realmente no lo entendería por completo, el vio a alguien que amaba sin vida, y yo tenía a mis amigos y familias seguros «Eso aún está en proceso» me corregí a mi misma.
Le quite el arma.
— Es suficiente— trate de decir de una forma autoritaria, pero salió más sutil de lo que desee.
Su ceño estaba fruncido, por un momento miró a su alrededor, y sus ojos cayeron en el «marciano» que aún estaba en el suelo.
—Yo...— Trato de justificarse, pero no lo deje.
— Tranquilo— mi voz era baja— No tienes por qué explicarme.
Sus ojos estaban enrojecidos, el asintió levemente y Nelson llegó a su lado, empezaron a hablar y yo me fijé en la entrada del baño.
Sin dudar, revise si en el revolver quedaría alguna bala, y solo encontré una.
Apreté mi mandíbula con fuerza y camine en dónde se encontraba el «alien», mi corazón empezó a latir más rápido con cada paso que daba, si esa cosa estaba aún viva seria muy peligroso para todos los que estuviéramos aquí, y yo debería protegerlos con una sola bala.
Empecé a dudar de mi juicio cuando solo me faltaban dos pasos para estar a su lado, «¿Y si le disparó ya?»
—Solo para verificar—susurré para mí.
Llegué junto a ella y con mi pie trate de mover su cuerpo baboso, ví que poco a poco ese color azul marino iba cambiando a un celeste, pequeños hilos debajo de esa piel empezaban a verse y solo pude deducir que estaba muriendo.
Me acerque un poco más y dejé el arma a un lado, al tocar la piel de esta cosa mis manos resbalaron y en mi rostro se cruzó una mueca de asco.
Me volví acerca y mis dedos se encajaron en su piel, con fuerza la moví, para ver cómo era su "rostro".
Revise lo que yo creía que era su cuello, y sus dientes sobresalían de ese lugar, eran de un color amarillento, largos y estos estaban limpios de algún tipo líquido, dí un vistazo a lo que parecía su cara y en este no habían ojos, solo una nariz deforme.