Capitulo dieciséis: machiavelli

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TERRI SMITH.

El señor frente a nosostros tenía su mirada clavada en el suelo.

Miguel arrastró una silla con el, hasta posicionarse a un metro del desconocido.

— Ahora si...— su tono era burlón — empecemos... ¿Cómo te llamas ? Y ¿Cómo sobreviviste a esas cosas por tanto tiempo?

El desconocido alzó su mirada para mirar directamente a Miguel y yo me tome el tiempo para detallarlo.

Su cabello y barba estaban repletos de canas con algunos mechones oscuros, sus ojos eran almendrados de color azul profundo, y su nariz era perfilada, tenía una contextura gruesa parecida a la de Will pero este señor era más bajo, y un poco más delgado, se veía descuidado, por su barba y cabello largo, se veía sucio, sin embargo, traía en si un porte elegante y desafiante.

— niño ya les había dicho como me llamaba— tomo el mismo tono que Miguel — pero ustedes andaban un poco alterados.

— Solo responde las preguntas, no es tan difícil anciano.

Hice una mueca antes las palabras de Miguel, pero no dije nada.

— Me llamo Juan, y sobreviví huyendo de esas cosas de la misma manera que ustedes...

Miguel se hecho un poco para adelante.

— ¿Me crees idiota- — fue interrumpido por el señor.

— no te creo — su tono cambio a uno serio — Eres más que un idiota, un mocoso tratando de ser rudo ¿Que crees? Que porque me ahogaron y me encierren aquí van a evitar que no sea una amenaza para su pequeña utopía, deben cambiar sus tácticas.

Abraham se había marchado hace un rato a dormir, mientras que Victor vigilaba en la entrada de nuestro refugio, y Will, Miguel y yo nos quedamos aqui para interrogar al señor.

Will que hasta ahora se había mantenido al margen, camino hasta al lado de Miguel y hablo.

— No queremos que crea que estamos aquí para obligarlo a darnos algún tipo de información — «¿Ah no?» — estamos aquí porque cada persona que entre, tiene que ayudar de alguna forma, así la ayuda sea mínima... Eso nos atribuye un orden para que no nos vayamos al carajo junto a esas cosas — señaló hacia afuera — quiero que todos aquí sobrevivan incluyendo lo a usted... Por algo lo buscamos, lo menos que usted puede hacer por voluntad propia es explicarnos algunas cosas.

El tono de Will no era frío, era autoritario y de alguna forma sutil, pero en su gran discurso pude presenciar una pizca de manipulación.

El hombre sonrió y hablo.

— esa actitud me gusta más.

Desde donde estaba podía ver la espalda de Will, la nuca de Miguel, y entre ellos un poco más lejos el anciano, con una sonrisa. Su mirada se poso en mi.

— ¿Que con la chica callada? — me tense — ¿Puedo hablar con ella ?

— No— Will respondió por mi de una manera hostil — es irrelevante.

Alcé una ceja ante la elección de palabras que uso, pero me quede callada.

— No soltaré nada entonces, ustedes son demasiados agresivos, la chica se ve más tranquila— el hombre posó su mirada sobre todos con desinterés.

— Bien — Miguel accedió y se levantó de la silla.

— No — Will volvió a repetir — ya dije que era irrelevante— giró su rostro para verme— Terri sal de aquí...- — antes de que terminara ya me encontraba caminando hacia ellos.

Negué con la cabeza y lo mire directamente a los ojos, Will no se veía molesto, ni tranquilo, pero si tenso, el quería que le obedezca, pero yo quería quedarme acá con el claro objetivo de ayudar en algo.

— Salgan de aquí los dos — mi voz había salido llena de seguridad y autoridad, Miguel obedeció sin chispear, mientras Will me mirada de manera retadora— No quiero volver a repetirlo — el torció un poco el gesto y con la misma se fue en silencio.

— vale — el señor reía — la señorita tiene poder aquí ¿No? — alzó una de sus espesas cejas.

Inale una bocanada de aire, tenía que mantenerme tranquila. No conocía del todo a los dos chicos que estaban conmigo, pero sabía que la más volátil era yo, y este señor parecía estar dos pasos adelante de mi.

— Juan — comencé sentandome en la silla — sea sincero, ¿Por qué hablar conmigo en vez de - — me cortó.

— El chico de cabello largo es un imbécil, que ve todo como un juego y no tolero a las personas así, tenía ese aire de creerse superior a los demás y eso solo me repugna — hablaba de Miguel y su linda personalidad — y el otro chico, si, se veía más tranquilo, pero se que en ese no puedo confiar — hablo un poco más bajo — y tú ... Bueno, no hablaste casi durante el trascurso de la ciudad hasta acá, y que me defendieras y los demás estuvieran tranquilos mientras me axficiaban me llevo a una conclusión bastante obvia.

Mi silencio se extendió por todo el lugar dándole la señal para seguir hablando.

— Acabas de llegar hace poco así como yo. La diferencia, tú estás por encima de algunas personas aquí. Y yo estoy siendo interrogado como si fuera una amenaza a este patético lugar.

— como dijo El chico de hace un momento — encontré mi voz — usted no es una amenaza, solo queremos ayudarlo y que usted nos ayude.

— Y yo te acabo de decir; que ese chico no es de fiar. Además ¿Que te hace pensar que no soy una amenaza niña?

— Usted no tiene nada — alcé mi mentón para no demostrarle ninguna debilidad, pero sentía que el tenía toda la situación bajo control.

— Veo que eres un poco ingenua — se recostó sobre la silla — Niña ...— alargó la palabra — Estuve solo por más de dos semanas allá afuera, con esas cosas pisandome los talones y ¿adivina qué? Ahora sigo vivo sin ningún problema.

— Gracias nosotros. ¿O se le olvida el detalle de que lo acabamos de recastar? — no podía ser tan hostil, puesto que estaba revelando un poco de información, lo mire atenta.

— Los mate. La mayoría de esas cosas, en su forma original, en su forma humana, mate en gran numero y me asegure que dejarán su último aliento — pase saliva, esas cosas eran ...— son casi indestructibles, tienen una fuerza y resistencia que jamás había visto y sin embargo, pudo contra ellos— tomo una pausa — si. Ustedes me rescataron, pero fui yo quien se valió solo por tantos días sin recursos.

— ¿Y como se yo que me estás diciendo la verdad? — si, sabía bien que esas cosas eran bastante resistentes, y por más que el dijera como había acabado con ellas, no tenía ninguna prueba.

— De beesten, no son invencibles, como todo ser vivo, tienen una debilidad.

Fruncí mi ceño en confusión.

— ¿Que acabas de decir?

— ¿Que cosa? — lo penso un momento — ¿De beesten? — yo asentí lentamente y en su rostro se dibujo una sonrisa — esas cosas — respondió y yo seguía confundida.

— ¿Los llamas así?

— Se llaman así— dijo en un tono neutro — es lo que creo y debería.

¿Que estaba queriendo decirme este hombre?

— ¿En serio no lo entiendes? — negué — niña yo no pertenezco a esta nación, me mudé aquí hace más de un año, y descubrí algunas cosas no tan importantes de tu patria— me sentía más enredada— y es que algunos de los nombres o palabras que usan aquí son en otro idioma diferente al de acá. Empezando por el nombre de este país.

«Machiavelli»
___________________&
Larry 🌻

¿habrá un mañana?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora