EMILIA JENNER
Estábamos en el tercer piso. Me había preocupado un poco al ver a Terri, pero trate de ignorarlo y concentrarme en lo que ahora decía Abraham.
-Si sabemos utilizar un arma-el chico la cargo-sabremos cómo mantenernos a raya de la muerte.
Pase saliva, a todos nos daba miedo está situación, Abraham alzó el arma, apuntando a uno de los sacos.
- Siempre apunten a un lugar seguro-su voz estaba llena de seguridad- mantenga su dedo fuera del gatillo y no la carguen, hasta que ustedes estén listos para disparar, presten mucha atención en su blanco- «por ahora ese saco feo» -y lo que se encuentre a su alrededor.
El sonido del disparo me asustó mucho, nunca antes había estado cerca de ningún tipo de arma.
-Disparar un revólver es muy similar a disparar otro tipo de pistola, si pueden dominar esto, estarán bien- en su rostro había una pequeña sonrisa, parpadee y siguió hablando- ¿Alguien que lo quiera intentar?
Temía hacerlo, desvíe mi vista y por un momento nadie hablo, en mi mente creí que las primeras personas que lo harían sería Jack, Mónica o Terri.
-Yo, yo quiero intentarlo- la voz dudosa de Terri me tomo por sorpresa. Fruncí mi ceño y ví como se acercaba algo temerosa hacia Abraham.
¿Si ella estaba así ...? Se que estaba asustada, todos lo estábamos.
De un momento a otro Terri había hecho lo mismo que Abraham, abrí mis ojos como platos al escuchar que su único error fue que no le dió exactamente al blanco.
Mónica, Jack, y mis otros amigos pasaron, fui la última que estuvo con el arma.
Abraham me indicaba todo lo que tenía que hacer.
- Sosten bien el arma- seguí todas sus instrucciones
Después de dos intentos de disparos, al tercero logré alcanzar un poco más el blanco.
Célebre en mi mente, no era mucho pero era algo.
-¡Lo hicistes bien Emilia!- Abraham me felicitó, y me regaló una sonrisa.
Estaba algo contenta, mire a mi alrededor y mis amigos también sonreían abiertamente.
Me aparte de Abraham para que siguiera dando órdenes.
Nelson quiso volver a intentarlo.
-¿Puedo?- Abraham asintió y ellos empezaron una conversación ajena a mi.
Vi como todos habían cambiado de semblante, y mi mirada cayo a un rostro algo colorado.
Me di cuenta que Terri estaba llorando y me acerque a ella.
- ¿Ocurre algo?- fruncí mi ceño y ella nego.
-Tengo miedo-alce mis cejas- pero lo lograremos emi- -su voz se quebraba -todos estaremos bien.
Sonreí al ver que era por eso, por un momento la idea de que ella quería dejar todo esto paso por mi cabeza.
- Claro que si Terri- asentí y caminamos de vuelta con los demás.
- ¿Que hacemos ahora?- dijo la castaña a mi lado. Su voz era un poco más calmada, y se había quitado todo rastro de lágrimas de su rostro.
-Debemos mover los sacos, dejar dos aquí, y sacar los otros- soltó el chico, que aún estaba ocupado viendo su arma.
De un momento a otro, mis amigas; terri y Mónica cargaron uno entre ambas y lo llevaron hasta el pasillo de afuera.
Los demás no se quedaron atrás, pude ver como todos, sin muchos problemas ayudaban a quitar las cosas del aula.