Jaula de oro

-Capitulo 3. Juegos de amor. -

Nos enfocamos tanto en un objetivo que no nos importa nuestras acciones con tal de verlo realizado. Jamás pensamos en los corazones que lastimamos, en las palabras que decimos o en las miradas que expresamos; solo queremos que el mundo nos cumpla dicho objetivo por más ambicioso que este se vea. 

-Creo que el tener mucho dinero te ha dañado gran parte de las neuronas.

-Estoy más cuerdo que nunca, Lucy.

-No me hables con tanta familiaridad.

-Te lo repito, este trato nos beneficia a ambos. Por lo que sé, hay varias deudas de tu familia en las que están a nada de demandarlos y quitarles el departamento donde viven.

- (¿Incluso sabe eso?) ...

-Es más; si accedes a ser mi novia, en este momento hablo con quienes están endeudados y les exijo que detengan los procesos de demandas, para que así nos los echen como perros falderos.

- ¿Cómo es que?

-Ya te lo dije, tuve que buscar otro medio de información que no fuesen Erza o Gray.

-Eres un...

-Para alguien como tú, el saldar todas sus deudas y vivir con tranquilidad debe ser algo alentador.

-Yo... No te lo voy a negar.

- (Baja la mirada) Te seré sincero, no esperes que todo el mundo te tienda la mando siempre. Lo digo por las clases de ballet que el rector te está pagando por caridad.

-Oye, eso sí que no. El señor Makarov...

-No trates de convencerme de lo contrario, es inútil.

-Si, ya me di cuenta.

-Velo de esta forma, tu familia no merece enfermar por tantas preocupaciones económicas y que los estudios de tu hermana Wendy se vean truncados por las mismas.

-Que bajo has caído, te atreviste a indagar sobre mi familia también.

-(Suspira) No me conviene presionarte para que me des una respuesta ahora, piénsalo con detenimiento. (Extiende su mano) En cuanto la tengas me llamas, si es que tus posibilidades económicas te permiten tener un celular medianamente modesto.

-Ah...

-Buena suerte en el Lago de los cisnes, bailarina principal.

- ¿A dónde lo llevo, joven?

-Por ahora a casa, Gajeel. Ignia me está esperando para comer.

-Rico bastardo... ¿Qué haré ahora?

- ¡Lucy!

-(Voltea) Erza...

-Vamos, mi chofer nos está esperando para llevarnos a las clases de hoy.

-Si, vámonos (Me cuesta admitirlo, pero es una oferta muy tentadora).

Los pasos no parecen sincronizarse a pesar del esfuerzo, el trabajo se trunca con las cuestiones: ¿Acceder o no? De hacerlo, ¿Cómo será mi vida a lado de un completo desconocido? 

-Lucy, ¿Sucede algo?

-No, Gray. No pasa nada.

-Llevas rato tratando de sellar esa caja sin éxito.

-Yo...

- ¿Tuviste problemas en las clases o en el ballet?

-No, todo está bien... En serio.