-Capitulo 18.Corazones mentirosos.

79 6 0
                                    

Los sueños son bellas mentiras: deseamos de ellos la verdad absoluta, sentirlos parte de nuestra monótona e insípida vida. Por mucho tiempo el corazón de Natsu anhelo de estos sueños una realidad hecha mujer, capaz de hacerlo sentir, de recuperar aquella inocencia y esa fe que perdió en una noche de lluvia, al sonar de un viejo piano.

-Buenos días a todos... ¿Y esto?

-Oh, al fin despertaste. Toma asiento, te serviré el desayuno.

-Si (Se sienta) ¿A qué hora te levantaste, Lucy?

-Como a las seis de la mañana. No te quise despertar, sobre todo porque anoche pude notar que se te dificulto conciliar el sueño.

- (¿Y cómo no? Dormiste a mi lado, con ropa muy provocativa) Suelo sufrir de insomnio.

-Si claro. (Extiende su mano) Es algo muy sencillo, pero espero que te guste.

-Por el contrario, luce muy bien.

- ¿Gustas jugo o café?

-Café, por favor.

-Toma (Se sienta) Buen provecho.

- (Creo que podría acostumbrarme a esto) Igualmente. Esta delicioso, no sabía que fueras tan buena cocinando.

-Hay muchas cosas que no sabes de mí, Natsu.

- ¿Y las mucamas?

-Les pedí que se tomasen su tiempo para desayunar algo. Ya sabes que no me gustan las atenciones excesivas.

-Si, sí. Mi esposa es demasiado independiente.

- (Dice esa palabra con tanta naturalidad) Ya alisté tu ropa para hoy.

-Cierto, hoy comienzo a laborar con Ignia.

-Mas te vale comportarte a la altura de tu puesto, mucha gente depende de ti.

-Lo sé, no tienes que recordármelo.

-Solo cumplo mi deber de esposa abnegada.

- (Leve sonrojo) Pues haces un buen trabajo.

- (Tal vez podría preguntarle) Natsu.

-Dime.

-Y-Yo...

-Buenos días.

-Ignia, buenos días. ¿Gustas que te sirva el desayuno?

-Te lo agradecería mucho, Lucy.

-Enseguida te lo traigo.

-Debo admitirlo, Natsu: fuiste muy afortunado al escoger a tu esposa.

-Lo sé, Ignia. Lucy posee muchos encantos además de ser buena bailarina.

-Eso no hay duda. Cuídala debidamente, se lo debes a sus padres.

-Eso lo tengo muy en claro, hermano.

- (Leve sonrisa) Es evidente lo enamorado que estas de Lucy, Natsu.

- (Avergonzado) No sé a qué te refieres.

- (Leve risa) Ay Natsu.

- (Extiende su mano) Aquí esta tu desayuno, Ignia.

-Te lo agradezco, Lucy. Luce delicioso.

- ¿Y Zeref y Mavis?

-Salieron a correr, como todas las mañanas.

-Que atléticos. (Se levanta) Iré a cambiarme. Gracias por el desayuno, Lucy.

Jaula de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora