"Nada es imposible cuando así lo puedes creer."
Aaron Horan
La casa vacacional parecía una mansión, realmente podría ser un egoísta y engreído cuando quería. Pero no le rindo cuentas a nadie, así que no me importa lo que digan o piensen de mí, a menos que no sea de mi familia que es distinto. Aunque mi familia no sabe ni sabrá del Club de sexo y seguiría así de oculto.
La casa era espaciosa y como en una especie de montaña que daba la vista al horizonte. Sus ventanales eran completamente de cristal, las paredes estaban cubiertas de azul cielo y gris, los sillones de la estancia principal eran de color caoba, como resultado de mi deleite. Cuadros de colores y extravagantes colgaban de las paredes dándoles vida a la casa. El pasillo principal parecía un túnel de puertas blancas e infinitamente largo. La escalera en el centro de la estancia en forma de caracol conducía a más cuartos, y mi favorito, el cuarto de los ejercicios.
Mi gimnasio personal donde pasaba la mayor parte del tiempo cuando estaba frustrado como justo ahora. Llevaba una hora haciendo ejercicios y levantando pesas. Cada pesa que levantaba se basaba en "le enviare un mensaje" "no le enviare mensaje". Estaba frustrado y harto de esta situación, solo era una chica igual que el resto, ¿Cuál era el jodido problema? Que no era igual que el resto ese era el problema.
Realmente era un estúpido.
Tome la botella de agua, la toalla y esta colgué de mi cuello. Las gotas de sudor se deslizaban por todo mi abdomen marcado, detestaba hacer ejercicios con camisa, siempre lo hacía así.
De repente mi celular comenzó a sonar, fui a la sala y lo tome del sofá, no miré quien llamaba solo respondí.
-Hola señor Horan, es para notificarle que recibí una llamada hace una media hora atrás, una mujer dijo que iba en camino para arreglar unos asuntos de los papeles de su casa vacacional.-Genial, lo que me faltaba, era jodidamente perfecto. Solo quería paz y soledad.
- ¿Liz por qué no avisaste antes?-Suspire mientras me agarraba el puente de la nariz- Eres tan oportuna a veces.-le dije considerablemente molesto.
-Lo siento señor, pero lo estaba llamando y la llamada al parecer no salía, creo que es porque no tiene mucha señal.-mire mi pantalla del celular y exactamente tenía una rayita de señal.-Lamento los inconvenientes.-su voz al otro lado parecía sincera y algo tímida, en espera de mi reacción.
-Sí, lo siento Liz, no tengo mucha señal, tienes razón. De todas maneras gracias por llamar y avisar, me iré a vestir-Hubo un suspiro desde el otro lado de la línea al yo decir "me iré a vestir" -Cualquier cosa que necesite la llamaré.
-A sus órdenes señor.-su voz sonó ¿sexy, o qué? Corte la llamada demasiado rápido. No quería hacer eso más incómodo.
El timbre de la casa sonó y maldije por lo bajo, no estaba en condiciones para abrir la puerta, pero ya que era mi casa, no vi problema alguno, supongo que solo sería firmar un papel y ya.
Abrí la puerta con cuidado y unas piernas largas, bastante conocidas se avecinaron. Unas caderas de muerte, una cintura infranqueable, y unos labios despampanantes. Sus ojos grandes como la noche y un marrón tan oscuro que daba piedad al no verlos.
¿Cómo me encontró? No lo entiendo, ella no podía ser. Mi cuerpo reaccionó de manera extraña, mis manos estaban ansiosas por explorar...de nuevo.
-Hola, usted debe ser, el Sr. Horan, disculpe mi manera de llegar así, pero solo tuve contacto con su asistente y no sé si le aviso. Que por lo visto creo que no.- se quedó mirando mi cuerpo sin camisa y sonrió con simpatía, pero algo andaba mal. No me reconocía, y pues claro que no idiota tenía la banda en los ojos. Se adelantó en decir mi subconsciente inútil.
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EL Club de Sexo
HumorQuien diría que la vida se basa en momentos rápidos y como viento desaparecen. Momentos que nadie más puede ver más que tú. Momentos tristes y alegres. Momentos de enojo e inseguridad. Esos y muchos más ocupan nuestro corazón y mente. Pero solo en u...