"Un toque de pasión, un alto riego a la perdición."
Addison Pitts
Después de esa noche siendo abandonada y excitada, me sentía utilizada justo como dije que seria. Una cena que iban devorar y que iban desechar. Había pasado una semana desde ese entonces. Le había contado a Milly de ese encuentro, y ella no lo podía creer. Después de escuchar sus quejas y sus griterías decidimos ir a comer y salir de la oficina un rato. Optamos por un restaurante cerca de la oficina para así poder regresar pronto.
— ¿Cómo es posible que tu solo te vistieras y te fueras sin haberlo insultado antes en su cara? ¡Oh, tan solo para ver como él era!— decía Milly una y otra vez. Quien diría que le estuviera contando esto a Milly y no a Claris, desde el día del club no había cruzado palabra con ella y aun no pretendía hacerlo.
— ¿Crees que tenía la valentía de mirarlo a la cara? ¿O a sus ojos? Imagina por un momento lo que te conté y dime si tú no harías lo mismo.— le respondí casi gritando, los ojos de muchos en la cafetería Dominic pararon en mí. Milly había sido mi compañera de cuarto cuando estaba hospedada en la universidad. Desde entonces somos amigas lo suficientemente cercanas pero no tanto como Claris. Milly trabaja para mí como ayudante alterna para los pacientes capacitados y regresados a su órbita "normal".
—Está bien, si, talvez tengas razón.—respondió bajito y con una sonrisa descarada. Lo que me daba indicios de que estaba pensando en algo macabro.
— ¿Milly que estás pensando? Te conozco lo suficientemente bien, sé que cuando sonríes de esa manera es porque no es nada bueno.—le dije mientras la miraba con cautela y tenazmente.
—Me meteré en esa lista, quiero tener esa suerte que tú tuviste. Y aparte de eso quiero demostrarle a la perra de Terrie que ella no puede conmigo.— dijo tensando la mandíbula al mencionar a la rubia teñida.
—Milly tú no le tienes que demostrar a nadie nada. ¡Y no te meterás a esa lista, no lo harás! Cometerás un grande error como yo lo hice.— le dije tratando de hacerla razonar, que eso no iba ser nada fácil. Milly era una chica coqueta, alegre y de pelo negro largo. Podía parecer fuerte pero en realidad, tenía un corazón tan grande que podía hacerla frágil y dócil. Además igual que Claris tiene una riña con Terrie.
—Addison acepto tu consejo, sé que lo haces por mi bien pero soy bastante mayor para saber lo que es bueno y lo que es malo. Tu tranquila se lo que hago.— me dijo con toda la seguridad del mundo, pero decidí no insistir. Ella tenía razón en algo y era que ella era mayor de edad. Terrie al parecer tenía esa aura de ser odiada por las chicas, entendía el odio de Claris hacia Terrie pero no de Milly a Terrie. Y no creo que debía de preguntar.
—Bien, entonces no diré más. Pero recuerda, no digas que no te advertí.—suspire, mire mi reloj y ya estaba por culminar la hora de descanso.
—Milly debo irme, gracias por escucharme lo aprecio mucho. Espero que sepas lo que haces.— me levante le di un beso de despedida en la mejilla. Y salí del Dominic.
Desde hace una semana ya no era la misma, algo diferente e incesante estaba ahí. Luego de que "Aaron" si es que ese era su nombre real, se fuera como si no hubiese pasado nada, todo era diferente.
Tuve que reconocer que el odio me invadió por completo, lo odie como nunca, por ser tan solo un desconocido y a ver conseguido lo que nadie. Y ese era el hecho, que un idiota, imbécil, estúpido y cabron, fuera el único que hubiese llegado tan lejos en mis sensaciones; para tan solo irse como si nada hubiese pasado. Ugh me llenaba de coraje, furia y sobre todo lujuria. Lujuria eso era lo más increíble para matarme a mí misma, porque estaba segura que si en el fondo el me ofrecería a hacerlo de nuevo sé que aceptaría. Eso me hacía aún más estúpida. Y para ser más estúpida todavía y seguir gratificándome senda idiotez, parecía que él era el psicólogo y yo la imbécil hipnotizada.
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EL Club de Sexo
HumorQuien diría que la vida se basa en momentos rápidos y como viento desaparecen. Momentos que nadie más puede ver más que tú. Momentos tristes y alegres. Momentos de enojo e inseguridad. Esos y muchos más ocupan nuestro corazón y mente. Pero solo en u...