EL Club de Sexo

Capitulo 2 Surgiendo de la Oscuridad

"¿Cómo surgir de la oscuridad?, como surgir de un lugar en el que sea convertido en el todo para ti, pero cuando una traición se avecino un acertijo descubrió."

Addison Pitts

Un mensaje de texto me llegaría todos los días con un número desconocido, el mensaje deberá decir "¿disponible?" si mi respuesta es de ser si, el deberá decir donde será el encuentro y la hora exacta. Para mi parecer era muy sencillo, ¿que podría pasar?  ¿Ser violada y tirada en un callejón? Sonaba excelente. De hecho segundos después de pensar en las palabras de Vanesa; el celular vibro, y en ese momento mi penitencia acababa de comenzar.

(11:00 de la mañana)

15 Horas Antes

La tarde paso rápida, y ya el sol se había puesto. Mis pensamientos andaban vagabundos en mi mente tratando de comprender el paso de gran tamaño que hice hoy. La brisa de la playa me azotaba la piel, mi cabello revoloteaba alrededor de mi frente pequeña. La frescura de sentir la arena entre mis dedos y pies concebía una sensación de frescor. Comparado a la decisión que tome hoy, vivir frente a la playa fue la mejor cosa que pude hacer. Era mi manera de relajarme, pasaba todas las tardes caminando frente al mar. Amaba en la manera como mis pies se sentían en la arena, y más aún cuando dejaba las huellas marcadas y cernidas. Era una manera de reflexionar para mí, esas huellas simbolizarían mis decisiones tomadas de cada día, y ver como el mar las opacaba y se las llevaba consigo era algo magnifico de ver.

En la comodidad de mi casa me acosté en mi cama y poco a poco fui cayendo en la dulce tentación del sueño. Rogando al cielo no soñar con nada ni nadie extraño.

Al abrir mis ojos la penetrante luz que entraba por una brecha en mi ventana me dejo saber que eran más o menos las siete. Tuve un descanso muy bueno, sin sueños raros ni interrupciones de madrugada. Era un sábado perfecto para salir y disfrutar de ese olor tan peculiar que me abordaba cada mañana, el salitre.

Me levanto de la cama y camino descalza hasta la cocina, la casa parece estar echa de luz, cada parte de ella está siendo cubierta por esos rayos de sol excitantes y turbulentos. Abro la nevera y mi piel rápidamente sintió frío, creando un escalofrío ya que solo tengo una camisa puesta hasta los muslos, el resto de ellos están descubiertos. Insisto en que es lo mejor para dormir extremadamente cómoda. Me decido por el desayuno más rico, nutritivo y súper fácil, cereal. Salgo al balcón con plato en mano y me coloco en una de mis sillas reclinables, a contemplar mi paisaje favorito desde que vivo aquí.

Recuerdo hacer esto cada vez que no puedo dormir, vengo aquí y espero el amanecer. Espero ese momento con las ansias más grandes del mundo. Es como renacer de nuevo, es como tener el sol en mis manos es como si fuera completamente mío. Y ahí es cuando me doy cuenta de que es lo que me hace falta en mi vida. Nunca lo admito, pero sé que es lo que me falta, lo que quiero, lo que deseo. Pero no me puedo permitir tenerlo y quererlo. Nunca lo he tenido porque siento que aquel día perdí mucho más que un sentimiento. Siento que perdí el sol y que nunca jamás lo tendría de vuelta otra vez.

Perdí el alma... y solo quedo un cuerpo vacío, un cuerpo roto y un corazón que late por el simple hecho de que debe latir. Porque nada ni nadie lo ocupa ni lo ocupara tampoco. Una lágrima se resbalaba por mi mejilla, me levanto y me dirijo a mi cuarto, abro una de las gavetas con prisa y saco un pequeño frasco de cristal. Saco el pequeño corcho que tapa el orificio del potecito y acerco el envase a mi cara, la gota de la lágrima estaba colgando en la quijada, posicione el frasquito y la gota cayo dentro de él. Coloque el corcho de nuevo, y mire el potecito con dolor. Desde el día en que perdí mi alma me dije no volvería a llorar más, y si lo hacía debía guardarlas y conservarlas en frascos.