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Narra Minie;

Logramos salir de ahí evitando a la oleada que se acercaba debido al ruido del castillo caerse. Toda la zona de videojuegos comenzó a quemarse, pero pronto comenzó a nublarse, parecía que iba a llover. Nos refugiamos en una farmacia abandonada, la cual tenía las ventanas descubiertas, pero nos escondimos en la oficina de esta la cual no tenía ninguna ventana.

—suspiró—Mañana tenemos que llegar con la tía Haseul, o estaremos perdidos —dijo Jeongin sentándose en el suelo.

—Jeongin le llamó de nuevo y ella contestó —dije.

—¿A si? —se sentó junto a mí—, ¿y qué dijo?

—Preguntó si estábamos bien y si íbamos a ir a su casa, le dije que sí, luego preguntó quién era.

—La tía suele ser así, siempre que te ve con alguien nuevo te pregunta miles de cosas, así que no te sorprenda si te interroga sobre tu vida antes de todo esto.

Ellos siguieron conversando. Me quité mi mochila dejándola de lado para luego recostarme en las piernas de mamá, estaba muy cansada, jamás había corrido tanto en mi vida, ni siquiera en deportes había corrido tanto. Solté un ligero bostezo, cerrando mis ojos, intentando dormir. Sentí la mano de mamá sobre mi espalda lo cual me hacía sentirme segura, cómoda, tranquila.

Narra Tae;

—Bueno...será mejor que vayamos a dormir —tomó su celular, sacando su cargador de su mochila para conectarlo a la luz—. Tenemos un largo camino por recorrer mañana.

—Claro...—cabizbaja, miré mi mano izquierda, lo rojo que tenía— y pensar...que pude ser normal otra vez.

—me miró—¿Normal?...¿quién es normal?

—Bueno —lo mire sonriente—, pude ser una persona de nuevo, pude dejar de ser parte jaberb pero...—miré mi mano de nuevo— no fue así.

—Bueno, persona o no —tomó de mi mano, haciendo que mi corazón doliera por un momento y que sintiera un ligero cosquilleo en mis mejillas, mirándolo—, yo siempre estaré para ti, y te querré sin importar la situación.

—Gracias Jeongin —formé una pequeña sonrisa con mis labios.

—De nada —me sonrió igual.

Se sentó junto a mí, sin soltar mi mano izquierda. Estaba un poco nerviosa, su mano era muy suave, seguramente mi mano estaba dura y rasposa, en cambio su mano era tan suave como la de Minie. Por un momento, quise entrelazar nuestros dedos, como en el tejado de casa, pero no podía, mis nervios me lo impedían.

—¿En qué tanto piensas? —lo mire—. P-perdón no quería-

—intentó quitar su mano de la mía, pero la tomé de nuevo, entrelazando nuestros dedos—Está bien, puedes tomar de mi mano.

Ambos miramos al frente, quedándonos en silencio. Tomé su mano con firmeza, sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo. ¿Por qué estoy dejando que esto pase?, me juré que no volvería a sentirme así con alguien pero era imposible, Jeongin en tan poco tiempo ha hecho muchas cosas que el papá de Minie jamás hizo. Me niego a sentir esto.

—Te imaginas que llegues a contagiarme así, la verdad me daría igual, con tal de sostener tu mano todo esta bien.

Nos miramos de nuevo, momento en que su sonrisa se borró poco a poco. Pude notar claramente como sus mejillas se sonrojaron, se veía tierno, bonito. Simplemente solté una ligera risa nasal debido a su comentario el cual me conmovió un poco.

Con tal de sostener tu mano todo esta bien.

—Aunque no creo que sea problema, mira lo que encontré —me entregó un paquete de guantes—. Si quieres ocultar tus manos para cuando lleguemos con tu tía y no vea tu estado

—Claro, gracias —los tomé para dejarlos de lado—. Cuando todo esto termine...regresaremos a casa. ¿Como era tu casa?

—No era casa, era departamento, y era un completo desastre —ríe ligeramente—. Lo único que estaba en orden era mi cuarto donde hacía streams, el cual también era el único que estaba bien decorado, mi habitación estaba casi vacía, solo estaba mi cama y mi armario con mi ropa, mi sala era muy sencilla, ni siquiera tenía televisor, y mi cocina era muy pequeña, tampoco tenía muchas cosas.

—Bueno, cuando estés con nosotras te enseñaré a ser ordenado —reí burlona.

—Ja ja, claro mamá.

Poco a poco, comencé a cerrar mis ojos, pues estaba cansada, mis pies dolían, cada paso que daba era como si pisara fuego. Solté un leve suspiro, sintiendo como la cabeza de Jeongin se recostaba levemente en la mía. Inconscientemente, mis labios formaron una sonrisa, me sentía cómoda con él, ¿podía aceptar mis sentimientos?...nha es mejor así.

—Y...yo te enseñaré a acabar un juego en un día.

—Jhm... ¿cuántos juegos has terminado?

—Más de los que puedo contar, estaba tan enviciado con los juegos que podía terminar uno incluso en una hora.

—Wo...si estabas enviciado.

—Por eso...—suspiró— olvídalo, será mejor que durmamos.

Se estiró con cuidado para apagar el foco de la sala en la que estábamos. De nuevo, se recostó en mi cabeza para luego dormir. No fue fácil dormir, y no quería hacerlo, pues siempre tenía pesadillas sobre que perdía el control y le hacía daño a Minie o a Jeongin. Solo espero que eso jamás pase...que jamás pierda mi cordura y llegue a hacerles daño.

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A la mañana siguiente...

Ya íbamos de camino a casa de la tía Haseul. Minie seguía dormida, la llevaba durmiendo en mi espalda, Jeongin llevaba mi mochila, al igual que mi metralleta pues no podía llevarla mientras cargaba a Minie.

—Bien, ¿qué prefieres...ramen o pizza? —preguntó Jeongin.

—Obvio que el ramen, es más rico, aparte hay de muchos tipos con diferentes sabores y en las pizza no.

—¿Que no has probado las pizzas hawaianas?

—Eww eso no es pizza eso es ensalada —dije con una mueca de asco en el rostro.

—ríe ligeramente—Está bien, bien yo prefiero am...supongo que también el ramen.

—De acuerdo, ¿prefieres ramen con topokki o con kimchi?

—Con...topokki, ¿y tú? —me miró.

—Con topokki igual, el kimchi hace que me duela el estomago.

—¿Por qué? —preguntó sonriente.

—No lo sé pero me duele —sonreí igual—. ¿Cuánto falta?

—Am...—miró su celular— estamos a punto de llegar a la avenida que estaba cubierta por autos.

—Bueno tendremos que encontrar la forma de cruzarlo sin hacer tanto ruido.

—Podrías activar tus poderes y brincarlo.

—Yo no los activo Jeongin, se activan cuando estoy preocupada, molesta o estoy entrando en pánico.

—Entonces te haré enojar a propósito —ríe.

—No por favor no lo hagas, ahora mi mano está bien.

—El estrés también hace que crezca, ¿cierto?

—Así es.

—Bueno, te prometo algo —lo miré— si en casa de tu tía alguien te está estresando o haciendo enojar te sacaré de ahí para que no vean el estado de tu mano y no se preocupen, o piensen que los contagiaras.

—Gracias.

—No tienes porque agradecer —me mira—, lo hago porque me importas.

El Apocalipsis nos Unió  - JeonGinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora