Diana
—Si me vas a matar hazlo ya, así te ahorras esconder mi cuerpo.
Dante me mira con esos ojos azul intenso, una mirada que se me hace imposible de descifrar, bello don de la naturaleza, hermoso y peligroso al mismo tiempo, porque la misma mirada que me fulmina me derrite al mismo tiempo.
Siempre he padecido de este gusto culposo, aunque crecí en un mundo donde la moral es poca y la oscuridad abunda, no soy fanática de la violencia.
Sin embargo siempre me han atraído los hombres peligrosos, esos que son capaces de llevarte al infierno y traerte de vuelta con una sola mirada como lo está haciendo Dante justo en este momento.
—Si te quisiera muerta, te mato donde quiero y como quiero, nunca se me ha hecho difícil deshacerme de un cadáver—
Ahí se van mis sentimientos lascivos.
Pero lo cierto es que tiene razón en lo que dice, si estoy viva es porque así lo quiere, no veo razón para preocuparme, al menos de momento.
—Me visto y recojo mis cosas, no me demoro— le digo.
Dante se va dejándome con un poco de privacidad en la habitación y me apresuro al baño, me aseo rápidamente y empaco algunas mudas de ropa en la maleta que dejó sobre mi cama.
No creo que nos demoremos muchos días en la "cacería", espero.
Salgo de la habitación y camino hacia el vestíbulo de la casa donde me está esperando para luego abordar un automóvil marca mercedes de cuatro plazas que derrocha lujo por todos lados.
—A la pista privada—
Le dice Dante a Albert que va conduciendo el automóvil y este asiente emprendiendo el camino hacia el lugar, donde nos espera un jet privado que está listo para ser abordado.
La aeronave no es tan grande como la que utilizamos cuando vinimos a Italia pero aun así no carece de lujos, como todo lo que Dante posee, es un amante del glamour.
Cargo mi maleta hasta dentro de la cabina y la pongo en el lugar de los equipajes, ya que don caballerosidad ni se inmutó en ayudarme.
Tomo asiento en uno de los sillones reclinables de cuero y me acomodo, ya que seguramente el vuelo será largo.
Si mal no recuerdo escuche decir a la mujer que el terrorista se encontraba en Libia, bonito destino, con lo que a mí me gusta el puto calor.
Sin fijarme mucho en Dante que toma asiento delante de mí, me giro hacia el lado contrario a él, no quiero tener contacto visual.
Me quedo dormida después de un rato y no sé si pasaron minutos u horas, pero tengo el borde de la boca lleno de baba como si fuera un niño chiquito.
<Qué pena>
Me limpio disimuladamente y me volteo a ver si Dante me vio pero no, ahí está el más tieso que yo con los ojos cerrados.
Aprovecho para mirarlo.
Lo cierto es que tiene un rostro hermoso, aunque no es la primera vez que lo aprecie, pareciera tallado por los mismos ángeles, después de todo el D'angelo en su apellido no está de más, jajajajaja.
—No me mires tanto no vaya a ser que me desgaste—
Dice Dante abriendo un solo ojo y mirando en mi dirección.
—¿Y quien dice que te estaba mirando?—finjo demencia.
—Si, ok, lo que tú digas—dice volviendo a cerrar los ojos
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Hermandad De Sangre
ActionDante D'Angelo ha sido criado bajo los dogmas de una de las organizaciones de asesinos más antiguas de la historia convirtiéndolo en una máquina de matar cruel y casi prefecta. Diana es una jóven la cual es perseguida por un pasado turbio y cruel e...