9. Soy una dramatica

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Llego tarde. Bueno, no es nada nuevo, simplemente es un dato que estaría bien comentar.

Después de comer volví a dormir, eso de no poder hacerlo por la noche y luego hacer 5 horas de deporte deja a una hecha una mierda. Pero bueno, ya estoy aquí. Entrando por la puerta de la escuela de música del pueblo.

En cuanto llego a mi clase ya escucho los instrumentos, las voces y los gritos del profesor y me acuerdo de que no terminé de componer la canción que empecé en verano.

Abro la puerta y...

Al final si que vas a pasar la tarde con él.

Ya ni me sorprende.

Dani esta ahí en una de las sillas del fondo, con su guitarra ajustando las cuerdas. Todavía no se ha fijado en mi así que voy a mi sitio, en la parte de atrás también y saco mi cuaderno.

En estas clases nadie es un novato, así que todo son proyectos, elegimos la canción que queramos, cambiamos la base y el ritmo y la presentamos. Y así todo el año. No esta nada mal, mejor que hacer clásicos o tener que preparar las canciones para la misa se los domingos como los de dos años menos.

—Pues ya sabéis lo que tenéis que hacer — nos dice el profesor —, el trabajo de este mes será por parejas y el mejor lo presentaremos para el concurso de música del estado —. Siempre es lo mismo y yo normalmente voy sola así que nunca me he presentado, el premio es una plaza a medias en un conservatorio lejos de aquí

»—Nora —levanto la cabeza rápidamente al escuchar mi nombre— esta vez te toca ir con el nuevo.

Pues "el nuevo" empieza a estar hasta en la sopa.

Le sonrió a el profesor al mismo tiempo que recojo mis cosas para ir a sentarme junto a Dani. Cojo una silla y la pongo delante suyo para poder verle, y empiezo a sacar mis cosas.

—Parece que al final sí vamos a pasar la tarde juntos, ¿no? —le pregunto arqueando una ceja.

Me sonríe. Creo que me estoy enamorando de su sonrisa.

—Parece que sí. Que bien por ti eh, siéntete afortunada.

Me llevo una mano al pecho, "ofendida" —¿Afortunada yo? Ya deberías estar dando las gracias a Dios porque te este hablando.

—Soy ateo —dice a la vez que inclina la cabeza hacia un lado.

—Pues dame las gracias a mí y ya esta.

—Pues gracias entonces —y hace un amago de reverencia con el que casi se le cae la guitarra.
Después de tomarnos el pelo por un rato más, le pregunto que canción quiere hacer.

—¿Prefieres en español o en ingles?

—Como tu quieras —le respondo.

—Quien va a cantar eres tu, no yo —asiento—. Triste o alegre.

—Yo prefiero tristeza.

—¿Te va el drama? —me arquea una ceja a la vez que apunta algo en un cuaderno.

—Si, soy una dramática.

—¿Enserio? No lo pareces.

—¿Preocupado?

—¿Debería?

Nos quedamos mirándonos en silencio unos segundos hasta que ambos soltamos una risa por lo bajo y yo agacho la cabeza

Cuando la levanto y le miro, aclaro: —No, ahora en serio, cuando canto se me da mejor transmitir tristeza que alegría.

—¿Y eso por qué?

—No se —me encojo de hombros—, gente como tu tiene muy fácil sacarle una sonrisa a cualquiera, eso conmigo no pasa.

—No creo que sea así —le levanto una ceja—. Me refiero a que a mi me has sacado muchas sonrisas en el tiempo que nos conocemos y parece que ni siquiera te has esforzado.

Gracias.

— Eso será porque tu eres un bicho raro —le digo mientras me cruzo de brazos y saco una pequeña sonrisa.

Normalmente solo escucho que soy una amargada, o que parezco una señora mayor sin energía, esta bien escuchar que no todos me ven así.

— Pues te va a tocar cantar una canción con este bicho raro así que mejor la vamos eligiendo ya.

Después de media hora discutiendo, al final nos decidimos por Older de Sasha Sloan, justo a tiempo antes de que nos tengamos que ir a casa. Son las siete y media así que mejor no me desvío si no quiero mas problemas con mi padre.

...

Cuando escucho los pasos acercarse a la puerta de mi habitación, se perfectamente de que humor esta mi progenitor. Nada bueno. Rápidamente me levanto para sentarme en la silla del escritorio y hacer como que estoy estudiando cuando en realidad estaba leyendo.

—La cena —dice bruscamente.

Que se note el cariño que me tiene.

Ya se que esta enfadado, lo raro seria que se le hubiera pasado ya el cabreo. No se por que no pensé en como se pondría cuando decidí quedarme en la calle con Dani. Se me pasó, y no volverá a pasar.

Cuando entro en la cocina él ya esta comiendo y con un ordenador enfrente. Ya sé que no me quiere hablar, pero joder, que no se le note tanto. Cuando mi madre aún vivía, nos daba hasta miedo tener el movil o algo de eso en la mesa, decía que si nos veía a alguno de los tres mirando una pantalla nos daba con la zapatilla. Sí, a mi padre también. Y le cayeron varias.

Cuando me siento en mi sitio, me fijo en que no tengo plato.

—Yo hoy no ceno, ¿o que?

—He supuesto que como ayer no necesitaste cena, hoy tampoco —Ni siquiera levanta la mirada para hablarme.

—Estas sacando las cosas de quicio.

—No estoy sacando de quicio nada, no voy a volver a tener esta conversación. Hoy no cenas y a partir de mañana hasta dentro de tres semanas, no quiero que salgas de casa salvo para ir al instituto, me voy de viaje a Londres. —Ahora sí levanta la cabeza.

—¿Y como se supone que vas a saber si estoy en casa?

—Tengo contactos y como me entere de que sales, te mando a un internado y de ahí no sales.

Ya conozco a sus "contactos" y ese internado al que ya me llevo un día para que viera lo que pasaba si desobedecía. No bromea. Este señor hace seis meses que no sabe lo que es eso.

Me levanto y me estoy dirigiendo a mi cuarto cuando veo algo que no había visto hace tiempo. Una foto. Entro a el cuarto de mis padres perfectamente ordenado y veo una foto antigua, mi madre y mi tia. Mi tia lleva el anillo con la luna que herede yo y mi madre el anillo que se perdió cuando... que perdió.

Vuelvo a escuchar los pasos de mi padre acercándose a el despacho de al lado, así que salgo corriendo antes de que me vea.

Me ha extrañado ver eso porque hacia mucho que él guardo todas las fotos y ropa en el trastero. Esos anillos han ido de generación en generación y deberíamos haberlos heredado pero el de mi madre nunca apareció así que solo tenemos el de la luna.

Mi abuela decía que nos tocaba heredar uno u otro dependiendo de nuestra personalidad; decía que la hermana de mi madre siempre fue mas reservada, mas silenciosa. Nos solía decir que tanto ella como yo éramos como la luna, a veces eclipsada por la luz del sol, capaz de crear cielos increíbles en la noche, y creadora de silencios en los que o te enamoras de su luz o le temes a su oscuridad.

Y luego estaba el anillo del sol.

***

:)

Quizá No Tan Distintos ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora