|Capítulo 11|

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Quizás rendirme se vuelva lo más sensato en este momento, pero recuerdo todo lo que he pasado desde que tengo solo 11 años de edad. ¿Realmente hubiera significado algo todo lo que hice si ahora me rindo?

El pequeño omega en frente mío se separa levemente y me da la espalda, se que quiere correr debido a que la lluvia todavía es persistente. Yo impido que se vaya. – No, no te voy a dejar ir. No todavía.

Él intento safarze de mi agarre hasta que escucho esas últimas palabras. Me volteo a ver incredulo, sus lágrimas ya no se encargaban de apoderar sus ojos. Esta vez solo tenía una mueca. – ¿Que quieres decir con eso? – deja de lado sus esfuerzos y me vio fijamente, esperando paciente por una respuesta.

– Puedo ser cuan hijo de puta te imagines, pero no me voy a rendir. Dame un mes y verás que volveré a tener tu corazón, está vez no te haré daño. No me importa si no accedes, después de todo no podrás hacer nada al respecto. Eres mi omega y no haré nada que tú no desees, después de todo... Tengo a la ley conmigo. – sonrió con la última frase.

A veces logro entender por qué el sombrero me quiso poner en Slytherin. Y lo sé, esto que hago va en contra de las creencias que he mantenido por tanto tiempo. Sin embargo, no es como que realmente me importe en un momento como este. Haría cualquier cosa con tal de volver a estar con él.

– Haz lo que quieras, maldito idiota. A mí nunca más me verás como un estúpido, olvídate de mí y olvídate de tu segunda oportunidad. – sus palabras suenan como veneno que se inyecta por mis venas y me deja un agonizante dolor cerca del pecho, como si la sangre ya no pudiera bombear de forma adecuada.

Pero dejarme vencer así como así sería demasiado estúpido. – Está bien, mándame a joder ahora. Luego veremos quién jode a quien. – veo el sonrojo que se deja ver en sus mejillas, quizás solo sea enojo. Realmente ya no me importa mucho.

– Idiota. – me da un golpe en el pecho y sale corriendo. Yo me quedo quieto, pensando, quizás mañana este resfriado pero me he quedado estupefacto por su reacción. Cada día me gusta más, quizás solo sea cuestión de nuestro destino, sin embargo ahora solo puedo agradecer en vez de negar que amo su presencia.

– ¿Ustedes sabían eso? – los planes no habían salido correctamente, quizás un mal desliz hizo que el joven rubio se diera cuenta de que sus amigos lo habían, prácticamente, vendido al mejor postor

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– ¿Ustedes sabían eso? – los planes no habían salido correctamente, quizás un mal desliz hizo que el joven rubio se diera cuenta de que sus amigos lo habían, prácticamente, vendido al mejor postor. Bien, a su destinado y ni si quiera lo habían vendido.

Aunque ahora esa no era una mala idea para esos momentos, quizás tendrían la madriza de su vida, pero también dinero. Mala idea no reclamar ni un solo centavo. La pelinegra se quedó pensando en eso mientras se golpeaba mentalmente.

– ¿Que? ¿Potter estaba aquí? Vaya, eso no lo sabía. – dijo el castaño fingiendo inocencia. El Omega lo vio seriamente y espero paciente y callado esperando que alguno confiese. Todo se había puesto incomodo y tenso. – está bien, si lo sabíamos.

ROJO COMO UN HILO [en correción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora