El pequeño Zabini, aquel pequeño fruto del amor de dos personas, de dos almas gemelas. Hoy por fin se encontraba en brazos de su padre, quien feliz no dejaba de sonreír. Mientras que su pareja no paraba de llorar. – Basta Blaise, pareces una magdalena. – dijo su mejor amigo, Theo, mientras hacía "ojitos de huevo cocido".
El moreno solo frunció el seño y nuevamente vio a su pequeño niño. Hugo, así se llama. Un pequeño bebé demasiado pecoso y con la tez muy blanca, al igual que el cabello demasiado pelirrojo.
Era la réplica exacta de Ron, y hoy ambos se habían convertido en sus dos amores. Ambos eran perfectamente hermosos.
– Apuesto a que tendrá tu actitud. – dijo Pansy mientras ponía ambas manos como en un triángulo sobre su cintura. De hecho que era la única que pensó en eso, ya que los demás se la dedicaban viendo con mucho amor a el pequeño bebé.
– Ron, me siento realmente feliz. Apuesto a que serás un buen padre. – mencionó Hermione mientras tomaba la mano de su mejor amigo.
– Creo que necesitaré tu ayuda, Herm. – dijo con un poco de cansancio el pelirrojo. Hoy era un día para celebrar, realmente hermoso y perfecto. Donde todos se limitaban a sonreír con euforia en sus corazones.
– Bueno, yo me voy. Traeré las cosas de Ron, seguro que va a necesitar quedarse un buen tiempo. ¿Estas seguro de que quieres quedarte un rato más? – el azabache asintió y la castaña entendió perfectamente la razón del por que. Así que sonrió y se acercó levemente a él. – Suerte, seguro que todo tiene alguna explicación.
El azabache rezo por qué sea verdad y de igual forma sonrió. – Gracias Herm, quizás ya no nos veamos luego. Así que espero y tengas una linda noche. Cualquier cosa puedes llamarme, estoy seguro de que tu lado fraternal no te dejará alejarte mucho de Ron. – ella empezó a reír suavemente mientras se retiraba y agitaba su mano de un lado a otro, su forma de despedirse.
Fue cuando el ojiverde retuvo bastante aire en sus pulmones y suspiro fuertemente.
Actualmente en ese pasillo solo se encontraba él y aquel rubio que parecía evitarlo con la mirada por la incomodidad. Todos los demás ya se habían ido a comprar regalos y demás cosas para el día siguiente, Blaise se notaba mucho más ansioso. Fue ahí cuando pensó, que si el no la hubiera regado la primera vez, muy probablemente él y Draco hubieran terminado de igual forma.
Sería realmente hermoso ver a unos pequeños niños iguales a ellos. Lo anhelaba realmente. Pero retiro todo pensamiento, recordó lo que debía hacer. Y para eso necesitaba tener la cabeza fría.
– Es realmente hermoso ver qué nuestros amigos son así de felices, por fin un nuevo Weasley en la familia. – hablo al aire, evitando él también la mirada del rubio. Cuando volteo a verlo de reojo lo vio con una sonrisa, tratando de no reír.
– Perdón, acabo de recordar las veces que con Blaise nos reíamos de la cantidad inimaginable de Weasley's que habían. Ahora solo puedo pensar en que ambos seguirán esa tradición. – lo pensé bien, tenía razón. Muy probablemente esta no sería la única vez que vendríamos. Seguro que después de él pequeño Hugo vendrían muchos más.
– Es cierto, los Weasley son como conejos. – sería aproximadamente las siete de la noche, no se podría decir mucho. El silencio inundaba la sala de espera.
Habían muy pocas personas presentes, seguro también esperando. Ellos hablaban entre susurros, y el azabache ya no sabía que decir, no se le había dado tiempo de poder pensar bien en como preguntarle si ya no quería que el intenté estar con él. Claro que le dolería, pero lo que menos deseaba era incomodarlo.
– ¿Por que no volviste a comunicarte conmigo? – antes de que si quiera pensará mejor, el rubio a su lado habló, también en un susurro ahogado.
Volteo levemente, tratando de no parecer alarmado. – Supuse que ya no querías verme... – quizás, y solo quizás lo había logrado. Aquello que estaba anhelando, el rubio por fin había accedido a estar con él. Rogaba por qué así fuera mientras mordía levemente su labio.
– Jamás dije eso. Pero es decir, no tiene nada que ver con qué me gustes. – aquella pequeña faceta suya era casi infantil.
– ¿Estas seguro? – sonrió de forma socarrona mientras veía un punto fijo. – a mí me parece que si.
Se puso en frente el peculiar ojigris. Inafortunadamente el removió su hermosa mirada y se limitó a ver el suelo. Fue ahí cuando recordó a aquel chico francés con el que lo vio la última vez y su sonrisa se borró, dejando ver el seño un tanto fruncido, por la incomodidad y el enojo retenido. – ¿Quien era el chico de la otra vez? – el ambiente de había puesto tenso, quizás haya sido suerte que justo aquellas personas en espera ya las habían llamado. Sería realmente incomodo hacer aquella pequeña escena en frente de todos.
– Eso no te debería importar. – nuevamente se golpeó mentalmente, era idiota todo eso. No dejaba de dar vueltas en el mismo lugar, como si fuera un perro. Era irritante.
– No te entiendo. Primero me haces creer que tengo oportunidad de estar contigo, después me mandas a la mierda, dando a entender que no quieres nada. – nuevamente noto la incomodidad de Draco, fue cuando empezó a sentir como su vista se volvía nublosa, dando a entender que seguro pronto podría llorar. Ahora si hablaba su voz sonaría rota.
El rubio levantó la mirada con mucha pena, lo vio fijamente y acercó su mano con miedo a su mejilla. Sin embargo, se detuvo a mitad del camino. El azabache no se hizo de esperar y agarro su mano con delicadeza y la pasó en su mejilla tratando de no hacerle daño por la leve presión.
– Yo tampoco me entiendo. Desde hace algunos días estoy con esa duda... Pero no lo sé Harry. Yo todavía no te tengo confianza. ¿Que pasa si la pelirroja aparece nuevamente? ¿Me dejaras nuevamente? ¿Y si encuentras a una o un Omega más lindo que yo? ¿Me dejarás?
El azabache soltó su mano y lo abrazó fuertemente, tratando de no hacerle daño.
– No, no y no. Tú eres perfecto para mí. Por favor, dame está oportunidad. No puedo estar sin ti, en estos meses me he dado cuenta de que eres todo para mí. Por favor confía en mí. – lo abrazó aún mucho más y sonrió al escuchar su pequeña confesión.
Luego sintió como el rubio se acurrucaba levemente, sintió que por fin podría tener aquello que quería. – Déjame pensarlo... Pero por favor, esta noche no te separes de mi.
Después de todo no lo iba a hacer. Ya era un gran progreso. Así que inconcientemente le dio un beso en la cabeza. Espero a que le dijera algo, sin embargo el rubio sólo se acurrucó más en él. Decir que hoy si fue una buen día, mejor del que esperaba.
Y bueno, aquí me tienen nuevamente. Para romperles las bolas con mi bella inactividad. En fin, ¿Quieren algún smutt Blairon como recompensa? Por que de hecho que pronto va a ver uno drarry... Ups, spoiler ;)
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ROJO COMO UN HILO [en correción]
FanficDonde Harry se niega a aceptar que Draco Malfoy es su pareja destinada. Una serie de conflictos, donde el destino a veces va en tu contra, o quizás es solo un pensamiento estúpido que el suele tener, pues en realidad no se da cuenta de lo que pierde...