Prólogo.

14.4K 941 102
                                    

La situación en la que se encontraban era devastadora.

- ¡No! ¡Eso es imposible!

Sentía su sangre hervir, aquélla furia era indescriptible. Como una de las venas en su frente podría estallar tal enojo; que pronto dejaría salir si seguía viendo a aquel rubio junto a sus amigos. Defendiendolo como si fueran hermanos. Hipocresía o no, le parecía incorrecto como le dieron la espalda.

- Harry, por favor comportate.

Los intentos fallidos de la castaña seguían saliendo a la luz, y esto ya se estaba tornando demasiado tedioso. Pero no le quedaba de más; después de todo es su mejor amigo, su hermano y aquella persona que siempre estuvo para ella.
Así que era su momento de devolver el favor, y la única forma de hacerlo era tratando de que entienda por qué la situación no tenía algo malo.

- ¿Como me pides que me calme después de esto? ¿Eh? ¡Responde, maldición Hermione!

Furioso no le llegaba a los talones, al menos eso lo tenían claro todos los presentes.

- Basta, Harry. Ninguno de nosotros tiene la culpa. Es más, ¿Por qué debería ser algo malo?

El pelirrojo era menos paciente, pero por primera vez se quedó en un límite implantado por su propia mente. La situación era delicada y, sabía que, si hacía o decía algo incorrecto todo se iría a la mierda.

- ¿Por qué? En serio me lo preguntas. ¡Ja! Que irónico.

Les dio la espalda y empezó a dar vueltas de un lugar a otro. Estaban en plena calle, con la lluvia amenazando a las personas para que regresen a sus hogares.

- Harry, ya controlate. No entiendo cuál es tu problema. ¿Que pasa con que Draco sea tu pareja destinada? Explicame tú. Mira que con tus quejas no cambiarás nada, son pareja por que así lo decidió el destino. Y no puedes hacer nada en contra de eso.

Habló nuevamente la castaña. El azabache no lo aguanto más, se giró de golpe y los vio fijamente.

- No te metas en esto, tú jamás podrías tener una pareja destinada... No lo entiendes.

Ya furioso empezó a resoplar con ira. Esto se había tornado aún peor que antes.
Si de por sí; para la señorita Granger, era horrible que la llamaran "sangre sucia", fue peor aún cuando descubrió que es una beta. Una vergüenza para la extensa gerarquia de omegas y alfas.

Algo más insignificante y demasiado común entre los magos, pero más que nada en los muggles.

- Es suficiente, Harry. ¿Quien te crees tú para hablar así de Hermione?

Su furia aumento de forma anormal, ahora sí sentía todo su cuerpo temblar por ello. Y en cierto modo dolor, no quería decirle eso a sus amigos, ellos no tenían la culpa... El rubio tampoco... Pero se negaba a aceptarlo, de ninguna manera. Si orgullo le estaba ganando.

Cerro sus puños con fuerza, venas resaltaban en sus manos. Ya era tarde para tomar decisiones con un respeto básico.

- ¡Yo, jamás, en mi vida, te voy a aceptar como mi pareja! Que quede claro, nunca en mi vida podría estar contigo. Así que no te hagas estúpidas ilusiones. ¿A quedado claro?

Grito de forma escandalosa, señalando al asustadizo rubio. Quien para ese entonces no sabía que pensar al respecto.
Hace unos momentos el pelirrojo y la castaña lo protegían, pero en su pequeño descuido ya tenía a tremenda bestia delante y amenazándolo de alguna forma u otra.

El Weasley; quien hasta ese momento se quedó callado solo para calmar un poco a su reciente pareja, se acercó y le dio una cachetada a su mejor amigo.

- ¿Como te atreves a decirle eso?

Ahora el también estaba más enojado. A la mierda los límites, lo pondría en su lugar sin importar que.

- ¿Que te pasa en la cabeza? Disculpate de inmediato con Draco. El jamás te hizo daño alguno.

Si, Ron era un Omega. Cosa que no impedía enfrentarse a aquel chico con lentes. Después de todo, que diferencia había ente ese Alfa y Omega si antes eso ni les importaba.

Harry iba a reprochar otra vez.

Pero fue interrumpido por la suave y rota voz del joven Malfoy.

No había dicho ni pío desde que salieron del ministerio para sus pruebas, no, nada. Y cuando por fin decidió hacerlo, se sintió aún peor.

Definitivamente, ese no era su día, y estaba jodido totalmente.

Posó con delicadeza su mano sobre la del otro Omega, se sentía cansado y no quería volver a ver a los ojos a nadie más. Su pareja lo acaba de rechazar de la peor forma posible. Y aunque aún no era impedimento para continuar viviendo; dolía, como si de mil cuchillos se tratara.

- Ron, es suficiente, gracias por tu ayuda.

Sonrió, causando aún más lástima por parte del Weasley. Esto estaba hecho mierda. Y su mente se encargará de que no lo olvidé.

Con sus pocas ganas de seguir despierto, el solo respiró profundamente, medito brevemente lo que diría. Y sin pensarlo más, habló.

- Está bien, lamento haberte causado inconveniente alguno, Potter. Tranquilo, jamás me volverás a ver si es lo que deseas. Ron, Hermione, muchas gracias por su ayuda. No me queda de más.
Espero que sean muy felices. Potter, realmente espero que lo tuyo y lo de Ginny sea eterno, mucha suerte.

Y así con las lágrimas retenidas, se dio la vuelta. La lluvia comenzó a caer, no traía un paraguas, así que dejó a sus lágrimas salir libremente, que se combinaron con aquellas la poética y triste lluvia.
Quería gritar a los cuatro vientos lo mucho que dolía su corazón.
Pero quizás si era lo mejor.

Si, definitivamente.

- Yo...

Musitó el chico con ojos esmeralda una vez calmado, entrando en conciencia de sus actos. Su estómago se retorcía de dolor, su corazón se estrujaba y su garganta se cerraba. Quería vomitar, tal vez eso haría.

- No, olvídalo Harry. Contáctanos cuando dejes de ser un idiota.

Con seriedad en sus palabras el Weasley tomo a Hermione de la mano, ella solo volteo para verlo con dolor. Si que su vida se había hecho mierda.

¿Como pudo llegar a este punto en realidad?

No lo sabía. Pero dolía, demasiado.

ROJO COMO UN HILO [en correción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora