4: Me convierto en Merlin

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Después de un mes en el campamento me di cuenta de algo, era un desastre, un completo desastre.

La primer anoche fue algo difícil. La cabaña estaba llena, y no tuve más opción que dormir en el suelo en un saco de dormir junto al resto de campistas que no alcanzaron cama. Para mi suerte, inspire algo de pena en Luke, porqué me dio una almohada extra y una cobija para el frio.

No dormí mucho esa noche, no dejaba de pensar en que estarían haciendo mis tíos, si acaso habían cenado y se estaban preparando para dormir. Lydia debía estar muy feliz al tener un cuarto para ella sola.

A la mañana siguiente no tenía fuerzas para levantarme, cerca de la madrugada había logrado conciliar el sueño, pero las actividades en el campamento comenzaban temprano, así que tuve que poner toda mi fuerza de voluntad en juego para no caer dormida de camino al comedor.

Me había saltado la cena para poder instalarme y tener tiempo para mi misma, así que tenía mucha hambre. Cuando llegué al comedor, guiada por Luke, la mayoría de las mesas estaban ocupadas y con comida en ellas. El lugar era enorme, con doce meses distribuidas ordenadamente y un brasero ardiente ubicado cerca de las primeras mesas, las de Hera y Zeus, que claro, estaban vacías.

Logre hacerme de un lado cerca de dos chicas más grandes, ambas hijas de Hermes, pero al igual que Luke, ambas eran graciosas y carismáticas. Lograron que durante unos minutos me olvidara de donde me encontraba.

Cuando terminé de desayunar abandoné el comedor para dar una vuelta, había un lago cerca y quería conocerlo, pero no me aventuraba a ir sola. Busqué durante un rato a Clarisse, pero cuando la encontré ella estaba con algunos de sus hermanos. No me atreví a interrumpirla, solo la había conocido de hace algunas horas, no tenía el derecho de apartarla de su familia.

Al final recorrí sola la orilla del lago. Camine cerca de las canoas y llegue hasta el borde del bosque, el campamento era enorme y no hacía más que sorprenderme. Aunque en el fondo seguía pensando que no lograría adaptarme.

Y así continuó el mes. No me atrevía a comenzar las conversaciones, aunque los miembros de mi cabaña eran demasiado amigables y hablaban hasta por los codos, así que no era como si estuviera en silencio todo el tiempo. Luke, como líder de cabaña, había tratado de que socializara más, y me había presentado a miembros de otras cabañas y a algunos de sus amigos.

La primera que conocí fue Annabeth Chase, una hija de Atenea. Era rubia, y tenía los ojos más hermosos que había visto en mi vida, de un gris tan profundo que podías perderte en ellos. Además de eso, ella era sumamente inteligente y vivaz.

Creerán que por lo bien que hablo de ella nos transformamos en las mejores amigas ¿cierto? Pues la verdad es que no.

Ella me recordaba demasiado a mi prima Lydia, y no digo que eso sea algo malo, al contrario. Adoraba a mi prima, cuando no me estaba llamando monstruo e insultando. Por eso me sentía en desconfianza al estar cerca de Annabeth, una parte de mi creía que al igual que Lydia yo no lograría agradarle. Así que solo me rendir a esa posibilidad y cerré las puertas a formar una nueva amistad.

Dirán que soy una tonta, pues lo soy.

Dejando de lado lo poco sociable que me volví, estaba el hecho de lo asquerosamente mala que era en los entrenamientos.

En la primera clase de esgrima casi acabe con la espada ensartada en uno de mis pies, que puedo decir, tenía dedos de mantequilla, más aún cuando me están amenazando con una espada frente a toda mi cabaña. Luego de un par de clases Luke, quien era el instructor, se aburrió de mí y abandono la posibilidad de tratar de enseñarme por el momento. Que un espadachín como él se diera por vencido hacía más que empeorar mi nerviosismo. Es qué, me era imposible no temblar cada vez que los demás me observaban empuñar la espada, los temblores eran mi método de defensa, creo.

Cursed Witch |PJO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora