Cursed Witch |PJO|

12: Por eso odio viajar en autobús

Yo nunca había pensado en ir a una misión, así que no tenía nada preparado. Apenas regrese a mi cabaña todos me recibieron y comenzaron a hacerme preguntas.

Hasta el día de hoy me sorprende de lo rápido que se esparcen los rumores en el campamento.

Yo misma aún no podía creer que saldría a una misión verdadera, y con un hijo de los Tres Grandes. En ese momento no pude responder mucho, mi mente estaba nublada. Les pedí que me dejaran empacar algunas cosas, no tenía una mochila o valija. Pero Luke apareció, como buen hermano mayor y líder de cabaña, y me prestó la suya.

Era vieja, tenía una que otra quemadura y la tela muy gastada. Pero era perfecta, porqué él la había usado en su misión en el Jardín de las Hespérides. Marcaba un antes y un después en su vida, y eso la hacía aún más especial.

Guarde dos mudas de ropa, mi cepillo de dientes, una botella con agua y una pequeña bolsita con algunos dracmas (cortesía también de Luke). Quirón nos había dio a Annabeth, Percy y a mí una cantimplora de néctar a cada uno y una bolsa con cierre hermético llena de trocitos de ambrosía, para ser usada sólo en caso de emergencia, si estábamos gravemente heridos. Las guarde aplastando un poco mi ropa para hacer espacio.

Revisé en mi baúl si algo faltaba y vi con algunas de mis viejas cosas, las que estaban en el fondo. Dude si llevar la tarjeta negra que desde mi llegada al campamento había olvidado, la que mis abuelos me habían dado para mis gastos personales antes de mudarme permanentemente al campamento, tampoco era como si antes la hubiera utilizado en muchas ocasiones. Finalmente decidí dejarla, si la usaba mi familia podría saberlo. Opté por guardar algo del dinero suelto que me quedaba, no eran más de cincuenta dólares, pero el dinero nunca está de más.

Me puse el abrigo que me regalo mi madre, guarde mi libro de hechizos en una de las grandes carteras internas del abrigo y me equipe con mi arco y mi carcaj repleto de flechas. Tuve que llevar el arco en la mano para poder llevar la mochila en la espalda, una de las desventajas de usar arco.

—Ten cuidado —me aconsejó Luke, pero por alguna razón me sonó como una advertencia. Sacudí la cabeza para alejar esos tontos pensamientos. Los problemas en el Olimpo me estaban comiendo la cabeza.

—Lo tendré.

Le di un abrazo que duro varios segundos, el revolvió mi corto cabello cuando se apartó y enseguida su lugar fue tomado por Travis y Connor. Ambos me abrazaron con tanta fuerza que sentí mi espalda sonar.

—¡Necesito respirar! —grite empujándolos. No paso ni un segundo y me volvieron a abrazar, solo que con menos fuerza. Esta vez les devolví el abrazo porqué la verdad es que los iba a extrañar demasiado.

Preferí salir de la cabaña antes de que cualquier otra persona me quitara tiempo. En el camino a la casa grande mi tope con algunos conocidos más. Silena me deseó buena suerte cuando pase a su lado y Clarisse solo me dio un asentimiento de cabeza. Las cosas habían estado algo tensas entre nosotras desde la llegada de Percy. Esperaba que para mi regreso todo volviera a la normalidad.

Me encontré con Percy, Annabeth y Grover en el pórtico. Annabeth trajo su gorra mágica de los Yankees, que había sido regalo de su madre cuando cumplió doce años. Llevaba un libro de arquitectura clásica escrito en griego antiguo, para leer cuando se aburriera, y un largo cuchillo de bronce, oculto en la manga de la camisa. Percy solo llevaba consigo una mochila casi igual a la mía, ninguna arma a la visa, ¿Cómo pensaba defenderse? Por su parte, Grover llevaba sus pies falsos y pantalones holgados para pasar por humano. Iba tocado con una gorra verde tipo rasta, porque cuando llovía el pelo rizado se le aplastaba y dejaba ver la punta de los cuernecillos. Su mochila naranja estaba llena de pedazos de metal y manzanas para picotear. En el bolsillo llevaba una flauta de junco que su padre cabra le había hecho, aunque sólo se sabía dos canciones: el concierto para piano N. 0 12 de Mozart y So Yesterday de Hilary Duff, y ninguna de las dos suena demasiado bien con la flauta de Pan.