Capítulo 24: La Noche de Walpurgis.

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     Sobre el tejado de una casa, Cian, Jade, Rellef y Airi preparaban el contraataque. Ya sabían dónde estaban sus enemigos, pero creyeron que lo mejor era alejarlos de las zonas más pobladas en caso de que la lucha se saliera de control. La casa a la que subieron estaba abandonada, y varios metros la separaban de las otras; tenían pensado mantener el combate cercano para evitar daños colaterales. Esperaban que la lucha no se extendiera por mucho terreno. Lo que menos necesitaban era una noche de terror en Londres.

Cian miró su reloj de bolsillo. La aguja pequeña marcaba las XI de la noche. Era el día primero del mes de mayo.

—Bien —concluyó Cian—, dispararé la bengala. —Eso serviría para advertirles a sus enemigos que estaban vivos y atraerlos.

Cian hizo aparecer una esfera de luz en su mano, la apuntó al cielo y la disparó. La esfera alcanzó una gran altura y estalló. «Si están en la catedral de San Pablo —pensó—, podrán verla sin problemas... Esta es nuestra declaración de guerra». No tenía miedo, pero sí estaba ansioso. Enfrentarían a Hardstark (un mago oscuro con el poder del Corazón Negro) y a Raysiel (un demonio destructor, hermano gemelo de Seraphel, el Fénix Azul). Era como enfrentar a un dios maligno y a su sacerdote oscuro.

—Alguien se acerca. —Rellef cerró los ojos—. Lo presiento... Es una energía oscura, pero es humano.

—Hardstark —gruñó Jade mientras cerraba los puños.

Airi ya no tenía su vestido elaborado, únicamente llevaba el vestidito blanco y fantasmal de las dríadas; se sentía más cómoda así. Rellef empuñaba su lanza negra, estaba listo para el combate.

«Llegamos hasta aquí —pensó Jade—, no podemos perder. Quién sabe a cuántas personas ha lastimado Hardstark, comenzando con mi pobre tía. Su alma fue atormentada por años por el demonio que invocó». Hardstark otrora fue un wicca, pero ahora era un criminal ocultista; debía ser detenido. Y Jade, como futura jefa del coven de Nottingham, sentía que era su misión.

—Está cerca —dijo Rellef, hizo girar su lanza y la apuntó al frente—. Lo haré volar cuando aparezca.

—Espera, Rellef —replicó Cian—. Trataremos de sacarle información. Aún hay mucho que desconocemos de Raysiel, si queremos derrotarlo necesitamos saber más.

Bajaron del techo de la casa y esperaron frente a esta. A la distancia lo vieron acercarse. Hardstark caminaba con las manos metidas en los bolsillos de su levita y silbaba una melodía calmada. Cian comprendió que se estaba burlando de ellos. Decidió no precipitarse a atacar; pese a lo descuidado que parecía Hardstark por acercarse de esa forma, seguramente tenía un as bajo la manga.

A unos diez metros del grupo, Hardstark se detuvo y esbozó una sonrisa insolente.

—El amo Raysiel me envía a acabar con ustedes —dijo.

—Hardstark —saludó Cian—, creo que no nos hemos presentado formalmente.

—No hace falta. —Hardstark hizo una mueca que podría imitar una sonrisa—. He escuchado mucho de ti, Cian Sky. Tú y Seraphel han derrotado a incontables espíritus oscuros.

—Y algunos humanos. —Cian sonrió—. Sí, tenemos habilidades. —Desenvainó su sable—. Nos harías un favor si te rindes y colaboras para que detengamos a Raysiel.

—No lo creo.

Cian lucía un poco lastimado, el hombro dislocado estaba en su lugar y las heridas se habían cerrado. Pero su aspecto no hacía juego con su voluntad de pelear; tal vez su condición física tampoco.

After Death - Libro I: Demonios del FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora