CAPITULO 2

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Al día siguiente por la mañana hice lo mismo que ayer. Mi rutina de mañana recoger a Óscar e ir a la universidad.

Nos sentamos donde ayer, al final de toda la clase.

Sebastian entró y empezó a pasar lista.

- Óscar Miller.

- Presente.

Hablo Óscar.

- Elisabeth Miller.

- Presente.

Se me quedo mirando unos segundos.

...

Empezó a dar clase, el primer tema siempre es un poco muermo, pero no fue tan aburrido dar clase con Sebastian.

Mire un momento a Óscar que estaba con el libro empinado y no le veía la cara

- Óscar.

Le llamé susurrando, se asomó y estaba comiendo.

- Óscar te van a regañar.

Susurré.

- Shh.

Me reí un poco y seguí atendiendo.

- A ver, ¿quién está haciendo ruidos con papel de plata?

Pregunto el profesor. Era Óscar, con su bocadillo de paté de hígado de cerdo.

Obvio el guardó rapido y no dijo nada, solo reia por lo bajo.

- Ya te vale Óscar.

Le regañe por lo bajo.

- Bueno, yo creo que ya estamos grandecitos para estar regañando, ya sabéis muy bien las normas, sois de último curso y no pienso tirarme todo el año regañandoos como a niños chicos, quien no cumpla las normas estará expulsado y ya.

Hablo Sebastian.

La clase terminó al rato. Tocaba música y teníamos que ir a la clase de música donde hay todo tipo de instrumentos me encanta esa clase, tocar instrumentos se me da bastante bien.

Saqué mis libros de lectura de la mochila y guarde los de texto de literatura. Los demás alumnos ya salieron, incluido Óscar que tiene una clase que no es de música, Sebastian ya termino de recoger sus cosas e iba a salir de la clase.

- Profesor espere.

Se giró a verme.

- ¿Si?

- Le traje tres de mis libros favoritos, para que los lea y me diga que les parece.

- Oh, muchas gracias, crei que te habrías olvidado de traerlos. Yo también traje algunos.

Volvio a su mesa y apoyo su mochila ahí, saco tres libros.

- Son temática amorosa, creo que te gustarán.

Me dijo. Yo le di los míos.

- Los míos también son de amor. Son de mis favoritos. Les pongo notas en las páginas, espero no te molesten.

- Para nada, muchas gracias.

- No es nada profesor y gracias a ti también por sus libros, se los devolveré en buen estado.

- Igual yo, se que para los adictos a los libros como nosotros cuando entregamos un libro entregamos con ellos una parte de nuestro corazón con ellos.

- Si, los libros son mi vida, mis puertas a la libertad.

Guarde los libros en mi mochila y el hizo igual con los míos en su mochila.

Profesor StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora