CAPÍTULO 21.

507 39 5
                                    

Narra Elisabeth.

- Sebas...

Lo zarandee un poco mientras íbamos en la ambulancia, hasta que despertó.

- Minamorr...

Balbuceaba.

- Me metí... ¿en una cassa de locoss al serr tu novvio?

Le costaba pronunciar, creo que del mareo y la impresión de tener un disparo en el hombro.

- Somos un poco locos si.

- ¿Paola? ¿Como essta?

- Ella está bien, ya está bien Sebastian, ¿donde está Carol?

- Hmm Hmm Carol...

Se estaba quedando dormido de nuevo, le di un par de tortas en la cara.

- Sebastian, tu hija Carol, ¿donde está?

- Nuestrra hija querrás decirr.

- Si Seb, ¿dónde está?

- Aquí.

Se metió una mano nen el bolsillo de su pantalón y sacó un folleto. Esta en un jardín de niños, el mismo que llevábamos a Paola cuando era un poco más pequeña para no dejarla sola cuando teníamos que irnos de urgencias a algún lugar.

- ¿Quien puede recogerla Seb?

- Yo solo.

- Mierda...

Sebastian se volvió a dormir. Llegamos al hospital y lo metieron en un quirófano. Yo me quedé en la sala de espera.

Pasó media hora y ya salió el doctor.

- ¿Familiares de Sebastian Stan?

- Si, yo doctor.

- ¿Que es del paciente?

Si digo que soy su novia quizás y no me dejen entrar...

- Su esposa y madre de su hija.

- Bien señora Stan, su esposo está bien, le sacamos la bala, por suerte no toco más que músculo, asique en cuanto espabile de la anestesia se puede marchar a casa, debe mantener reposo en el brazo, que no lo fuerce.

- Entendido doctor, gracias.

- Ya lo llevaron a la habitación, déjeme acompañarle, debe de estar a punto de despertar.

- Por supuesto doctor.

Me guió hasta la habitación donde estaba Sebastian y estaba ya despertando. Esperamos unos minutos y Sebastian ya abría los ojos.

- Cielo, ¿cómo te encuentras?

- Estoy bien Eli, dame un beso ¿quieres?

- Amor, no estamos solos.

Me reí un poco.

- Señor Stan...

El doctor empezó a contarle lo que hicieron.

- ... ya se lo dije a su esposa y se lo digo también a usted, debe guardar reposo en ese brazo.

- Entendido doctor.

Sebastian me miró con una risita 

- Esposa mía, ¿Me traes agua porfavor?

Me dijo sonriendo, le sonreí de vuelta.

- Claro que si cielo.

Le llené un vaso de la máquina del pasillo y se lo lleve, el doctor ya salía.

Profesor StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora