CAPÍTULO 35

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Esa misma tarde, después de recoger a Carol y emocionarnos con las cosas que les trajimos de Colonia, los tres fuimos a por un árbol de navidad. Carol se ve demasiado bonita con su gorro de lana. Ella estaba tomada de las manos de Sebastian y mía.

- Ese! ¡Tiene que ser ese papi!

Carol señaló uno no muy grande, y bonito.

- El que la princesa diga. Llamaremos para que nos talen este.

Dijo él muy seguro.

- hay Sebastian, que aburrido eres, hay que hacerlo nosotros, sino, no tiene gracia.

Me crucé de brazos sacándole morros y Carol me siguió el juego.

- Venga papi, es navidad, saca tu espíritu navideño.

Sebastian arrugó la nariz y se agachó.

- Voy a necesitar de amor para que mi espíritu navideño salga a flote.

Dijo. Carol se abalanzó sobre el y le abrazó y besó su mejilla.

- ¿Ya?

Pregunto la pequeña.

- No, creo que no, voy a necesitar más.

Dijo poniendo morros, levantándose y mirándome.

- Creo que quiere que le des un beso tu ahora mami.

Me reí.

- Mi niña me entiende.

Hablo Sebastian, me acerqué a el y besé su mejilla. Sebastian miró enfadado a Carol.

- Princesa, ese no es el beso que quiero ¿a que no?

- No mami, papá quiere uno en los labios.

Me reí. Y me acerqué nuevamente a Sebastian para besarle en los labios suavemente.

- ¡Sii! Mis papás son los más lindos.

Hablo Carol emocionada.

Sebastian cortó el árbol.

Al llegar a casa de Sebastian preparamos el árbol, para que quedase de pie. Luego entre los tres decoramos todo. Incluso la fachada de la casa. Lo último que dejamos por decorar fue el pino.

Cada uno ponía los adornos como les parecía más bonito, Sebastian estaba haciendo más fotos que ayudando a decorar. Por último quedó el Angel de la punta.

- ¿Puedo ponerlo yo mamá?

- Por supuesto que si mi vida.

- Ya te alzo yo.

Sebastian tomo a la nena y la alzo, ella colocó la figura del angel en el alto del arbol y yo tomé foto de eso.

En general la casa quedó magnífica.

Para cuando acabamos ya era de noche. Nos sentamos en el sofá rendidos y tan pronto nos sentamos tocaron al timbre

- Yo voy.

Hablo Sebastian.

- ¿Esperabas a alguien?

- Nop, pedí comida.

- ¡Siii!

Exclamó Carol. Mi dulce niña, su carita brilla de felicidad, le encanta la navidad.

Sebastian dejó unas cajas de pizza sobre la mesa y nos dio un trozo a cada una, luego se fue y volvió con bebida. Se sentó a un lado de Carol y yo puse una película navideña.

Profesor StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora