Me senté en uno de los muros de piedra del castillo, apoyando mi espalda en la pared. Cogí el libro de Historia de la Magia, y comencé a subrayar con la pluma lo más importante. Por suerte, había heredado los libros de mi hermana que apenas estaban escritos. Escuché a alguien acercarse y cuando levanté la mirada, sonreí.
- Buenos días – dije
- ¿Te han echado de clase? – dijo Sirius apoyándose en la pared mientras me analizaba con la mirada
- No, pero hoy teníamos examen y ya lo he terminado así que Sprout me dejó irme. – expliqué. Sirius me miró con un poco de preocupación – Se me da bien Herbología – añadí
Sirius se sintió aliviado y desvió la mirada al pasillo.
- ¿Ya sabes que vas a hacer con el dinero de tu tío? – pregunté
- Me planteé dárselo a los Potter, por permitirme vivir en su casa pero cuando James lo oyó, se negó rotundamente.
- Regulus me dijo que tu madre lo borró del tapiz por ello
- ¿Ah si? – dijo Sirius no muy sorprendido – Lamento que le hayan hecho eso
- Si te ha dado el dinero, no creo que le importase mucho – le dije
- Siempre se portó bien conmigo – dijo poniéndose derecho – Pero no he venido a hablar de mi familia – dijo burlón y se alejó caminando
Yo solo negué divertida mientras lo veía alejarse.
- Espero que muevas tu trasero y vengas hasta el aula de Transformaciones.
Reí por su comentario hasta que me di cuenta de que hablaba en serio. Siempre conseguía convencerme. Me levanté y caminé hacia el aula de Transformaciones, que estaba abierta. Entré y Sirius me indicó que cerrase la puerta.
Estaba apoyado en la mesa de Mcgonagall mientras hacía girar un lápiz en su mano. Dejé los libros en la primera mesa y Sirius me miró atentamente. Antes de que me diese cuenta, me agarró por la cintura y me subió a la mesa.
- ¿Qué haces? Alguien puede vernos – exclamé divertida
- ¿Has cerrado la puerta, no? – preguntó y asentí - Los ventanales son traslucidos y todo el mundo está en clase
- Menos tu – dije
- Eso tiene su explicación pero no viene al caso – respondió y yo reí. Se acercó a mí y comenzó a besarme lentamente.
Sirius abrió mis labios con suavidad, invadiendo el interior y explorándolo con lentitud. Me aferró a sus brazos y noté como sus manos se cerraban sobre su cintura, arrastrándola hacia él.
- ¿Qué te parece la idea de hacerlo aquí? – dijo separándose levemente de mis labios
- ¿Estás loco? – dije no tan divertida
- Oh vamos, acaso no te pone la idea – dijo y comenzó a depositar besos en el cuello
- ¿De hacerlo sobre la mesa de McGonagall? No ¿De hacerlo contigo? Bueno, tendrás que convencerme
- Eso está hecho – dijo sonriendo
Sus labios volvieron a posarse sobre los míos, suavemente, sin forzarlos ni hacer presión alguna, y mi cuerpo respondió más rápido de lo que hubiese querido. No sabía como, pero Sirius siempre lograba convencerme.
Sirius lo notó y su lengua exploró el interior de mi boca. Sentí como si la mesa de McGonagall fuese a ceder y decidí cerrar los ojos, dejándome llevar por las exquisitas sensaciones.
Sirius gruñó y se subió a la mesa, logrando que me tumbase sobre ella.
- En la próxima clase, le agradeceré a Minerva que tenga la mesa tan recogida
- Cállate – dije entre divertida y nerviosa.
Sirius sonrió y se acercó para besarme en la mejilla, y luego en el cuello, justo bajo la oreja.
Después, llevó su mano a mi camisa y desabrochó un par de botones, e introdujo la mano en el espacio entre mis senos, observando la reacción de placer en mis ojos cuando tocó mi piel desnuda, y sus dedos se aventuraron bajo el encaje del sostén.
Sirius volvió a tomar sus labios de pronto sus dedos se cerraron entorno a la cálida circunferencia y un gemido salió de mi garganta. Rápidamente me llevé la mano a la boca y Sirius se rio.
Se inclinó para besarme una vez más, y escuché su respiración jadeante. Le rodeé el cuello con los brazos y enredé los dedos en su cabello negro. Y es que no podía creerme que estuviese haciendo esto y mucho menos con Sirius, y que él estuviese haciendo esto conmigo. Sirius notó que me había relajado y se apartó.
— ¿Lo sientes? —Me dijo refiriéndose a su erección—. Ahora, intenta pararme.
Pero no hice ni el más mínimo intento. Todo lo contrario. Estaba disfrutando demasiado para que se me ocurriera protestar.
Sin embargo, no todo podía ser perfecto y escuchamos un ruido en el pasillo que nos interrumpió. Sirius alzó la mirada y miró hacia la puerta. Rápidamente se puso en pie y yo refunfuñé mientras me abotonaba la camisa.
- No hagas eso – dijo Sirius mientras se colocaba el pantalón
- ¿Hacer el qué? – dije mientras me peinaba con la mano
- Esos ruidos. Harás que vuelva ahí a por ti
- Pues es lo que quiero – dije
- No me puedo creer que sea yo el que tenga que decir que no - dijo divertido.
Nos miramos a los ojos y, sin querer, se me fue la mirada a su bragueta.
— La próxima vez... —le aseguró él
— Jo – dije y salté al suelo
Sirius se rio y ambos caminamos hacia la puerta.
- Sabes, no volveré a mirar esa mesa de la misma forma – dijo mientras salíamos del aula justo en el momento en que finalizaban las clases.
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Los Merodeadores (One Shots, imaginas, preferences, reacciones... )
FanficYo, autora de Una Vida Diferente, juro solemnemente que esto es una travesura. Aquí tenéis una recopilación de pequeñas historias sobre Los Merodeadores.