Parte 30: Isolde

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Su amor... un amor tan puro... tan eterno... y sin embargo... a la vez tan efímero...

Viego se encontraba ya con todos los fragmentos que había reunido para aparentemente revivir a su esposa.

Momento en que apareció la Reina Sangrienta con una niña que decía ser su hija.

"Papá, detente"

"Pa... ¿papá?" - se extrañó el rey - "¿Quién eres tú?"

"¡Soy Gwendoline! ¡Soy tu hija!"

"Mi... ¿hija?"

"Mi señor..." - le habló la Reina - "Usted me dijo que cuando su esposa falleció estaba en cinta..."

"Pero..."

"Cuando usó las aguas y la resucitó... también trajo el alma de su hija..."

"Karthus..."

"Parece ser cierto" - dijo tranquilamente - "Probablemente haya despertado al tener cerca el alma de Isolde... completa"

"Esto... esto es..."

"Papá, no la traigas"

"¿Qué?" - preguntó con cierto enojo - "No voy a detenerme"

"Mamá no querría eso, lo sé, es lo que sintió cuando regresó..."

"No... cuando regresó ella..."

Los recuerdos de aquel momento eran difusos. Había un sentimiento de dolor, pero también de calidez al abrazarla...

"Tiene que volver..."

"¡No! ¡No lo hagas!"

"¡Silencio!"

Viego logró paralizar a Gwen, mientras Karthus le otorgaba el fragmento de alma faltante.

Todos los fragmentos se unieron en la caja de música que tenía en frente y un poderoso torrente de luz iluminó la sala.

Finalmente surgió una figura fantasmal con figura de mujer. Parecía confundida por ver dónde se encontraba, hasta que vio a...

"Viego..."

"Isolde... mi amor..."

"Qué... ¿qué ha pasado?"

"Me costó mil años traerte de vuelta... pero por fin lo logré..."

"Pero... esto..."

La mujer vio entonces a Gwen, que aún estaba paralizada por el poder de su padre.

"Esa niña..."

"Nuestra niña, Isolde... también ha vuelto... la salvaste..."

"........"

"Y tras tanto tiempo... yo también he podido salvarte..."

Por primera vez en siglos Viego volvía a sentir la calidez en su interior, tanto que no pudo evitar sonreír de felicidad.

"Quién... ¿quién es ese hombre?"

"Oh, Karthus, mi consejero"

"Su majestad..."

"Ya veo..." - entonces miró sospechosamente a la Reina - "¿Y ella?"

"Una reina cadáver"

"¿Reina?"

"Soy la Reina Sangrienta, un placer conocerte, soy muy fan tuya... y con qué bombón te quedaste"

Isolde tenía muchos sentimientos encontrados. Estaba feliz por ver a su niña sana y salva. Feliz por ver de nuevo al amor de su vida...

Pero cuando miró sus manos toda la felicidad se convirtió en tristeza...

Sus manos translucidas, casi hechas de niebla y apenas tangibles... entonces comprendió algo sobre su existencia...

"Isolde, estás... ¿llorando?"

"Viego... lo siento..."

"¿Qué ocurre?"

"Estoy feliz de verte una vez más... no sabes cuánto..."

"Isolde..."

"Pero no pertenezco a este lugar"

"No... estas Islas son nuestro reino, todo... todo será..."

"Todo esto que has construido... es tuyo..."

"........"

"Otra página de tu historia... yo no pertenezco a ella..."

"Isolde, por favor... no..."

"Estoy muerta... ni siquiera soy lo que tu eres... soy un alma... una que necesita descansar..."

"........"

"Viego..."

"Tanta sangre... tantas almas... tantas vidas..."

"........"

"Todo... por ti... no puedo vivir sin ti..."

"Has vivido sin mi... solo tienes que abrir los ojos..."

"Isolde..."

El alma de la mujer empezaba a desaparecer, con el rey entrando en pánico por primera vez desde que aquella flecha la atravesó...

"No... otra vez no..."

"Viego... sé del daño que has hecho..."

"........"

"Sé que puedes ser un buen rey... un buen padre..."

"No..."

"Prométeme que la cuidarás..."

"Isolde..."

"Ama a nuestra princesa..."

"Isol..."

"Te quiero... y siempre lo haré..."

Y con esas palabras finalmente desapareció.

Karthus y la Reina permanecieron en silencio conforme su señor de derrumbaba de rodillas y por primera vez lo veían sollozar.

El liche aprovechó y levantó el hechizo usado sobre Gwen, quien se acercó a él.

"Papá..."

"He vuelto... a perderla..."

"........"

"Mil años... intentando enmendar un error... y vuelvo a perderla... otra vez estoy solo..."

"Eso no es cierto"

"¿No?" - se levantó para mirarle con enojo - "¡Mil años en soledad! ¡Y toda la eternidad por delante!"

"........"

"¡¿Qué me queda?! Salvo... sombras y muerte..."

"A mi, papá... me tienes a mi..."

"Y a nosotros..."

La Reina se acercó para tocar su hombro, trayendo recuerdos de sus intentos de conversar con su sobrina... cuando reprendía a Thresh... 

Cuando castigaba a almas oscuras... cuando hablaba con Karthus o ella... cuando reconoció a Isolde en el rostro de su hija...

"Sé que has sido malo, papá..."

"........"

"Pero... nunca te dejaré solo..."

Frente a esto el rey simplemente abrazó a su hija. El último regalo que le ofreció su amada Isolde.

El Rey ArruinadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora