—¿Ya me vas a explicar que cosa es esta? Aún sigo pensando que es alguna clase de demonio come hombres—
—Samuel... es un tren. Un bendito tren— Llevo más de una hora explicándole a este idiota que el tren en el que nos subimos no es ningún tipo de mounstro, ni siquiera uno marino, pero no entiende. Al parecer volverse humano lo dejó con el cerebro seco.
—Ya. Pero por qué los demás lo llaman metro. Eso es otra cosa o no?
—Sí, son cosas distintas, porque el tren funciona a carbón y este que es un metro usa gasolina o luz solar.
—¿Tanto te costaba explicarme eso? Seré tonto pero algo no me cuadraba.
—... cállate...
—Cállame— No puede ser...
—Aquí no te voy a besar, ¿Ok?— Le dije en voz baja para que nadie escuchara—. Las personas nos van a mirar mal si lo hago.
—... ¿Los volveremos a ver?
—No, pe— Hijo de puta... igual terminó robándome un beso— Estoy a nada de partirte la cara.
—Te aprovechas porque ya no puedo matarte con un toque... ya verás, a penas lleguemos a tu casa no te dejaré salir por nada del mundo.
—Hazlo y le diré a mi madre que te exorcise—
—No va a servir de nada... ahora no—
—Verdad...— respondí cruzandome de brazos para luego cerrar mis ojos—Voy a dormir unos minutos. Despiértame en la siguiente estación.
—¿Nos bajamos en esa?
—No, en la que sigue de la que viene, pero igual es un camino algo largo y no he dormido nada.
(...)
—Tranquilizate Ruben, tu mamá no se va a enojar contigo por escapar de esa forma, solo lo hará conmigo.
—Lo sé pero no quiero que te haga algo...—
—Si lo hace será por el momento, luego pensará mejor las cosas y todo volverá a estar normal. Te lo aseguro—
—Bien... ya estamos llegando, así que por favor cálmate—
—Estoy tranquilo...—
—No te lo decía a tí, me lo decía para mí— dije mirándolo con el ceño fruncido.
—Por favor no te enojes... a penas estoy manteniendo la calma y tú no ayudas mucho.
—Ok, ya... dame un beso— pedí tomándolo de los hombros para acercarme rápidamente a él. Claramente no se negó, pero por alguna razón no se sentía cómodo.
—¡Así los quería pillar!— mierda, reconozco esa voz...
—H-Hola, mamá...— hablé a penas me separé con rapidez de Samuel dejándolo detrás mío— ¿cómo estás?
—Nada de como estás. Sepárate de ese engendro ahora mismo si no quieres que los mate a los dos.
—E-Espera un poco, si me dejas explicarte que ya todo está resuelto, te estaría agradecido.
—No quiero que me expliques nada. Aléjate de él ahora mismo— volvió a pedir mi madre caminando hacia nosotros—. Ruben, hazme caso, estuve muy preocupada por tí gracias a este estúpido y no me gusta para nada el que lo estés protegiendo.
—¡Mamá entiende que no te dejaré acercarte!
—¡¿Y por qué no?! ¡Soy tu madre y debes hacerme caso!
—¡Porque él ya no es un dios!— Le dije casi quedándome sin voz.
—¿Qué? ¿Cómo es eso posible...? ¿Me estás mintiendo verdad?
—No... no le estoy mintiendo, señora...— Habló Samuel saliendo de atras mío acercándose a mi madre—. Me quitaron mis poderes y ahora soy un humano.
—No me vengas con tonterías... eso es importante. A menos de que tu superior lo haya hecho.
—Lo hizo, mamá... mira, ni siquiera tengo la marca.
—¿Y cómo es que tú sigues vivo? La única forma de quitarte los poderes, es matandote.
—No lo sé... seguramente lo hizo y yo ni enterado, porque recuerdo absolutamente todo.
—... no me convencen...— dijo ella sacando un polvo de su bolsillo para tirarlo sobre Samuel.
—¡¿Qué haces?!
—¡Si de verdad es un humano, no le pasará nada!
—Huele mal...— alegó Samuel tratando de limpiarse el polvo— ¿Qué otra prueba quiere que le haga para que vea que soy humano?
—... nada... no hagas nada— dijo ella guardando las cosas que tenía en sus manos—. Me voy. No estoy dispuesta a que jueguen conmigo.
—Pero...
—No, Rueben, déjame sola— interrumpió caminando por mi lado—. Vendré en otro momento, pero ahora déjame sola.
—E-Está bien...
—Cuídate— dijo por último para luego irse en dirección a la entrada del pueblo.
Claramente quedé sin entender muy bien lo que había sucedido, ya que pensé que mamá iba a atacarnos con algo más fuerte que un simple polvito. Pero al fin de cuentas es algo bueno ¿no?
—¿Y ahora qué?
—No lo sé... necesito procesar muchas cosas.
—Yo también... ¿por qué no me golpeó? Ya me veía con un ojo morado.
—No te miento, yo igual esperé los golpes— le dije riendo mientras me acercaba a él para abrazarlo—
—¿Entonces ahora estaremos tranquilos?
—No lo sé... pero déjame pensar por un tiempo que sí lo estaremos— le dije mientras suspiraba de forma pesada—. Vamos a casa, por favor...
—Nuestra casa, querrás decir. Ya sabes que no tengo otro lugar a donde ir y tú eres el único que está conmigo.
—Ya vas a empezar a adueñarte de todo.
—Obvio, pero tú siempre serás la primera cosa de la que me adueñé— me dijo besando mi frente—. Ya mejor salgamos de aquí antes de que los vecinos nos vean.
—Que lo hagan, en todo caso ahora tendrán que acostumbrarse a vernos juntos.
—¿Para siempre?
—Eso espero. Aunque ya sabes que tu tiempo de vida está reducido.
—Verdad... pero creo que será el suficiente para estar a tu lado.
—... te amo
—Yo también te amo.
(ノ◕ヮ◕)ノ*.✧(ノ◕ヮ◕)ノ*.✧(ノ◕ヮ◕)ノ*.✧(ノ◕ヮ◕)ノ
Me siento rara terminando una historia después de años sjshhshs pero pos ahí ta, como el culo pero está.
Igual haré un epílogo, pero no sé si lo subiré esta semana o la otra.
Nos vemos y gracias por quedarse leyendo esta wea
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Ofrenda (Rubegetta)
FanfictionBuscar a la indicada no es cosa fácil y más cuando te la han prometido a cambio de que la paz reine en un pueblo que vive en constante sufrimiento. Pero ya han pasado 1.000 años y aún sigo resguardandolos como si ya me hubieran pagado correctamente.