Dos días

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(Ruben)

Que raro...¿De verdad todo lo que pasó hace un par de días era real o solo fue un sueño?, porque parecía muy real. Hasta incluso ayer me levanté pensando que ese Dragón estaría en la habitación.

Alex vino unas horas después y le hablé sobre las cosas que habían sucedido, pero me dijo que pude haber tenido un mal recuerdo que me haya hecho ver todo eso. Tampoco me creyó cuando le dije que él había hablado hasta con su madre.

Finalmente se fue a eso de las 12 de la mañana porque ya tenía que ir a trabajar y desde entonces he estado revisando papeles sin parar. Solo me detuve a la hora de dormir. Y hoy sigo revisando las cosas que quedaron sin sacar. Mi papá al ser el único hijo no tuvo que soportar el inconveniente de repartir el lugar con hermanos y yo voy por el mismo camino.

—¿No crees que sería mejor tirar todo eso afuera para que tengas más despejado el lugar?—Mire hacia atrás para ver quién había hablado y pude percatarme que era ese Dragón. Si se lo muestro a Alex al fin me creerá.

—¿Y tú?¿no te habías ido?— Ya pensé que me había liberado...

—No puedo irme y dejar a mi esposa sola— Dijo acercándose a mi lado— A parte sabes me perteneces de por vida—

—No digas que soy tu esposa...— Mi cara se puso algo roja cuando dijo eso. Pero viéndolo del lado correcto, es muy perturbador—Y menos que soy de tu pertenecía, no nací para ser del alguien—

—Eso debió pensarlo tu antecesor. No puedes negarte a lo inevitable— Dijo tomando mi barbilla tratando de que lo mirara a los ojos— Igual no eres tan feo como pensé—

—¿Oye y eso a que viene?— Él no respondió a mi pregunta. Solo se acercó más y terminó dándome un beso en la boca—¡¿Pero que...?!—

—Tampoco tienes mal sabor...creo que estoy pensando en dejarte vivir un tiempo más— ¡¿Vivir un tiempo más?!

—¡¿Pero era necesario besarme?!¡¿Estás mal de la cabeza o algo así?!—
Salí corriendo hasta mi habitación para no verlo a la cara, me siento demasiado avergonzado por eso.

—Muchacho, espera no te vayas— ¿Y ahora que le pasó para que actúe tan tranquilo?, antes de ayer me hubiera matado en un instante.

—¿Q-qué quieres?...— No pienso acercarme a él sabiendo que hará de nuevo eso.

Él estaba a punto de responder. Pero por alguna razón, la casa comenzó a sonar de una manera no tan normal. Y el Dragón no dejaba de mirar el techo, era el lugar donde sonaba más fuerte.

—Guarda silencio— Dijo lanzándose sobre mí cubriéndome con sus ropas.

—¿Qué sucede?— Estoy empezando a asustarme. Los sonidos no paran y además las luces parpadean sin parar.

—Te dije que no hablaras, van a oírte y te matarán— Dejé de hablar y también traté no moverme demasiado. Ya bastante tengo con tratar de que me dejen en paz y ahora que algo más pase, me pone en una situación peor.

—Hola Dragón...¿Cómo estás?— Una voz se escuchó frente nosotros. No sé quién será, pero no tiene permiso para entrar a mi casa.

—Kitsune... al fin apareceres—¿Un zorro?

—Bueno ya sabes... los años pasan y hay que saber volver en el momento justo—¿Volver?¿A caso él vive con un zorro?

—¿Y que importa que los años pasen? te dije por las buenas que no aparecieras nuevamente. No te debo nada—

—¿Cómo que no me debes nada?, me prometiste que la próxima vez que te entreguen tu ofrenda, me darías la mitad a cambio de no volver a atacar este lugar—

—Cierto, pero aún no aparece y no sé cuándo llegará. Seguramente este año no me la entregarán— ¿Qué está tratando de hacer?

—Oh...pero si aún no tienes idea de dónde está ¿Qué haces en esta casa si tu templo está en la colina?— El Dragón se tensó al no saber como responder.

—Bueno yo...—

—¡Ruben, ábreme!— Ay no...Alex está afuera y va a hacer que me descubran.

—Mierda, viene alguien... me voy, luego volveré— Dijo el zorro corriendo hacia una de las ventanas.

Luego de eso, Alex entró con unas bolsas con varias cosas que seguro se las dieron en algún lugar. Es del tipo de persona que regala lo que le regalan. No soporta recibir tantas cosas sabiendo que no las ocupará.

—¿Por qué no habrías?, tuve que entrar solo ¿No te importa cierto?¿Ruben?—

—Aquí estoy, perdón por eso pero estaba ocupado y no podía salir— Le dije sacándome lo que quedaba de ropa de encima.

—¿Ocupado escondido en la ropa de alguien?— Asentí levantándome del suelo—¿Y él quien es?—

—Es la persona que te hablé ayer— Un momento...¿Qué hará si llega a ver al Dragón en su forma original?

—¿Cuál el que habló con mi mamá o el que dices que es un dragón?—

—Es el...el que habló con tu mamá— Al parecer lo confundió con otra persona, menos mal.

—Hola me llamo Samuel, soy el esposo de tu vecino— Dijo dándole la mano como si nada.

—Espera un poco...¿Cuándo fue que te casaste con un anciano?— Rápidamente negué aclarando que no me había casado con él—¿Pero por qué dice ser tu esposo?—

—Está un poco mal de la cabeza. Tuvo un accidente y por eso habeces habla lo que sea— Miré al Dragón tratando de que para de hablar, me terminará poniendo en problemas.

—Con permiso, me tengo que retirar. Fue un gusto conocerlo— Dijo Samuel caminando hacia la salida—Volveré a penas terminé de resolver unas cuentas—

—Ok, ve con cuidado— Le dije a penas salió.

Miré a Alex para saber si quería dejar las bolsas en la mesa mientras iba a calentar la tetera para que tomáramos un té. Pero él solo se me quedó mirando de manera desconfiada.

—Tenemos que hablar—

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chuchuchu chachacha

Ofrenda (Rubegetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora