Regreso

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(Ruben)

—Ya suéltame, estamos en la casa de tus familiares— Que viaje tan corto...la primera vez pensé que moriría.

—Gracias...entremos entonces— No puedo hacer que se vaya por el momento. Debo ganarme su confianza hasta que pueda alejarme.

—¡Ruben!—¿Quién me llamó?, no veo nada con esta oscuridad—¡Aquí al lado, niño!—

—¿Quién?...¡Ah, señora Abigail, no la vi antes, perdón!— Era mi vecina, que suerte encontrarla justo antes de encerrarme.

—Cuando tiempo, mi niño. Estás más alto y además eres idéntico a tu mamá— Dijo abrazándome con mucha fuerza—Lamento la muerte de tus abuelos, eran tan jóvenes—

—Fue terrible...pero mejor no pensar mucho en ello que me pondré a llorar  si sigo—

—Te juro que yo también...oye, te tengo algo de comer que guardé todo el día esperando a que llegaras esperame aquí mientras lo traigo—

—Esta bien, no me moveré ni en centímetro— Ella rió y se fue a toda prisa en busca de la comida.

Miré hacia un lado encontrándome con ese Dragón observando a aquella señora con mucha concentración. Si no fuera porque lo miré, aún seguiría así.

—¿Viste?, eso es sociabilizar—

—Es algo complicado de hacer, ¿Cómo dejas que los demás te toquen sin siquiera pensar en que te pueden hacer daño?— Parce que de verdad este espíritu no ha conocido el afecto.

—Bueno eso sucede porque existe la confianza con otra persona. Con eso no nos sentimos en peligro y ellos tampoco—

—Oh...¿Y ese confianza se consigue hablando de comida y recibiendo regalos?—

—Algo así...pero también debe haber algo en común que nos motive a conocernos más—

—Me sigue pareciendo complicado e innecesario—Dijo metiendo sus manos dentro de sus mangas. Yo suspiré sin saber que más hacer.

Por suerte, Abigail ya estaba de vuelta y me entregó una fuente con comida que había preparado en la tarde. La acepté con mucho cariño.

—Devuélveme eso cuando quieras, no tengo apuros— Dijo mirando hacia atrás. Al parecer ya se dio cuenta de que venía con alguien—Asegurate de compartirlo con tu amigo, se ve que tiene mala cara por no comer adecuadamente—

—No crea, él es así— Ni siquiera sé si es verdad, pero tengo que decir algo.

—Ya veo...¿Y cómo te llamas?— Oh no...yo tampoco se su nombre. Solo lo llamo por Dragón.

—Mucho gusto. Me llamo... Samuel— ¿Ese es su nombre?, no me lo dijo en ningún momento.

—Hola Samuel, yo soy Abigail la vecina de este niño pelos de choclo— Ella me quiere mucho, se le nota con tan solo nombrarme.

—Me pinté el pelo hace poco. Miré, ya está volviendo a crecer—

—No me creas...te vez lindo con o sin pelos de choclo— Escuché una leve risa salir del Dragón y luego otra de Abigail—Bueno ya tengo que volver. Mañana pasa a visitar a Alejandro, de seguro estará feliz de verte—

—Eso haré. Nos vemos y gracias otra vez por la comida—

Seguido a ello le pedí al Dragón que me sostuviera la fuente mientras abría la puerta. Y ya estando adentro fui a prender las luces para que dejara de estar oscuro.

—Que lugar tan extraño. No se parece nada a como lo recordaba— Decía mientras tocaba las paredes—¿En donde tienes las armas?, tengo que deshacerme de ellas antes de que me hagas algo—

Ofrenda (Rubegetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora