Proteger

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(Dragón)

Maldito Kitsune... no creí que volvería después de que le dije que no volviera a pisar este lugar. Tengo que encontrarlo antes de que le ponga las manos encima a mi ofrenda, no dejaré que le haga nada.

—¿A dónde vas?— Debo tener suerte al ver que no se fue muy lejos. Sólo se subió al techo.

—¿Puedes bajar?, no sé cómo subir estando así— No veo ninguna escalera que me deje llegar hasta arriba.

—No hay necesidad en este momento, si quieres decirme algo, dímelo ahora o simplemente me iré—

—Sabes que es lo que te voy a decir. No hay necesidad de gastar tantas palabras—

—Bueno como quieras...solo te diré que no te va a servir de nada ocultarlo, ya lo vi y vendré por mi parte en unos días más— Dijo bajando del techo con un salto largo
—Aunque, si no quieres que me lo lleve...¿Qué otra cosa me ofreces a cambio?— Por eso odio a los zorros...tratan de chantajearte como puedan.

—No sé. Déjame pensar— No tengo nada para ofrecer, no me gusta conservar cosas y menos tratar con espíritus como estos.

—¿Estás bien?¿Es raro que aún dejes a ese chico vivir? recuerdo que hace 100 años no dejaste ni los huesos de esa mujer—

—Lo sé, pero él no es como ellas...— Y lo puedo comprobar con solo ver que no me ha llegado a atacar—Así que te pediré nuevamente que no te acerques—

—Oh... eso lo veré, pero por ahora me voy a retirar—

—Por favor...— Juro que no dejaré que nada le haga daño, aunque termine luchando por su seguridad, lo haré.

—Sabes que es lo que pido, ya tu verás si me haces un intercambio— Tengo unas ganas horribles de deshacerme de él... lo mataría si pudiera, pero no sé cuanto es el poder que tiene en realidad—Adiós, nos vemos pronto— Dijo alejándose de poco en poco.

Odio a ese pequeño zorro, su apariencia hace engañar a quien se encuentra, pero toma un poco de confianza y se cree el amo y señor del mundo. Desearía matarlo ahora mismo, pero no es bueno comenzar una lucha sabiendo en la situación que estamos.

El fin...mejor dejaré de pensar en ello por esta vez, tengo que preocuparme de cosas más importantes que de un zorro maloliente.

—Samuel, que gusto verte— Es la señora que vi la otra noche. No pensé que aún se acordara de mi.

—Hola...—Yo ni de su nombre me acuerdo. Espero que no se de cuenta.

—¿Qué te pasó?¿Estás bien?¿Te duele algo?— Negué explicándole que me sentía un poco cansado, pero que con dormir un poco se me pasaría—Oh... oye ¿Me puedes hacer un favor? o más bien ir a buscar unas cosas a mi casa—

—Esta bien— Le dije comenzando a caminar hasta su casa.

Ya adentro me llevó hasta una habitación con muebles que prendían fuego. Me entregó algo que se llamaba tarta y me pidió que me la llevará a la casa de Ruben diciendo que por favor la aceptara y se la comiera toda.

—A ese niño le encantan las tartas de queso. Antes venía a solo comer y jugar con mi hijo— Dijo sentándose en una silla—Lastima que no lo dejaran salir mucho a la calle—

—¿Estaba enfermo?— Negó mirándome preocupada.

—Existen leyendas de que esa familia tenía un pacto con un espíritu que cada cierto tiempo venía por uno de sus hijos y por eso cuando venían de visita no lo dejaban salir más allá de mi casa o su patio—

—Oh... debió pasarlo mal— Ella asintió tomando un libro de otro mueble que estaba en esa habitación.

Dentro del él habían unos dibujos de unos niños que parecían como si el pintor los habría plasmado a la perfección en esas pequeñas hojas. La forma en que dibujan va cambiando con el tiempo al parecer.

—Siempre miro estas fotos tratando de averiguar cuál era la razón por la que no lo dejaban tener una vida normal a corde a su edad, pero al menos no terminó siendo un rebelde tratando de escabullirse por todos lados—

—¿Cuantos años tenían en ese tiempo?—

—Aproximadamente unos 10 o 11 años. Desde entonces sus padres comenzaron a ser más sobre protectores con él. Hasta que ya cumplido los 16 no volvieron a pisar este lugar— Son muchos años en los que no vinieron... seguramente es por mi culpa.

—¿Qué hay detrás de uno de ellos?— Hay una especie de sombra con puntos blancos que no deja de mirar a uno de los niños. Se ve super sospechoso.

—No tengo idea, pero debió ser algún fallo de la cámara—¿Cámara?

—Oh...se parece a un Yōkai, pero de los débiles— Se nota que este lugar tenía problemas. Tantos años han pasado y todavía hay algunos demonios, pero son de los débiles.

—¿Cómo piensas que puede ser eso? no existe tal cosa en este lugar, dejaron de aparecer en los libros cuando la leyenda del Dragón de la colina se hizo más fuerte— Obvio si los eché a todos, señora inculta.

—No sé, solo lo creo y ya...— Creo que mejor me voy, se me va a hacer tarde si sigo aquí, esa cosa de tarta se está derritiendo—Me iré, nos vemos pronto—

—Adiós Samuel, espero que disfruten de la tarta— Asentí saliendo de la casa para ir en rumbo hacia la del muchacho.

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Odio wattpad, primer aviso.

Ofrenda (Rubegetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora