Llegada

613 84 16
                                    

(Dragón)

Desperté sintiéndome más alterado que de costumbre, nunca me había pasado y me parece que algo no muy bueno va a pasar. De seguro debe ser por el año en que estoy. Mi estómago está empezando a gruñir y por el pueblo no hay señales de mi ofrenda. Parece que este año se acabará la buena suerte para el pueblo.

Pero me parece extraño que nadie ande asustado, hace 100 años todos estaban parados en mi puerta rezando por un año de buena cosecha. Pero con el tiempo ya casi no me visitan.

—Ahg, que olor tan fuerte— Me sigo sintiendo extraño y es culpa de lo que sea que huela así. Tendré que bajar al pueblo o si no estaré aún peor cuando llegue la fecha de que lleguen con la humana.

El problema es que no puedo estar con mi forma natural o me matarán. Las armas de este tiempo se nota que son más potentes y no creo que llegue a sobrevivir si una de esas balas como le llaman, me atraviesa un ala. Bien...mejor dejaré de pensar en ello y bajaré

Mierda, al abrir la puerta se hace cada vez más fuerte. Tengo que encontrarlo luego. Mejor comienzo a correr para llegar más rápido.

Ya me queda poco para llegar y cada ves el olor es más intenso.

—¡Cuidado!—Por ir a toda velocidad choqué con un aldeano. Tengo que fijarme más por donde ando.

—¿Puedes tener más cuidado cuando corras?— Dijo ese chico tratando de levantarse con mucha dificultad, al parecer se lastimó la cabeza.

—Lo lamento, estaba buscando a alguien y no me percaté que a esta hora había gente por aquí—Mi kimono quedó lleno de polvo, mejor me sacudo antes de que se quede pegado y después no pueda sacarlo.

—Bueno, espero que tengas suerte. Nos vemos— Dijo para luego comenzar a alejarse sin mostrar algún tipo de dolor. Es raro porque igual corrí a mucha velocidad...

Iba a seguir con mi camino, pero por alguna razón, comencé a seguirlo. Tengo la sospecha de que él es el que tiene ese olor tan atrayente. Es parecido a las mujeres de esa familia, pero me parece extraño que un hombre tenga ese aroma de tal magnitud. Espero que no se de cuenta que lo sigo o si no pensará que soy alguna clase de secuestrador.

—Oye tú, ¿Me estás siguiendo?—Ya se dio cuenta...

—Sí, ¿Por qué?—Creo que se está poniendo nervioso. Pero no puedo irme como si nada.

—Deja de hacerlo...me pones nervioso y además no sé quien eres— Estoy seguro, es un familiar de ellos, tiene las mismas facciones que la mujeres que me han mandado, pero a diferencia que es un hombre, aunque no me disgusta para nada, alimento es alimento sin importar como venga envuelto.

—A bueno...yo si se quién eres— Lo confirmo, él es la ofrenda que me prometen cada 100 años, lo siento muy fuerte.

—¿Perdón?¿De dónde nos conocemos?—Rápidamente me acerqué a el y tomé sus manos para sostenerlas con las mías.

—Tú eres mi esposa—Le dije sin titubeos.

Él no dejaba de mirarme con los ojos muy abiertos, seguramente estaba tratando de asimilar lo que le dije, pero al poco tiempo miró hacia los lados tratando de ver la manera de escapar.

—¿C-como así?, es imposible, en mi vida te he visto y me dices que soy tu esposa...¿Estás bien?—

—Sí lo estoy...¿A caso tus padres no te han hablado de mi?—Su cara de susto aumenta cada vez más. Lo que me pone nervioso. Espero que entienda luego de lo que hablo o sino me veré en la obligación de llevármelo a la fuerza.

—Para nada...¿Eres alguien importante?¿El que cobra la renta o algo parecido?— Ay dios... mi paciencia se está acabando.

—Te explicaré cuando lleguemos a mi templo—Mejor me lo llevo antes de que aparezcan los demás humanos.

—¿A donde?— No le presté atención a lo que dijo y rápidamente lo tomé por los hombros y me transformé en Dragón aprovechando que no había nadie y también para volver a mi templo lo más rápido posible.
—¡¿Pero que mierda pasa?! ¡bájame, me voy a caer!—Dijo gritando a todo pulmón.

—Cállate o nos escucharán—Le dije mirándolo a reojo, pero él no respondió nada, ya que se había desmayado.

Al final no fue tan difícil llevarlo a mi templo. Estando así lo pude mover sin problemas. Me hubiera gustado correr con esta misma suerte los años anteriores cuando trataba de llevarme mi ofrenda.

Recuerdo que una no se quiso ir por las buenas conmigo y al tratar de llevármela de la misma manera que a este chico, se terminó resbalando y calló de una gran altura. Pero igual fui a recogerla y me la comí.

En fin, volviendo al presente, dejé a ese niño en el suelo de mi hogar y me quedé esperando a que abriera los ojos

(⌐■-■)(⌐■-■)(⌐■-■)(⌐■-■)(⌐■-■)(⌐■-■)(⌐■

Chirimoyas con caca

Ofrenda (Rubegetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora