La habitación no estaba en el habitual orden. Había un montón de bocetos a lápiz en el piso y uno que otro lienzo en el que empezó trabajar y que terminó por desechar al no estar segura de lo que estaba haciendo.
Había asumido un gran reto y muchas veces sintió ganas de llamar a Michiru Kaiou para decirle que no estaba a la altura de la situación. Sin embargo, esa posibilidad se veía eclipsada cada vez que recordaba la confianza que Seiya le recalcaba en cada oportunidad.
Desde que habían almorzado juntos, él había entendido perfectamente cuando ella le dijo que no respondía mensajes en su teléfono (ya ni mencionar si se los enviaban por esas aplicaciones modernas de las que su teléfono carecía); por lo que el muchacho le llamó desde el primer momento para asegurarse de que había llegado bien a su casa y, aunque ya habían pasado algunos días, de vez en cuando le llamaba para saludarla y saber cómo estaba.
Serena trataba de ser lo más profesional posible y buscaba que en esas llamadas más bien informarle sobre sus ideas y progresos respecto al arte de su disco; aunque él le decía que no se preocupara, que se relajara y dejara que las ideas fluyeran. Como también artista, le aconsejaba que no se presionara y disfrutara el proceso.
– Tienes mucho talento. Estoy seguro que lo harás muy bien – le comentaba.
Cuando comenzaba a trabajar algo y no le gustaba, se sentía derrotada pero recordaba que Seiya y la propia Michiru confiaban en ella y volvía a empezar.
Era la primera vez que trabajaba para alguien más y, por ello, era también la primera vez que iniciaba desde cero tantas veces. Su estudio nunca había estado tan atestado de intentos fallidos y reinicios.
Darien diría que no desperdicie tanto material – pensaba. Pero por esta vez, dada su ausencia, Serena se daba la libertad de que la opinión de Darien no importara.
Sólo un poco... al menos esta vez.
Posiblemente cuando él viera el resultado y supiera hasta dónde llegó su trabajo, no importaría todo el material que "desperdició" para lograrlo.
En el par de llamadas que tuvo con Darien en esos días, ella no tuvo oportunidad de contarle lo que estaba haciendo; su novio era muy conciso en lo que decía: siempre ocupado, de reunión en reunión, arreglando temas en Estados Unidos y que sabía que los papeles de ella avanzaban favorablemente.
Serena se quedaba con cierta decepción al no poder contarle sobre lo que ella estaba haciendo, pasando, pensando, sintiendo... Y también por no encontrar en el tono de voz de Darien esa ansiedad por verla de la que Setsuna le había hablado.
A ello se le sumaba que no quería hablar con sus papás y con sus amigas de cómo empezaba a resentir la actitud de Darien. Lo que a veces la inquietaba y le robaba inspiración para pintar.
Y es que, por un lado, no quería preocupar a sus papás y menos manchar la buena imagen que Darien tenía con ellos; por el otro lado, no sabía qué pensarían sus amigas de la situación. Ellas siempre la cuidaron como una hermana menor y no quería tener con todas ellas una incómoda conversación como las que había tenido con Rei.
Con su amiga tuvo una primera incómoda charla que había terminado en una bofetada y en la segunda, Rei le había dado a entender que su preocupación era que Darien fuera como su padre: Takashi Hino.
Él no es así – se repetía constantemente. No podía serlo, Darien la cuidaba muchísimo, le procuraba todo lo que necesitaba y le preocupaba que se comportara como una dama. Sólo eso.
Serena miró la foto en su estudio. La única que había de ella y Darien, a él no le gustaban mucho las fotos pero ella se la había pedido con mucha insistencia y al final él cedió, inmortalizando su rostro con apenas media sonrisa mientras ella sonreía feliz colgada de su brazo.
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El destino se equivocó
FanficPara Serena, su destino estaba más que escrito. Su novio perfecto era todo lo que había soñado alguna vez; pero un poco distancia entre ellos, sumado a nuevas personas en su vida, le hará dudar sobre lo que siempre creyó su destino. ¡VOLVÍ A LOS AU...