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Olivia.

Salgo del baño de la habitación con tan solo una toalla enredada en mi cuerpo a modo de vestido, pero al fijar mi mirada junto al ventanal veo a Jesús fumando apoyado junto a la pared. Cuando me ve, siento como me repasa con la mirada deteniéndose finalmente en mis ojos. Lleva puestos unos vaqueros negros, una camiseta básica también negra, unas converse blancas, sin olvidarse de su chupa de cuero también negra. Es muy atractivo y es algo que no se puede negar. Lleva también su pelo más rizado que otros días. Aparta su mirada de la mía para dar una calada y luego volver a mirarme.

 - No sabía que ya estabas aquí -dije sincera haciendo que sonriera-

- He vuelto antes -dijo con una sonrisa- fui listo, sino me perdería estas vistas 

- Eres un cerdo -le dije moleste y él sonrío-

- Si bueno, si me dejaras quitarte esa toalla y hacer cosas de mayores lo dirías de otro modo -dijo Jesús con una sonrisa maliciosa haciendo que yo me sonrojara de pies a cabeza-

¿Por qué mi cuerpo reacciona así ante sus palabras?

Porque quieres que lo cumpla, cerda

NO NO, JAMÁS.

¿Acaso no quieres hacerlo en la ducha? ¿O tal vez en donde está él apoyado? ¿En el suelo o la cama?

Cállate de una vez.

- Bueno -hablé por fin bajo su atenta mirada- voy a cambiarme, ¿no tienes a tías a las que molestar?

- Sí, pero prefiero molestarte a ti -dijo con una amplia sonrisa-

- Ajá -dije cogiendo mi ropa para volver a entrar al baño-

Entré al baño y cuando ya tenía la ropa interior puesta, siento que tocan en la puerta.

- Oye -me llamó el castaño tras la puerta y supongo que al terminarse el cigarrillo- me estoy meando ¿me dejas entrar?

- Pues no -dije obvia- espera que acabe.

- ¿Queda mucho? Estoy por mear la planta que tengo al lado y es de plástico -dijo y cuando me estaba terminando de poner mi camiseta ancha escuché como abrió la puerta- Eh... es que me estoy meando.

- Si claro y no has entrado para mirar ¿no? -dije cruzándome de brazos y vi como miraba mis pechos- Eres un guarro.

Puse los ojos en blanco, cogí mi pantalón (aún sin habérmelo puesto) y pasé por su lado para ir hacia la cama. Sin embargo, algo, bueno más bien, alguien, me cogió del brazo y me atrajo hacia él, sí, estoy a escasos centímetros de Jesús. Miré a sus ojos y observé como alternaba su mirada con mis ojos y mis labios, solté un suspiro cansada y él me cogió por la nuca haciendo que nuestros labios se juntaran.

Me puse de puntillas para poder llegar mejor a sus labios, cosa que le hizo sonreír y continuó profundizando el beso. Jesús me sujetó por la cintura y me sentó sobre la pequeña encimera del baño junto al lavamanos, posé mis manos yo en su nuca para atraerlo de nuevo hacia a mi, pero él se posicionó en medio de mis piernas acariciando mis muslos mientras dejaba besos en mi cuello.  

Justo cuando el castaño iba a volver a besarme unos toquecitos en la puerta principal nos separaron. Él suspiró cabreado y apoyo su frente en la mía para a continuación dejar un pequeño beso en mis labios e ir a abrir.

Quien haya sido, solo espero que tenga una buena excusa. 

- Jesús -escuché la voz de una chica que reconocí como Jenni- habíamos quedado hace más de media hora.

- Si ves que no voy, creo que deberías pillar la indirecta -dijo él sin más-

- Eres un gilipollas -dijo ella enfadada y él cerró la puerta-

¿Estaba dispuesta a ser una más de la lista de un tío? ¿Y más aún sabiendo que sientes algo por él?

Me bajé de la encimera del baño, me puse el pantalón y salí del lavabo. Para mi sorpresa Jesús estaba sentado en uno de los sillones mirando al suelo con la mirada perdida, fue solo cuando salí que levantó la mirada y me miró interrogante.

- ¿Qué? -preguntó mirándome-

- Creo que tenías una cita -dije yo divertida-

- Bueno, sí, tenía -dijo y me miró- pero tengo mis prioridades -sentenció y bebió de su botella de agua-

- Ajá -dije y me senté en la cama- ¿Y quién será tu prioridad cuando sea yo como esa chica?

Sus ojos se abrieron como platos y casi se atraganta con el agua.

Silencio.

Esa fue la respuesta que obtuve. Absoluto silencio.

Sonreí sarcástica y fui yo la que rompió ese silencio tan incómodo que se había formado.

- Me voy a la habitación de Caddie -le dije mientras me ponía mis pantuflas y cogía mi móvil-

Salí de la habitación dejándolo allí y caminé por el pasillo hasta llegar a la habitación de Dani y Cad. Toqué y Dani me abrió, se pusieron a hablar conmigo ambos, pero mi cabeza solo pensaba en una cosa, bueno en una persona Jesús.

Parece que no aprendo. Este tipo de tío nunca cambia.

NUNCA CAMBIA.

Eso solo pasa en películas adolescentes estúpidas que están todas bajo un cliché también estúpido.

Definitivamente, solo me gustan gilipollas que ya sé de qué palo van y aún así me acaban gustando más de lo que deberían.


















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Jugar con fuego {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora