Déjame Sentirte 2 *Almas perdidas*

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Durante la siguiente semana, Cedric aprovechó que Sophia se encontraba en Manhattan grabando la miniserie para la que fue contratada y se ensimismó en su trabajo y en la búsqueda del nuevo ilustrador para su videojuego junto a Samuel Lawlees, su mejor amigo. No obstante, nada parecía satisfacer a sus inversionistas porque nuevamente lanzaron las ilustraciones sobre la mesa, pero en esta ocasión uno se molestó en suspirar y decir más que un simple: «sigamos buscando».

—No está funcionando y el tiempo está jugando en nuestra contra, agosto está a la vuelta de la esquina y si no hacemos algo pronto esto no saldrá para las fiestas.

—Me parecen unos dibujos...

—Grotescos, nada llamativos para los ojos de niños de cinco a ocho años. Necesitan más redondeces y colores, ellos no estarán en un campo de batalla como en tus demás videojuegos. Ni siquiera pudieron personificar de manera adecuada a los personajes, el personaje femenino se ve demasiado masculino y eso asombra en vez de atraer visualmente.

Asintió, en el fondo el señor Davis tenía mucha razón.

Sus ilustradores no estaban haciendo el trabajo adecuado.

—Yo tengo una sugerencia —acotó Franco Timberlake, un hombre amante de los videojuegos, bebidas, mujeres y diversión, que se dedicaba a invertir sus fondos y hacerse más rico gracias al trabajo de los demás.

Cedric había compartido con el hombre en varias ocasiones puesto que era uno de sus principales inversores y socios.

—Me gustaría escucharla.

Timberlake era el inversor más potente que tenía y nunca ponía límites cuando un proyecto le gustaba.

—Encontré a este muchacho en Mytok, ya saben, una red social donde la gente puede subir su contenido. —Cedric no solía tener ese tipo de aplicaciones, pero al parecer había cosas bastante interesantes allí—. Muestra sus trabajos mediante videos cortos y en lo personal me gusta mucho lo que hace. —Entregó su celular a los demás socios y los tres hombres asintieron complacientes, lo que sea que estuvieran viendo les gustaba mucho—. Mi gente se tomó la molestia de averiguar sus datos y aquí tengo todo lo necesario para que se pongan en contacto con él.

Samuel sujetó la hoja sin rechistar, su amigo estaba tan desesperado como él por acabar esa búsqueda cuanto antes.

—Vive en Miami —observó su amigo y Cedric tamborileó los dedos sobre la mesa de cristal.

—Alquilaremos un departamento para él, haremos que trabaje como nunca en los siguientes veinte días y tendremos el videojuego listo antes del quince de agosto. Esa es mi promesa.

No le importaba cuánto dinero pudiera costarle contratar a ese muchacho, si sus inversores lo querían en el proyecto, lo tendrían.

—Me parece —decretó Davis, enseñándole el celular y efectivamente el estilo de las ilustraciones del muchacho eran perfectas para su videojuego—. Es lo que necesitamos, encárguense de contactarlo lo antes posible. Volveremos en dos semanas para evaluar los adelantos.

Una vez que se quedó a solas con su amigo, Cedric se frotó el puente de su nariz con frustración y Samuel se sentó delante suyo, leyendo los datos que Timberlake les había otorgado.

—¿Qué sucede?

—No trabaja solo, son dos personas.

—Mejor, así terminan el trabajo más pronto.

—¿Quieres que los llame yo o lo harás tú?

Abandonó su lugar y se dirigió hacia su despacho, seguido de Samuel.