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Esto no estaba dentro de sus planes, pero por mucho que Hope quisiera salir corriendo de ese edificio y de Manhattan para regresar a Miami y refugiarse en su hogar y todo lo que ya era conocido para ella, lo único que pudo hacer fue parar en seco y esperar pacientemente porque los pasos de Cedric se hicieran cada vez más cercanos.

—¿Qué haces? Creí que no querías hablar con él —reprochó Joy por lo bajo y Hope observó a su madre, quien le sonrió con cariño y abrazó a su hermana para instarla a seguir con el camino—. ¿De verdad la dejaremos con él?

—Pronto nos iremos y no volveremos a saber más de Cedric, supongo que tu hermana tiene un par de cosas que decirle.

Sí, después de ese encuentro nunca más volvería a saber de Cedric porque ya no había nada que lo uniese a él. El asunto de William y Felicity lo manejaría mediante a Guillermo y ella continuaría con su vida y trabajo en Miami, el lugar donde estuvo los últimos tres años y en el cual había empezado a crecer como persona.

Se frotó las manos en su pantalón y tragó con fuerza al darse cuenta que debía recomponerse porque Cedric estaba muy cerca. El haber sido invidente durante tantos años la había hecho muy sensible a los sonidos y presencias.

—Espérenme abajo, por favor.

Siguieron con su camino y Hope giró sobre su eje encontrándose cara a cara con su exmarido, el hombre que le había roto el corazón al engañarla vilmente durante mucho tiempo y demostrarle que no era tan bueno como ella había creído.

Era plenamente consciente de cómo lucía, Cedric siempre salía en diferentes anuncios y era bastante popular en las redes sociales gracias a su lindo rostro, a sus cuentas bancarias y a su popular novia; no obstante, ni siquiera las fotos podían hacerle justicia a su belleza masculina, por lo que era normal que se sintiera tan afectada al poder admirarlo físicamente después de tantos años.

—¿A qué estás jugando? —Su voz era suave y ronca. La piel se le erizó bajo la ropa—. ¿Por qué les privas de sus derechos?

Ladeó el rostro, no sonaba altanero ni mucho violento, él simplemente se oía angustiado y de cierta manera lo comprendía, sus hermanos eran un desastre y era normal preocuparse por su futuro cuando en este ya no figuraba la fortuna de su padre.

—¿Qué derechos? Todo es mío y yo decido que hacer con mi dinero y propiedades —lo provocó, no dejaría que nadie se aprovechara de su bondad—. Deberías ser más agradecido, estoy tratando de hacer algo bueno por nuestros hermanos —comentó con humor negro y cuando Cedric quiso sujetarla del brazo, elevó la voz—. Ni se te ocurra tocarme. —Sus palabras temblaron y él bajó la mano inmediatamente—. Descuidaste a William en los últimos años y ahora es un completo desastre, no puedo entregarle el bufete de abogados sólo porque sí, quiero que aprenda a valorar a sus empleados y el esfuerzo que nuestro padre puso para hacer crecer la empresa.

—¿Tú qué sabes del esfuerzo que Eugene implementó en su bufete?

—Mi madre me lo contó y aunque nunca pude tratar con él, pienso cumplir su voluntad y borrar de mi memoria la decepción que vi en su semblante en su último video. Él quería lo mejor para sus hijos y yo ayudaré a que William y Felicity encuentren su mejor versión.

—Te sugiero que te mantengas al margen de mis hermanos, Hope.

También eran sus hermanos y ahora estaban a su cargo.

—¿Para qué?, ¿para que los sigas malcriando y hagas de William un inútil sin futuro? No lo creo.

—Ellos no son problema tuyo.

—Te equivocas —espetó con rudeza y dio un paso hacia atrás al notarlo tan cerca—. Ahora más que nunca son problema mío y gracias a tu irresponsabilidad hay mucho que trabajar en ellos.

Déjame Sentirte 2 *Almas perdidas*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora