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Ella le tenía miedo a la oscuridad y no era para menos, Hope había vivido alrededor de doce años rodeada de ella y ahora seguramente le costaba mucho apartarse de la luz. Hizo bien en quedarse a dormir en su departamento, al parecer ella había salido a un pub con la principal intención de olvidar el hecho de que estaba sola en un lugar completamente desconocido.

A veces se preguntaba si el idiota de Owen era capaz de hacer algo que no le generara tanto enojo, ¿qué tipo de novio dejaba a su enamorada abandonada?

Aunque... ciertamente le gustaba mucho la idea de saberla más libre y sin ese idiota. Con el pelinegro en Londres habría sido muy difícil para él acercarse a Hope.

—No puedo creer que te hayas salido con la tuya —comentó Samuel, negando con la cabeza mientras le entregaba la tarjeta que le dio para que pagara la cuenta la noche anterior—. Cuando me dijiste que detuviera el ascensor, nunca me imaginé que tu objetivo era deshacerte del novio de Hope.

En realidad, su intención nunca fue revelar el secreto de Hope ante Owen; no obstante, después de tenerla entre sus brazos y ver como corría a los de otro hombre que seguramente sabría cómo hacerle muy bien el amor, simplemente no pudo controlarse.

—Sólo quería hablar con ella y las cosas se dieron de otra manera.

Su amigo lo miró con recelo y se sentó frente a él.

—¿Y qué sucedió ayer?, ¿la dejaste en el departamento y ya?

—Me quedé a dormir con ella.

Los ojos del castaño se abrieron con sorpresa y Cedric negó con la cabeza.

—Dormí en la sala.

—Había dos cuartos.

—No quiero invadir su espacio.

—Entonces no te quedes a dormir en su departamento.

Él no entendía nada, para Hope todo esto era muy nuevo y después de haber dependido de la ayuda de las personas durante doce años era normal que se sintiera muy nerviosa estando totalmente sola en un lugar nuevo.

—Ni siquiera nos vimos en la mañana, sólo le dejé el desayuno preparado y una nota.

Porque en el fondo Hope tenía razón y ninguno de los dos debía olvidar a sus parejas actuales.

—Estás jugando con fuego, Cedric, ustedes no son marido y mujer y dormir bajo el mismo techo y prepararse el desayuno no es algo muy saludable.

—Sólo quiero protegerla.

—Creo que Hope sabe cuidarse sola. —Alborotó su cabellera, angustiado—. No te digo que no trates con ella, es una mujer agradable, divertida y hermosa, pero deja de sentirte su dueño, porque no es así. Ella tiene un novio con quien seguramente ahora está peleada y sólo es cuestión de tiempo para que se reconcilien y el idiota regrese.

—No lo hará, ayer confirmé que sí subió a su vuelo.

—Puede volver.

Sonrió con sorna.

—Ese idiota no tiene donde caerse muerto, no entiendo cómo Hope pudo fijarse en alguien así. Ella es demasiada mujer para ese niñato inmaduro.

Samuel ladeó el rostro, claramente apoyando su punto, pero luego lo miró con seriedad y mantuvo un semblante duro y distante.

—Ten mucho cuidado, he visto como la miras y no me gustaría que hagas algo de lo que puedas arrepentirte. No quieres dejar a Sophia, pero no puedes mantenerlas a ambas, así que elige ahora antes de que las cosas empeoren.

Déjame Sentirte 2 *Almas perdidas*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora