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Londres, Inglaterra.

Hope abrió la boca para recibir el pedazo de pizza que Cedric le ofrecía y dio un mordisco sin dudarlo cuando la tuvo a su alcance, riendo por lo alto al ver que él no logró retirarla a tiempo y ahora el queso se estiraba de su boca hasta la mano masculina.

—Espera —pidió, recuperando el pedazo y le dio otro mordisco—. Sabe tan bien —musitó con deleite y le dio un largo sorbo a su gaseosa.

—¿Qué?, ¿hacer el amor conmigo todos los días o la pizza? —inquirió con coquetería y ella se dio unos toquecitos en el mentón, pensativa.

—Ambos son adictivos —reconoció con diversión—. ¡Cedric! —chilló cuando la rodeó por la cintura y la sentó en su regazo—. Esto de hacerte el amor, comer en la cama y quedarme contigo me está gustando más de lo que debería —confesó, rozando sus narices con ternura, y él asintió.

—Dímelo a mí, a veces no veo la hora de que salgas del trabajo para poder vernos.

—Esta semana ha pasado muy rápido —admitió con pesar, consciente de que cada vez tenían menos tiempo—. Al menos Ginger aligeró un poco mi trabajo y eso me permite verte más tiempo.

Jamás se imaginó que la pasante que trabajaría con ella sería la mejor amiga de su hermana, en un principio se había sentido bastante nerviosa de que ella dijera algo al respecto, pero todo indicaba que Ginger era demasiado discreta y ajena a todo lo que ocurría a su alrededor.

No podía garantizar si eso era algo bueno o malo, ser tan indiferente con las personas podría jugarle una mala pasada en el futuro.

—¿Por qué no me muestras los avances?

Hope sonrió traviesamente y rompiendo el abrazo caminó por la habitación, llevando puesta únicamente la camisa de Cedric, y sacó la tableta de su bolso. Ese día habían estado tan desesperados por llegar al departamento que él arrendó para sus encuentros que ni siquiera habían planificado una cita, por lo que Hope seguía con todo su material de trabajo.

—Después de que aprobaron a Luxy y el fondo de todo el videojuego, empezamos a trabajar en los personajes, todavía nos faltan cuatro, pero tengo la certeza que estarán listos antes del jueves para la reunión del viernes.

Cedric observó sus ilustraciones con asombro y después de varios minutos en los que se ensimismó en todo su trabajo, la buscó con la mirada.

—¿Cómo empezaste a ilustrar? —curioseó y ella esbozó la mejor de sus sonrisas.

—En un principio me costó mucho retomar el manejo del lápiz, pero con el tiempo se hizo mucho más fácil y cuando mi mamá me regaló la tableta de ilustraciones decidí pasar mis diseños en ella. Me costó mucho, tuve que ver muchos tutoriales, pero en ese momento supe que me encantaba y quería dedicarme a esto.

—Gena te ayudó mucho, ¿verdad?

Se sintió algo intimidada ante la mención de su madre, la última vez que hablaron de ella las cosas no terminaron bien. Como si hubiera leído sus pensamientos, Cedric acunó su rostro y dejó un casto beso en sus labios.

—No soy el mismo hombre de antes, conmigo puedes hablar de todo lo que tú quieras, mi amor.

—Gracias a ella pude recuperar la vista —soltó con un hilo de voz y los ojos se le llenaron de lágrimas.

—¿Por qué ella no estaba al tanto de que tu ceguera tenía cura?

—¿Recuerdas que mi historial médico desapareció cuando quisimos retomar mi caso? —Él asintió y Hope tiritó en su lugar, agradeciendo que entrelazara sus manos—. Alguien se encargó de pagar una fuerte suma de dinero para que mi doctor mintiera y mis padres perdieran la esperanza.

Déjame Sentirte 2 *Almas perdidas*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora