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Ya han pasado las dos semanas, y creeme que no fueron buenas; Tuve que cuidar igual a los niños, por que Esteban iba a clases y Martha iba de compras con papá.
Así que hoy me levante para ir al trabajo.
Me coloco unos pantalones negros con un polerón negro.
Bajo las escaleras, y no desayuno nada. Solo voy al trabajo, aun que me cuesta caminar un poco, Lidia igual me pasa a buscar, así que la veo llegar en su auto negro de marca que no se que pero parece caro.
—¡Mueve ese culo de colombiana! - Yo rodeo los ojos, siempre me decía eso, y eso que no soy colombiana, ¡Soy chilena!
Subo al lado de ella y me mira.
—Aun teniendo un hijo, y sigues como si nunca lo hubieras tenido, ¿Te crecieron estrías? O, usaste la crema que te di.
Comienza a conducir.
—Solo tengo las de siempre, No me crecieron.
Desde que tenías 11 años tuve una pubertad acelerada, Me llego la menstruación y me comenzaron a crecer estrías en los pechos, los muslos y en las caderas.
—Mhmmmm.
—Oye —Me mira, aun conduciendo— Mira hacía adelante—.Lo hace— ¿Que hicieron tu y Esteban ese día?
Abre los ojos y se sonroja.
—Mhm Es que... Mhmm El.... ¡NOS BESAMOS!, ¡Maldita lengua que se me traba!
Yo abro los ojos como platos.
—¡POR LA MADRE DE LAS BARBARIDADES MÁS GRANDES!.
Ella me mira con el ceño fruncido.
—¿Eh?
—Desde que empecé a reflexionar que mi vida es aburrida, decidí inventar eso—. Le guiño un ojo, ella se estaciona.
—Solo... No te mueras si lo ves.
Yo arqueó una ceja, ¿Que no qué? Bajo del auto.
Entro y saco mi delantal, salgo de la puerta y me saluda Estefanía.
—¡Hola! ¿Como va lo de tu pie?.
Yo me abrochó la parte de atrás del delantal.
—Bien, ya se me pasó por completo.
Le sonrió
—¿Y Adriél, como está?
—Adriel esta muy bien.
Me acercó a Lidia y le susurró en el oído.
—Por favor, podrías quedarte tú unas semanas con Adriél, ya sabes , el otro día llegue a casa y tenía una mano marcada en su piernita.
Ella abre los ojos
—Claro que sí - Me susurra - En eso no tengo molestia, el es un amor.
Yo le sonrío, me volteo por que escucho una campana, nuevo cliente. Pero no.

Entra un chico de unos 20 años, mi mente capta todo muy rápido: Ojos azules con forma ovalada, cejas con espesor medio, nariz delgada en longitud media, labios con grosor medio, cara con forma ovalada, cabello azabache, y se dirige hacia mi.

—Hola - Joder, su voz es muy ronca como para su edad - ¿Tienes el pan y la leche?
—Ehh - Me aclaró la garganta - Sí. Espere un momento.
Entro a la puerta con un cartel (Solo personal autorizado) y saco una bolsa de... ¿Un metro y medio? Con pan, y dos cajas de leche.
Las tomo y salgo.
Se las tiendo, el las toma con facilidad.
—No te conozco, ¿Eres nueva?.
Okey....
—Yo no te conozco a ti, ¿Tu eres nuevo?.
El me mira de pies a cabeza y me dedica una sonrisa, que seguro que a otra chica, le debilita las piernas, aun que a mi también...
—Mhmm, Llegue hace dos semanas, ahora tú.
—Yo llevo acá un año, y las dos semanas en las que no me viste fue por que se me esguinzo el tobillo.
El asiente.
—Bien, ¿Quien me acompaña hoy? - ah sí, una o dos chicas deben acompañar a un repartidor de pan -
—¡Yo! - Gritan Estefanía y Catalina.
Yo no grito, por su puesto.
Así que la campana vuelve a sonar y dejo que el elija, una nueva clienta.
—Quiero pancito, hola Lorraine, Estas preciosa mi niña, De seguro tienes muchos pretendientes. - Yo sonrío.
—Gracias señora Bernardita, Y si los tengo, son secretos, nunca me dicen - Le sigo el juego, ella sonríe y se voltea a sacar pan.
—¿Tú no vienes conmigo, Lorraine? - me dice el chico.
—Estoy atendiendo a una señora, así que la respuesta es no, ve con las otras, tienes más opciones. - El sonríe
—Estefania y catalina - elige él Y se van.
—Por ahí - Me dice la señora Bernardita, dejando el pan para que se lo pese.
—Serian... 1.000 justitos - Le sonrió, ella saca 1.000 de su monedero y me lo entrega.
—Gracias, Lorraine.
—Gracias a usted.
Y se va, me volteó hacía Lidia, que parece estar en el mundo de los pensamientos.
—¿Que piensas?
Ella sonríe y me mira.
—En que de seguro quieres saber el nombre de ese chico.
Escucho unos (uhhh) de las otras chicas : Mary y carmen.
—No - Yo Fruncí el ceño
—Mhmm, se llama Eric.

—ah, ¿Y ya tiene su barquito? Oh a su perro max, o a Grimsby.

Ella arquea una ceja y niega con la cabeza.
—Dios, que chica tan difícil esta.
—De seguro es el príncipe Eric - Dice Mary.
Escucho que abren la puerta de ( Solo personal autorizado ) Don Alejandro, el dueño.
— hola chicas, Vine para informarles, que una de ustedes va a tener hacer turno de noche solo por hoy.
—¿Y eso te sube el sueldo?— le pregunto inmediatamente.
—Si, ya no serían 300.000 serían 600.000
—Yo - le digo rápidamente.
—Yo también - Dice Carmen.
— Lamentablemente, Carmen, Eric ya ocupo tu puesto, así que serían, Eric y Lorraine. Pero a Eric solo de noche, les recuerdo que el es repartidor.
Y se va. Oh mierda, no quiero que sea de noche...o si...

7:49 y ya todas las chicas se estan yendo, cada una me desea buena noche con Eric, joder.
—¿Estas segura? - me dice Lidia.
—Sep, segurita.
Ella asiente.
—Soporta sus tentaciones, Ariel.
Yo rodeó los ojos, y veo como se va, Veo la hora, 7:57, mhmm, estoy tan aburrida que llamo a mi tía Sylvia, la hija de mi abuela.
—¿Aló?
—Hola tía.
—¡Lorraine! Niña, ¿Hace cuanto no me llamás?
—Jummm, no sep, ¡Pero si la estoy llamando justo ahora!
—Bien, oye, estoy haciéndole algo a Juan Carlos —su hijo—. si me disculpas.
—No se preocupe, adiós.
—Adiós.
Y corto, se escucha la campana, Eric, mi príncipe azul.. ¡¿PERO QUE DICES?! Joder, CALLATE.
—Hola - Uuuh.
—eh.... hola.
Se ríe y se gana al lado mío.
—Lorraine, ¿Eh?
Mentón arriba, derecha, estoy muy segura que mide...
—¿Cuanto mides?
—Un metro 90 y ¿Tú?
—Un metro 51.
Me avergüenzo, pero no bajo el mentón.
El ríe. Y asiente
—Mhmm, soy Eric.
—Ya lo se.
El arquea una ceja.
—Así que estuviste preguntando por mí, ¿eh?
Yo abro los ojos.
—¡Que! ¡No! En tus sueños, Príncipe Eric
—Jejeje, En mis sueños, no, Patitas cortas - OH SI, ESO SI.
—Calla.
Le digo y me volteo, me dio hambre, y por eso suena mi estómago.
—¿Tienes hambre? Mi madre me hizo 4 panes, puedes comer.
¿Por qué es tan amable conmigo?
—Umm, bien.
El sonríe y saca un pan de su mochila, cubierto en nova.
Me lo tiende.
—Gracias.
Le doy un mordisco, humm, que rico.
—mhmm
Exclamo, el ríe, se come el pan en una cosa de segundos, cuando ve que lo estoy mirando, arquea una ceja, divertido y centro la atencion en otra cosa. ¡HOLA, PANTALONES DE ERIC! frunzo el ceño y miro la puerta.

Suena la campana y el atiende.
—hola, ¿Que necesita?
La señora bernardita.
—huuu - se acerca a mí - Es tu novio ¿ Cierto ?
El se ríe.
—¡No! El.. el trabaja acá.
Ella asiente.
—Es que por tu cabello rojo y ojos azules, combina con el, cabello negro desordenado y ojos grises.
El vuelve a reír.
—¿Que necesita?
—Que me atienda Lorraine, Lorraine, no vine a comprar, vine a informarte qué tu madre te esta buscando, por qué no encuentra a Adriél hace 15 minutos.
Y el mundo se me cae encima.
—¡¿Qué?! ¡No!
Rápidamente corro a buscarlo.
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Nota de la autora: ¿Recuerdan la canción que sale en megamente? Cuando ellos ya mataron a Metro Man y se apoderaron de la ciudad, cuando megamente viene con Minion escuchando música en un parlante o radio, y vienen los monitos esos que les gustaba morder a megamente, resuelta que cuando ellos llegan a la cosa esa, que era de metro man, ahi muchos policías ellos pasan y megamente le dice a Minion que saque la música, cuando minion va a apagar la música, esta se cambia a una.
-Chalalalala chalalalala lalalala.
¡Aaaaaaah!-.
Pues esa escucho Lorraine cuando vio a El chico de ojos azules..... A nuestro príncipe Eric.

Efímero #0 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora