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Recuerdos salados

—¡Me dijo que sí! Pero no se si podemos quedarnos en la caja, bueno, una solamente puede hacer eso, o podemos hacer los panes y pasteles, ¡O talvez podemos hasta envolver regalos! Eso me dijo mi abuelo.
Escucho la chillona voz de Lidia, a través del móvil.
—¡Genial! ¡Eso es muy bueno, Lidia!.
Ella suelta un chillido y me habla también sobre las otras ideas, y que más podemos hacer, cuando corta, yo salgo disparada del cuarto y voy hacía el de Esteban.
—¡Conseguí trabajo!— Me tiro encima de el, el comienza a reir.
-¡Genial! ¿En que trabajaras?.
-¡Panadería!.- el arquea una ceja.- Ayer vino Lidia y....
-Si lo se-. Me interrumpe - Ayer me desperté por que me estaba mirando, como una psicópata.
Yo rió con fuerza, el también ríe, Lidia tiene una pequeña obsesión con Esteban, o mejor dicho, antes tenía esa obsesión, seguimos hablando, hasta que un grito me sobresalta.
-¡Vamos de compras, con su padre, así que vean a camila!.
Y escuchamos el portazo.
Nos miramos y bajamos las escaleras.
-¡Hermanos!- dice contenta.
—¡Holis!
Le digo, y así se basa la tarde, jugando con mi hermana, a las escondidas, a un rompecabezas, y con las muñecas.
Ah, y pues claro, mis padres llegan diciendo que van a acostarse por que ya cenaron y estan muy agotados.
Así que salgo de casa a comprar pan de completo, tomo un buz y me subo, le pago al conductor y espero sentada, bajo y cuando voy llegando al negocio me encuentro a mi vecina, de la casa pasada que teníamos, una mujer delgada, de dinero, mucho para ser exacta y además, es fitness
-¡Hola, Lorraine!.
-Hola, ¿Como está?
-Yo bien -. Me observa de pies a cabeza-¡Estás muy delgada, niña!, Ven.
Me agarra de la mano y me lleva al negoció, al llegar, nos saluda la señora Bernardita.
-Quiero comprar, 10 galletas, oreo, dos chicles, dos kilos de pan, cada kilo separado por bolsas, y.... 3 chocolates.
La señora bernardita asiente y le trae las cosas, y cuando me doy cuenta no traje bolsa para pan.
- Señorita Catalina, ¿Tiene una bolsa que me preste?.
Ella me guiña un ojo, saca una bolsa de su cartera, hecha una bolsa con kilo de pan, diez galletas oreo, un chicle, y tres chocolates, cierra la bolsa y me la tiende.
-Ten, para que engordes un poco.
Yo abro los ojos.
-Pero....
-Nada de peros, sería descortés.
Ella me sonríe, yo tomo la bolsa.
-¡Muchas gracias, señorita Catalina!

Ella asiente, sonriente, y se va del negocio, en cambio, yo salgo de allí y me acerco a la parada del bus, donde una señora mayor también esta allí.
Ella me sonríe.
-Que suerte, ahora somos dos para gritar. Cualquier cosa grita, grita mucho.
Me puse a reir, pero cuando vi que ella se quedaba en silencio deje de reír, la observe y ella miro el suelo y me dice:
-Nunca supe si mi hija grito cuando se la llevaron.
Se seca una lágrima y me sonríe.
-Lo siento, es que....
Le pongo una mano en el hombro y yo le sonrío.
-No se preocupe.

A cada paso que voy dando, pienso en la reacción de Camila y Esteban, al verme llegar.
Al llegar a casa, saco la llave y introdujo una en la cerradura, justo cuando voy a doblar la llave hacía la derecha, un recuerdo viene a mí;

Tenía 14 años, recién llegando de la casa de Lidia, saque la llave de mi bolsillo y introduje una llave en la cerradura, abrí la puerta y... Me imaginaria cualquier otro escenario al llegar a casa, pero este que tenía en frente, No.
Mi padre tenía agarrado a Esteban de la camisa con la mano izquierda y con la derecha, lo estaba golpeando, y el solo tiene 11 años, reaccione rápido, cerré la puerta con el pie y al mismo tiempo me metí las llaves en mi bolsillo, corrí hacía ellos.
—¡Papá! ¡¿Que le haces?! - trate de sacar a Esteban, pero no podía- ¡PAPÁ! ¡PARA, LO VAS A MATAR!
Reuní valor y fuerzas, empuje a mi padre, por supuesto el no se lo esperaba, y tome a Esteban, corrí hacia mi cuarto, subí rápidamente las escaleras, abrí mi puerta y la cerré con seguro. Deje a Esteban en la cama y en pocos segundos escuche a mi padre subir las escaleras, y luego, golpeando mi puerta, retrocedí rápidamente y me gane al lado de Esteban, el lloraba y se tapaba un ojo, de seguro mañana ya estaría morado.
—¡Cuando no abras esta maldita puerta Lorraine, te voy a...!
—¡¿Que?! ¡¿Me vas a golpear como lo hiciste ayer?! -Tome una pausa- ¡Utiliza alguna otra forma!

Oigo como baja las escaleras, comienzo a respirar fuertemente y me sudan las manos del susto, sabia que mi papa podía llegar a hacer algo hací , pero lo que hizo esa vez... nuca la olvidare.

También recuerdo que después de eso, mi padre, o mejor dicho,
Luke, así se llamaba, llego con un hacha y hizo pedazos mi puerta, entro y me golpeo, me abofeteó, con una fuerza sorprendente, luego me tiro contra un mueble mío, (que me había comprado con mi mismo dinero) este tenía vidrios, entonces se quebraron y con un vidrio me corto el lado derecho de mi cara, accidentalmente.

Al volver al presente, ya estaba la puerta abierta, rápidamente el lado derecho de mi cara ardió en protesta, recuerdo que estuve tapando esa cicatriz por casi un año.
—¡Traje MUCHA comida!.
Grite, Esteban salió del baño y Camila dejo de ver caricaturas animadas, Esteban frunció el ceño y observo la bolsa.
—¿Desde cuando tienes tanto dinero?
Yo le guiñe un ojo.
—Es un secreto.
El sonrió.

Desperté por un golpe en mi ventana, fruncí el ceño y me levante de golpe, me acerque a mi ventana, para ver a, el chico que me dejo embarazada, con su cabello rubio y ojos azules resaltando a la luz de la luna,  abrí los ojos como platos y abrí la ventana.
—¿Que haces tú aquí?.
El sonrió.
—Me contó un pajarito, que quedaste embarazada.
Ganas no me faltaron de tirarme de la ventana hacía el y golpearlo con ganas.
—Si...todo fue por tu culpa.
El bufó.
—¿Yo, o tú? —rodee los ojos—. Le pagare solo la escuela, nada más.
Y luego se fue.
¿Escuela? ¿Es enserio? oh, dios..
Me llega un mensaje de texto, es Lidia, lo veo desde la previsualización, enciendo mi móvil y observo el mensaje:
«Mañana, comenzamos a trabajar, duerme bien»
«¿¡MAÑANA!? Joder, me voy a dormir »
Le conteste.

Efímero #0 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora