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—¡AHHHHHHHHHHHH!
Grita Lidia, me viene a abrazar, pero Eric se le adelanta, me besa los labios y apoya su frente con la mía.
—Te amo, pronto tendremos a una mini Ariel.
Le sonrío.
—O un mini príncipe Eric.
Me vuelve a besar los labios lentamente, tan delicadamente... Que siento que  sabe a despedida, vuelve a apoyar su frente con la mía.
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por darme lo que más quiero.
Le sonrío.
—Aun falta contarle a: Adriel, mi abuela, Mi tía, tu tía, Héctor, tu abuela, la señora Rosa, y el señor Eric.
Me vuelve a besar los labios, antes de irse por las llaves.
—Pues vamos ahora.
Me guiña un ojo y yo me levanto de un salto.
—¿A... Ahora?
Asiente sonriendo.
—Solo saca una prueba y....
—Listo, está seca.
Me la entrega Lidia, y yo vuelvo a mirar la prueba, esbozo una sonrisa y luego le doy un abrazo.
—Gracias, por comprar todas las pruebas y estar siempre para mí.
Ella se separa, tomandome de los brazos.
—Creeme, valió la pena.
Le sonrío y salgo de la casa, con la prueba en mi mano.
Subo en el asiento de copiloto y miro a Eric, juro nunca antes haberlo visto tan feliz.
Ibamos tan bien, de camino a la casa de sus padres, hasta que mi estómago aclama un limón.
Me remuevo en el asiento, pero no se me quita el pensamiento.
—¿Estás bien?
Lo miro y niego, pero luego pienso ¿Para que mentirle?, Si después de todo, es el padre de mi hijo o hija.
Asiento.
—Tengo ganas de comerme un limón, muchos limones, incluso, ¿Cómo sería comer limón con chocolate?
El se ríe a carcajadas y apunta con el dedo índice algo.
—Alli me bajare, te comprare dos bolsas.
Eso me hace sonreír, entonces, me inclino en el asiento y le beso los labios.
Me mira estupefacto, pero luego sonríe y mira al frente,
Se detiene al lado de la tienda o negocio y baja, lo espero, repiqueteando los dedos en mis rodillas, cuando lo veo salir, llega con 4 bolsas llenas de limones, se sienta y me las deja a los pies, sonriendo.
—Me dijiste que serían dos.
El frunce el ceño, sonriendo.
—No se.... Talvez mi cerebro me hizo multiplicar; 2x2.
Me guiña un ojo y conduce, observo los limones y saco uno.
—¿Y de donde aprendiste esa cosa?
El sonríe, mirando al frente, mientras yo muerdo levemente el limón y comienzo a sacarle la cascara con la mano.
—No se si te guste la respuesta, pero...—Vuelve a reir, me mira por unos segundos, antes de volver a ver adelante—. Tenía una profesora, se llamaba Madeleine, tenía un gran... Culaso, era culombiana, yo se que sí, pero resulta que me concentraba más en eso que las clases, me encantaba que ella me castigara, por que me sentaba a su lado.
Mira mi expresión, y me doy cuenta que desde que dijo "gran" deje de quitarle la cascara al limón.
—Ey, no te enojes, llegaste tú y se me olvidó todo.
Asiento y sigo quitando la cascara, se forma un silencio incómodo, el cuál el reemplaza poniendo música, un ritmo suave comienza a sonar.
—Se llama "electric love"
Comienza a tararear, observo un pino grande, lo que indica que ya llegamos a la casa de sus padres.
La casa de al lado de ellos, tiene  un pino muy grande, diría que tiene muchos años.
Me bajo del furgón, mordiendo el limón.

Eric me da la mano y me besa los labios cuando termine de masticar, se aleja con el ceño fruncido y los ojos apretados.

—Dios, y tú ni siquiera haces un gesto comiendo eso.
Le sonrío y doy otro mordisco.
Entramos a la casa, mis nervios aumentan, haciendo que me coma más rápido el limón, el abre el portón con una sola mano y luego la cierra, caminamos, hasta llegar a la puerta, golpeo dos veces, luego otra y Héctor abre, me sonríe y a mí primero me da un abrazo, levantándome del suelo.
—¿Que salio? ¿Positivo? ¿Negativo?
Me susurra y cuando me baja le sonrío.
—Preguntale a tu hermano.
Eric arquea una ceja y Héctor levanta las manos.
—Fui el primero en enterarme, hermanito.
Rueda los ojos y pasa por su lado, la señora Rosa está sentada, al lado de el señor Eric, los saludamos y nos sentamos al frente de ellos.
—Necesitamos decirles algo...
Digo lentamente, me Eric me interrumpe;
—Van a tener su primer nieto.
La expresión de todos es estupefacta, mis nervios aumentan y opto por morderme una uña, Héctor es el primero en reaccionar.
—¡Sii! ¡Voy a tener un sobrino y me va a llamar tito!
—¡Shh!
Lo calla el señor Eric, este se levanta y me abraza.
Quedo sorprendida, antes de devolverle el abrazo.
—Porfin.
Murmura y me suelta, me sonríe, luego, La señora Rosa me abraza, me asusto cuando oigo dos sorbeteos.
—Gracias, muchas gracias, ahora —Se separa de mí, sonriéndome—. Iremos al negocio y te comprare toda la tienda si es necesario.
—No, yo haré eso.
Le interrumpe Héctor, ahora abrazándome, señora Rosa va a reclamar, pero Héctor me lleva corriendo hacia afuera.
—¡Imbécil! ¡No la hagas correr!
Le grita Eric desde la casa, Héctor camina, va a abrir el portón, pero alguien me toma de la cintura, pegandome a él.
—Voy con ustedes.
Dice Eric y Héctor asiente.

Y así me fui de la mano con Eric, y con Héctor enganchado a mí brazo izquierdo, también de vuelta, con dos bolzas llenas de chocolates, claro, ya me había comido uno.
—Dios, cuanto comen.
Dijo Héctor, observando como mordía el chocolate.
—Gracias por comprarme esto.
Le sonrío y el me sonríe.
—Un placer, Lorraine.
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¡Holi! ¿Como están? Yo bien, muy bien, e incluso muy feliz.
Espero ustedes esten bien.

A.A.G

Efímero #0 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora