Capítulo XVIII

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La mañana de la boda, Tyrion se levantó temprano y después de arreglarse lo mejor que pudo, ayudado de uno de los criados del castillo, salió de su habitación. Tenía que hacer una visita antes de la ceremonia.

A pesar de que era una boda íntima, se notaba que todo el mundo estaba de celebración, aunque no dejasen de preocuparse de realizar sus tareas diarias.

Tyrion se fijó en que habían retirado la nieve, justo del camino que llevaría a la novia hasta el bosque de los dioses. Hasta el arciano, delante del que se casarían. Mientras sus pasos le llevaban a su destino, no puedo evitar sentir algo de envidia. Era la primera vez que asistía a una boda donde los dos novios se amaban de verdad...

Esquivando criados y mozos de cuadra llegó a la habitación del novio. Llamó a la puerta, y sin esperar contestación, entró

Un Sandor sorprendido y a medio vestir se giró molesto.

- ¿Qué demonios haces aquí, enano?- le gritó muy alterado al verlo.

Tyrion no hizo no caso. Se limitó a acercase a una mesita situada en el centro de la estancia y a servirse un poco de agua. Era pronto para empezar con el vino.

Sandor se puso una camisa blanca rápidamente.

Tyrion lo observó divertido.

- Ahora que vas a ser el marido de una reina... deberías mejorar un poco tus modales ¿no crees? ... .- le indicó con suficiencia-... y por cierto, no hace falta que te tapes por mí... No me ofende lo más mínimo ver a un hombre sin ropa, y desde luego no eres mi tipo...

Sandor cerró los ojos contando hasta diez. Tyrion era un invitado importante y no debía de matarlo antes de casarse... no sería correcto en un día tan señalado, aunque, no le faltaban razones para ello.

- No lo hago por eso... Mi cuerpo no es agradable de ver...-se miró al espejo-... Nada es mí es agradable de ver...- siguió diciendo resignado. Se había arreglado la barba y había intentado, por una vez en su vida, peinarse ligeramente para que la espantosa cicatriz de su rostro no se viese demasiado.

Se apartó del espejo y se dejó caer en la cama. Empezó a ponerse las botas.

- ¿Qué quieres de mí?-le preguntó a Tyrion sin mirarlo.- No tienes ningún otro sitio al que ir a molestar...

Éste se aclaró la garganta antes de hablar.

- Quería comentarte una serie de cosas de parte de Rey Bran y mías... bueno más bien mías...- lo siguió observando con detenimiento-...pero creo que debo de decirte algo antes...

Dejó la copa con el agua encima de la mesa y cogió la jarra de vino... por mucho que se empeñase todo lo llevaba a él. Sirvió en dos copas y acercándose le dio una Sandor. Este dejó la bota que tenía en la mano y la cogió. Se la bebió de un solo trago. Se notaba a la legua que estaba nervioso.

Tyrion volvió a sentarse otra vez en la silla donde había estado sentado antes, lo más alejado posible de un arrebato inesperado de cólera por parte de Sandor.

- Consuélate pensando que estás lo más limpio que has estado en toda tu vida...- bebió un trago despacio-. Somos lo que somos Clegane y eso nada lo podrá cambiar... y a pesar de que yo soy mucho más guapo que tú y que tuve mi oportunidad.- Sandor lo miró con cara de pocos amigos al oírle decir eso-. ... tú te has llevado el premio gordo...

Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos. Era un tema delicado para Sandor. A poca gente había odiado tanto como a Tyrion el día que le dijeron que se había casado con Sansa. Se aclaró la garganta y le preguntó:

Heridas (Sansa y Sandor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora