Capitulo IX

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Capitulo IX

Vio por la pequeña ventana del camarote, la media luna blanca que iluminaba, con su mortecina luz invernal, directamente la cama donde se encontraban.

Notaba la respiración suave de Sandor detrás de ella y el roce de su barba en su cuello. Sus manos se cruzaban en su cintura y las de ella se unían a las de él.

Estaban desnudos, tapados con abundantes mantas en la cama de Sandor. Apenas unos minutos antes, habían dado rienda suelta a sus instintos más primarios y se habían buscado, con desesperación, el uno al otro hasta quedar saciados.

A Sansa, el sentirlo así, agarrándola con fuerza, le daba seguridad por primera vez en mucho tiempo. Posiblemente, desde que era una niña tonta en Invernalia, solo preocupada por encontrar a su príncipe azul...y sin ser consciente de todo el dolor que tendría que vivir.

Cerró los ojos pensando en lo que acababa de ocurrir en esa habitación, y sonrió.

Cuando llegó a su camarote no pudo parar de dar vueltas de un lado a otro. No quería que él pensase eso de ella...No...no podía dejar las cosas así...

De repente, y sin saber por qué, se dio cuenta de que solo tenía una opción... Ir a él, y demostrárselo... Desnudar su cuerpo y su alma ante él... pero nunca pudo imaginar lo que le ocurría... Sentirse tan... tan arrebatadoramente sensual cuando él la besó, la abrazó, y levantó llevándola hasta esa pared de madera que ahora miraba fijamente... y todo lo que había llegado sentido dentro de ella, cuando pocos minutos antes, estaba segura de estar muerta por dentro.

Una lágrima cayó por su mejilla... y luego le siguió otra... y otra... Una profunda tristeza se apoderó de ella. Eso era lo que tenía que haber sido su vida... Su vida con el hombre con la quisiese, y la quisiese a ella, en vez, de sufrir a manos de Joffrey y a manos de Ramsay...

Empezó a temblar...

Sandor la agarró rápidamente de los hombros y la tumbó boca arriba en la cama. Vio las lágrimas en su cara y su expresión.

- ¡Pajarito! ¡Pajarito!.- la llamó, incorporándose ligeramente y cogiendo su rostro de alabastro entre sus manos-... ¡Sansa! ¿Qué te ocurre?... ¿Te he hecho daño?... Dímelo... por favor...

Sansa fijó sus húmedos ojos en él y vio el miedo en ellos. Se abrazó enseguida a él, escondiéndose de su tristeza en su formidable pecho. Permanecieron sentados en la cama, desnudos, rodeados de manta, sin separarse ni un milímetro el uno del otro, hasta que Sansa dejó de temblar, mientras Sandor no dejaba de acariciar su larga mata de pelo rojo fuego.

- Ha sido todo tan horrible, tan cruel, desde el día que salí de Invernalia...- le empezó a decir ella, intentando dejar de llorar, sin levantar la cabeza de su pecho.-... Esto, lo que acabamos de hacer es lo que tenía que haber sido... no todo aquello... Hombres crueles que se divertían haciéndome sufrir...

Sandor cerró los ojos oyendo la voz de Sansa llena de dolor. No quiso interrumpirla y se limitó a abrazarla con más fuerza.

- ... hasta Meñique, que a su endemoniada manera, fue el que más me humilló...Fue él que se aprovechó constantemente de mí... y él que quiso convertirme en su juguete...Sé que tarde o temprano me habría obligado a convertirme en su esposa... quedándose conmigo y con todo el beneficio que eso podría aportarle...

- Pero demostrarte ser mucho más lista que él...-le dijo Sandor hablándole despacio el oido.

Sansa sonrió levemente, levantó la cabeza y lo miró fijamente a los ojos...

- Yo no era así... no me alegró de haber sido capaz de ordenar que matasen a un hombre. Ni tampoco de hacer que los perros de Ramsay se lo comiesen... .- el llanto amenazó con volver, pero Sansa respiró hondo y logró evitar que lo hiciese. Se pasó la lengua por los labios y siguió hablando-.. Sandor... yo solo quería ser feliz... he visto tanta muerte... y siento que me he perdido tanto en mi vida...- Pasó una de sus manos por el rostro quemado de Sandor-... Lo que acaba de pasar es...- movió la cabeza de un lado a otro-... ha sido...

Heridas (Sansa y Sandor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora