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- La conc*a de mi hermana.- insultaba en sus adentros Argentina.

Ya era el momento. El día que estaban esperando todos los amigos de ambos latinos. El dia que cambiaria la vida de algunos.

El dia que nacería el hijo de Chile y Argentina.

El bicolor, padre de 23 provincias, archipiélagos, y a punto de una hermosa y futura isla, caminaba nervioso por los pasillos del hospital. Se podía notar a simple vista que le inquietaba la situación. Claro, estaba preocupado por el bebé que estaba en proceso de nacimiento, pero también le preocupaba el que estaba dando a luz, ésto hacía que sus pensamientos se mezclen y su cabeza sea un desastre. En general, nervioso del momento en si...

《Ay boludo... Chile está bien. No le va a pasar nada. No va a pasar nada... para algo le dieron las vitaminas》- Argentina quedó un momento en silencio, mirando el piso, acomodando sus pensamientos.- 《Todo va a salir bien》- continuó

Por otro lado, se encontraban los que estaban más que interesados en ver al recién nacido. Todos se hayaban alrededor de una de las sillas en la sala de espera, la cual sostenía un bolso gigante llena de cositas para el bebé y para Chile. Cada uno sacaba ropita y deliberaba cuál debería usar el bebé en su primer día de vida.

También estaban los que traían regalos para el niño. Bolsas con ropa, frasadas para bebé, zapatitos, peluches, mamaderas, chupetes, entre otras cosas que llenaban la sala de espera.

- No cabrón, usará éste.

- Naguará. Me gusta más éste, chamo.- Venezuela saca la ropita que él mismo compró.

Todos comenzaron a hablar uno sobre el otro, haciendo que se vuelva un desastre la conversación. Nadie podía decidirse en la ropita que podría llegar a usar el niño. Que si no era un pantalón con una remerita, era un enterizo color verde pastel. Sino, un pijamita con autitos, u otro enterizo con gorrito...

- No Chabon. Hay que preguntarle a Argentina.- Ordenó Uruguay.

Automáticamente todos se avalanzaron hacia el futuro padre con prendas en las manos, hablando sin escuchar al resto y empujadondose unos a otros. Todo era un maldito caos.

- ¡Eu! ¡Basta, están en un hospital, mierda! - Frenó a todos el bicolor.- ¿Que pasa?

Guió su mirada a las manos de sus amigos. Todas con ropa de bebé que él mismo guardó con cuidado en el bolso.

Nunca nadie le había pedido permiso para abrir ese bolso y sacar lo que sea de allí dentro.

《¿Tantos monos invité wacho?》

Pensó, arrepentido de sus antiguas acciones.

- No sabemos que ropa debería usar tu bebé.- Explicó Perú secamente.

Argentina lo miró confundido, dudando de si deberia decir lo que le pasaba por la cabeza o cerrar la boca:

《¿Y éste? ¿De donde conc*a salió? Pibe, que cara de culo que tenes, no entiendo para que poronga venís si tampoco te invité. Te voy a dar vuelta el "napo" si no cambias la cara, lpqtp.》

- Esto... Luego lo vemos, Perú. - Titubeó indeciso para luego mirar al resto.- Vayan a guardar eso.

El argentino no dijo más nada y siguió pensando en lo que podría estar pasando en la sala de parto.

- Ehh... - Venezuela lo miró confundido.-¿Okay?

Todos los latinos hicieron caso sumiso a Argentina. Callados caminaron hasta las sillas y se sentaron, ocupando todos los lugares.

Salvo Rusia, quien todo el tiempo se había quedado expectante a toda situación ocurrente, ésta vez se quedó junto a su pareja.

- Hey, ¿te encuentras bien?

Arge levantó la mirada.

Suspiró.

- да.- Respondió sin pensarlo.

.....

- Emmm, ¿El señor Argentina? - Llamó una enfermera observando una planilla con datos.

Al sureño casi se le sale el corazón cuando la chica terminó por decir su nombre. Automáticamente se levantó de la silla, siendo seguido por los otros veinte países y provincias que lo acompañaban.

Quien era llamado, frunció el entrecejo por el acto de sus amigos.

- Soy yo.- Levantó su mano para ser visto.

- Puede pasar para ver al niño y al padre.- Informó amable.

La chica le dio paso hacia la sala, dando a entender que podía pasar tranquilo.

- ¿Yo puedo pasar? Soy el tío.- Rió dudoso Uruguay

La enfermera lo pensó unos segundos hasta que le dio el okay.

El resiente padre y tío entraron en silencio, pero con los nervios que los carcomian por dentro, también siendo seguidos con la mirada por los otros países.

Cuando los dos hermanos entraron a la sala, todos los restantes empezaron a celebrar porque ya eran "tios" nuevamente. Tiraban los miles de globos que habían comprado al aire, tratando de que no exploten por el hecho de estar en un hospital. Se abrazaban entre todos, se pegaban de forma amigable, reían, algunos empezaban a pelear otra vez por la ropa que debería usar la bendi.

¡Todo era felicidad!

Algunos de ellos, que eran los más cercanos a Argentina y Chile, hacían lo que podían para que los dejen entrar a la sala y ver al niño. Querían verlo. Necesitaban verlo.

- Te doy mi sándwich de jamón a cambio de que me dejes entrar.-Ofreció México.

- No.- La enfermera rió.

- Okay, Okay. Te doy... Mi sándwich de pollo a cambio de que me dejes entrar.

- No. El niño y el padre deben descansar.

México bufó.

- Te doy mi sándwich de jamón a cambio de que me dejes entrar.

- No.

- ¡CHINGA TU MADRE, DÉJAME ENTRAR!

En eso, Venezuela llegó a interrumpir al mexicano para llevárselo y que dejara de molestar a la pobre enfermera.

El Tricolor con estrellitas, cuando lo alejó lo suficiente, miró por sobre su hombro para asegurarse que la chica no escuchaba.

- ¿Que pasa we?

- Argentina nos está llamando para que veamos al niño. Hay que tratar de no hacer mucho escándalo.

Éstos se acoplaron a los demás países y observaron el celular de Ecuador.

En él, se veía a Chile con el bebé en brazos, dormido.

- No griten boludo.-Se escuchó por el celular.

Argentina enfocó al pequeño para que sus amigos pudieron verlo mejor.

Los latinos se amontonaron más para verlo, notando al instante algo raro:

Su bandera no era como esperaban. No se parecía en lo absoluto a Argentina, pero si a Chile. Bastante. Nadie tenía ni siquiera una idea cercana a como realmente eran los colores del niño. Aún así, nadie quiso preguntar.

En medio de la grabación, Uruguay se metió entre la cámara y el niño, molestando al resto.

- ¿O no que no se parece a Argentina?- preguntó divertido el uruguayo para los que estaban en la sala de espera.

Todos quedaron callados.

Argentina chasqueó la lengua y lo sacó del vídeo con un manotazo en la cara.

.....

Hola! ¿Se acordaban de ésta historia?

Yo no jaja

"Mal Ahí"- RusargDonde viven las historias. Descúbrelo ahora