Capítulo VI: Escape

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-Akira-

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-Akira-

Miedo, en el fondo tenía mucho miedo. Aquellas personas tenían muchas heridas en la cara, estaba aterrada y las piernas me temblaban demasiado. Akamaru temblaba en mis brazos, lo iba a proteger, era mi mejor amigo, mi mascota, lo único que me quedaba de papá y mamá.

Según la señorita Sakura, faltaban poco menos de cinco minutos para salir, tan solo... Tan solo debíamos prepararnos mentalmente para nuestro encuentro con aquellos "Zombis". Yo estaba sentada en el asiento del copiloto junto a Dante y su hermanita.

Sakura iba a estar en el techo para disparar y los demás irían detrás con las mochilas colgadas. Naruto iba a conducir y sería el penúltimo en salir del coche. Tenía miedo, no se como podré salir sin tener muchos nervios, por eso temía.

No iba a soltar a Akamaru, me sacrificaría con por él en todo caso. Aún recuerdo el día en el que papá me lo regaló, es borroso ese recuerdo, tenía tres años por aquel entonces. Había crecido jugando con él, era mi mejor amigo.

Escuché las voces de mis papás en el salón, estaba ansiosa, era el día de mi cumple y ya había abierto todos los regalos de mis amigos de la escuela

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Escuché las voces de mis papás en el salón, estaba ansiosa, era el día de mi cumple y ya había abierto todos los regalos de mis amigos de la escuela. Había sido un día perfecto, lo único que arruinó mi día fue cuando Kanae me pegó esos chicles en el pelo...

Caminé lentamente atravesando la cocina para llegar al comedor, estaba muy nerviosa. Sentados en el sofá estaban papá y mamá, sosteniendo una caja mediana de cartón que se movía levemente. Ambos me miraron y me sonrieron enternecidos.

Ven, acércate.-La voz de papá era muy dulce y hablaba muy bajito. Yo asentí y caminé lentamente hasta el sofá sin mirar el contenido de la caja.-Vamos, te gustará.-Con un par de pasos acabé la distancia que me separaba de mi "regalo".

Abrí mis ojos desmesuradamente al contemplar aquel peludo animal revolverse en el pequeño espacio. Sus patitas estaban encogidas, probablemente sirviendo de improvisado cojín a su panza. Estaba dormido, o eso aparentaba. Sus ojos permanecían cerrados y sus orejas caídas.

A su lado había un pequeño juguete con forma de pollo, tenía una forma muy curiosa, me causaba gracia. Con cuidado y un poco temerosa adentré mi mano en la caja. Acaricié insegura su lomo, sintiendo como removía y abría finalmente sus ojos.

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