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"Lindo." Yuta dijo mientras Miyeon cerraba la puerta de la habitación de Mark. ¿Escuchó todo eso?

Yuta sonrió cuando la expresión del rostro de Miyeon cambió, ganándose un golpe en las costillas. "Te odio."

"Lástima que no puedas deshacerte de mí." Yuta bromeó, sacando la lengua.

Miyeon negó con la cabeza. "¿Que te ha estado pasando estos días?"

Como si un interruptor se hubiera activado en la cabeza de Yuta, se detuvo de inmediato, colocando las manos en los bolsillos. "Nada, solo vámonos."

Miyeon sonrió, encontrando divertido a Yuta por sentirse avergonzado de repente. Ella deslizó su brazo por el de él, agarrándolo.

"Lo que digas, Nakamoto Yuta."

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¿Deberíamos estar haciendo esto?  Yuta pensó mientras entraban al estudio del Rey, Miyeon agarrándose con fuerza a su brazo. Se sintió nervioso cuando vio a los Davernianos mirándolos, pero a Miyeon no pareció importarle en absoluto.

Yuta pudo sentir los ojos de Jaehyun mirándolo fijamente, sus labios formando una delgada línea. La confianza de Yuta aumentó mientras le devolvía la mirada. Jaehyun miró hacia otro lado, rompiendo el contacto.

¡JA!

Rápidamente encontraron sus asientos, Miyeon se quitó la capa y la colocó sobre la mesa, Winwin hizo lo mismo con su cinturón.

"¿Por qué no juntamos la corona primero?" Sugirió el Rey.

"Buena idea, padre." Dijo Winwin, tomando el cinturón para que formara los dos marcos de corona.

"¿Cómo hago esto?" Miyeon le susurró a Yuta, refiriéndose a la joya.

"Solo usa tus poderes, como te enseñé." Yuta le dijo.

"Puedo hacerlo, si quieres." Ofreció Jaehyun, inclinándose hacia adelante.

Antes de que Yuta pudiera decirle que no, Miyeon respondió. "Gracias, pero creo que puedo hacerlo".

Yuta observó cómo el cuerpo de Miyeon emitía un brillo de color púrpura intenso y la joya se desprendía del broche de la capa.

"Increíble, ahora solo tenemos que juntar todo". Dijo el Rey, aplaudiendo.

Winwin asintió y le pasó los dos marcos de la corona a Miyeon. "Ten."

"¿Quieres que le ponga esto a uno de ellas?" Preguntó Miyeon.

"Simplemente colocala cerca, y la joya debería poder encontrar a cuál pertenece". Winwin le dijo con una pequeña sonrisa.

Miyeon asintió, siguiendo sus instrucciones. Efectivamente, la joya púrpura se sintió atraída por uno de los marcos, e inmediatamente se encendió.

En el segundo en que la joya encontró su lugar, emitió una luz púrpura brillante, cegando a los miembros de la habitación. Yuta tuvo que apartar la mirada y cubrirse los ojos, esperando a que se apagara.

Cuando finalmente lo hizo, Yuta se volvió para ver que el marco de la corona ya no era dorado, sino púrpura. ¿Qué significa eso?

Todos los demás en la habitación parecían igualmente sorprendidos excepto Winwin, quien simplemente deslizó la corona hacia Miyeon.

"Bien, es tuya." Winwin le dijo.

"¿Qué quieres decir?" Preguntó Miyeon, mirando el objeto.

"La corona te pertenece, querida."  Dijo el Rey con un profundo suspiro.  Estaba claro que estaba decepcionado, pero Yuta no lo culpó ni un poco. Si estuviera en el lugar del Rey, también se habría sentido decepcionado.